Las olas de calor serán mortales para la mayor parte de la humanidad en el año 2100

Un nuevo estudio advierte de que hasta un 75 por ciento de los habitantes del planeta podrían enfrentarse a olas de calor mortales para el año 2100, a no ser que las emisiones de carbono disminuyan.

Por Stephen Leahy
Publicado 9 nov 2017, 4:18 CET
Ola de calor en Pakistán
En esta fotografía del 4 de junio de 2017, los paquistaníes se bañan en un canal para luchar contra el calor y aliviar el tiempo extremadamente caliente durante el octavo día del Ramadán. Se han registrado máximas de 47 grados en Lahore, Pakistán.
Fotografía de Rana Sajid Hussain, Pacific Press, Lightrocket, Getty Images

Un estudio descubrió en 2017 que el 30 por ciento de la población del mundo se encuentra expuesta actualmente a un calor potencialmente mortal durante 20 días al año o más, a medida que el cambio climático expande estas temperaturas extremas como si de un incendio forestal se tratara.

Sin grandes reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero como el CO2, hasta tres de cada cuatro personas podrían morir por el calor para el año 2100. Sin embargo, incluso con reducciones, una de cada dos personas a finales de siglo probablemente tendrá que enfrentarse a al menos 20 días de calor extremo que puede resultar mortal, según el análisis publicado el pasado lunes en Nature Climate Change.

En 2021, el número de víctimas humanas que se cobraron las temperaturas de récord que sufrieron las costas de Estados Unidos y Canadá fue enorme. Al menos 80 personas fallecieron en Estados Unidos debido al calor extremo, según publicó la BBC; en la Columbia Británica, la cifra superó las 400. 

En 2022, parece que la temporada de olas de calor en el hemisferio norte se ha adelantado más de la cuenta. A mediados de mayo ya se han vivido episodios de intenso calor desde India y Pakistán hasta España.

"Las olas de calor mortales son muy comunes. No sé por qué como sociedad no estamos más preocupados por los peligros", afirma Camilo Mora, de la Universidad de Hawái en Manoa, el autor principal del estudio. "La ola de calor europea de 2003 mató a aproximadamente 70 000 personas. Eso es más de 20 veces el número de personas que murieron en los ataques del 11S".

Las olas de calor peligrosas son mucho más comunes de lo que nadie se esperaba y resultan mortales para personas en 60 partes diferentes del mundo cada año. Entre las olas de calor especialmente mortales se encuentran la de 2010 en Moscú, durante la que murieron al menos 10 000 personas y la ola de calor de Chicago en 1995, en la que fallecieron 700 personas por causas relacionadas con el calor.

Las olas de calor también se han cobrado víctimas más recientemente. En las últimas dos semanas, docenas de personas han muerto en la India y Pakistán debido a la ola de calor, con temperaturas que han alcanzado un récord de 53,5 grados Celsius. También se han producido fallecimientos relacionados con el calor en Estados Unidos este verano.

Mora y un grupo internacional de investigadores y estudiantes examinaron más de 30 000 publicaciones relevantes para encontrar datos sobre 1949 casos de estudios de ciudades o regiones en las que las bajas humanas se asociaban a las altas temperaturas. Las olas de calor letales se han documentado en la ciudad de Nueva York, Washington D.C.,  Los Ángeles, Chicago, Toronto, Londres, Pekín, Tokio, Sídney y São Paulo.

Aquellos en mayor riesgo viven en los trópicos húmedos, donde solo ligeros aumentos de las temperaturas o de la humedad pueden resultar en fallecimientos. Sin embargo, el calor puede resultar mortal incluso con temperaturas moderadas de menos de 30 grados Celsius si se combinan con un alto grado de humedad, según Mora.

El calor mata diez veces más personas en Estados Unidos que los tornados u otros fenómenos meteorológicos extremos, según Richard Keller, profesor de historia médica en la Universidad de Wisconsin-Madison.

El calor extremo nos sorprende porque esperamos que haga calor en verano, explica Keller, quien escribió un libro acerca de la ola de calor europea de 2003.

La temperatura interna ideal del cuerpo humano se encuentra entre 37 y 38 grados Celsius; si sube, es fiebre. A medida que suben las temperaturas, el cuerpo reacciona sudando para intentar enfriarse.

Si nuestra temperatura interna se acerca a los 40 grados Celsius, todos los mecanismos celulares principales empiezan a fallar. Las temperaturas corporales por encima de los 40 grados son extremadamente peligrosas y requieren atención médica inmediata.

Si la temperatura de bochorno —un índice que combina la temperatura y la humedad— alcanza los 40 grados Celsius, nuestros cuerpos comienzan a calentarse lentamente por la temperatura ambiente a no ser que tomemos medidas para refrescarnos.

En esta fotografía del 9 de agosto de 2010, la gente descansa en la plaza Manezhaya justo frente al Kremlin, en Moscú, Rusia. En 2010, la capital rusa se vio inmersa en nubes de humo tóxico procedente de incendios incontrolados y una ola de calor sofocante que mató a unas 55.000 personas en toda Rusia occidental.
Fotografía de Ivan Sekretarev, Assoiated Press

Los más jóvenes y los más ancianos, a quienes les falta recursos de manera desproporcionada y están más aislados socialmente, son los más vulnerables. La gran mayoría de los 15.000 fallecimientos relacionados con el calor en Francia durante la ola de calor de 2003 en Europa fueron de personas de 75 años o más, muchas de las cuales vivían solas, según Keller.

"La desigualdad creciente lleva a un incremento de las muertes por causa del calor extremo", explica Keller.

(Galería relacionada: Las 11 fotografías más refrescantes del verano)

El calentamiento del sur

El calor no solía ser uno de los grandes problemas de la India, Pakistán u otras partes del Sur, sin embargo, las temperaturas extremas son ahora más comunes e intensas debido al cambio climático, según Keller.

Miles de personas han fallecido en la India debido a las olas de calor en los últimos años. Otro estudio reciente publicado en Science Advances había descubierto que el número de olas de calor en la India que habían matado a más de 100 personas había incrementado 2,5 veces más entre 1960 y 2009, un aumento que probablemente se debe al cambio climático según Steven Davis, coautor del estudio y profesor de la Universidad de California, Irvine.

Pese a todo, la temperatura media de la India solo ha subido unos 0,5 grados Celsius en los últimos 50 años, un incremento leve en comparación a otras partes del mundo.

Las mediciones de temperatura en superficie muestran que la Tierra se ha calentado 1 grado Celsius desde la era preindustrial, pero este calor adicional no se encuentra distribuido de forma equitativa. La temperatura en el Ártico ha subido de media unos 2,5 grados, y en noviembre de 2016, las temperaturas llegaron a unos niveles extraordinarios de 20 grados Celsius por encima de lo normal en la mayor parte del océano Ártico, un área superior a la parte continental de Estados Unidos.

Los pequeños incrementos en temperaturas medias podrían tener un impacto importante en los países tropicales, especialmente entre las personas pobres, quienes son extremadamente vulnerables, según señala Davis.

"En Chicago, la gente puede huir del calor, pero ese no es el caso para mucha gente pobre de la India", dice.

Las mediciones de temperatura revelan que los veranos en el 92 por ciento de las ciudades estadounidenses son cada vez más cálidos desde 1970. Las ciudades en Texas y la región oeste de los Estados Unidos situada entre las Rocosas y la cordillera de las Cascadas son las más afectadas, según los datos recopilados por ClimateCentral. Estos muestran que los veranos en Milwaukee son actualmente 1,34 grados más cálidos de media, 1,6 grados más cálidos en Dallas y 2,1 grados más cálidos en Salt Lake City.

"Esto es lo que significa el cambio climático sobre el terreno»",explica Davis. Tampoco resulta sorprendente que se produzcan unas 60 olas de calor mortales cada año, añade. Las temperaturas más cálidas están obligando a las personas a dejar sus hogares y migrar.

"Nuestra actitud hacia el medio ambiente ha sido tan imprudente que nos estamos quedando sin elecciones buenas para el futuro", explica Mora, de la Universidad de Hawái.

"Para las olas de calor, nuestras opciones son o bien malas o bien horribles", añade. "Mucha gente de todo el mundo está pagando el elevado precio de las olas de calor".

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