Las ciudades emiten un 60 por ciento más de carbono de lo que se creía

Un nuevo análisis determina que los planificadores urbanos han subestimado las emisiones de gases de efecto invernadero de un factor fundamental.

Por Stephen Leahy
Publicado 7 mar 2018, 13:07 CET
Hunts Point Terminal
Cajas de frutas y verduras en el mercado de Hunts Point Terminal, en la ciudad de Nueva York, el mayor centro de distribución de su tipo en el mundo. Un nuevo análisis sugiere que las ciudades necesitan mejorar a la hora de contar el carbono de los productos que importan.
Fotografía de John Taggart, Bloomberg via Getty Images

Según un nuevo análisis, la huella de carbono de algunas de las mayores ciudades del mundo es un 60 por ciento mayor de lo que se estimaba si se incluyen todos los productos y servicios consumidos por una ciudad.

El informe se publicó el martes en la Conferencia sobre las Ciudades y la Ciencia del Cambio Climático IPCC en Edmonton, Canadá, y estima las emisiones de carbono de ropa, comida, productos electrónicos, viajes aéreos, materiales de construcción y otros bienes consumidos por los residentes, pero producidos fuera de los límites de la ciudad.

Las ciudades del planeta emiten el 70 por ciento del dióxido de carbono del mundo, y es probable que sea un porcentaje más alto cuando se incluyan las emisiones del consumo, según el autor del informe Michael Doust, director del programa de Ciudades C40, una red de las megaciudades del mundo comprometidas con la lucha contra el cambio climático.

«Si solo medimos las emisiones de la producción de comida, energía y otros productos y servicios, nos falta la otra cara de la moneda», declaró Doust en una entrevista en Edmonton. «Saber dónde están y cuáles son las emisiones del consumo permite a ciudades y residentes tomar mejores decisiones sobre cómo reducir sus emisiones de carbono».

Las «ciudades consumidoras» ricas como Londres, París, Nueva York, Toronto o Sídney, que ya no tienen grandes sectores industriales, han reducido significativamente sus emisiones locales. Sin embargo, cuando se incluyen las emisiones asociadas al consumo de bienes y servicios, las emisiones de estas ciudades han crecido considerablemente y son unas de las más altas por persona en el planeta, según el informe. Por su parte, las «ciudades productoras» de India, Pakistán o Bangladesh generan una gran cantidad de contaminación industrial y emisiones de carbono al fabricar productos que se venderán y se consumirán en Europa y Norteamérica.

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El informe, Consumption-based GHG emissions of C40 cities, examinó las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los bienes y servicios consumidos por los residentes de 79 ciudades en la red C40, entre ellos alimentación, ropa, aparatos electrónicos, transporte aéreo, camiones de reparto e industrias de la construcción.

«Todavía seguimos la dirección equivocada respecto al cambio climático», afirma Mark Watts, director ejecutivo de Ciudades C40. Las emisiones globales de carbono han aumentado un 60 por ciento desde el Protocolo de Kioto de 1997 para reducir las emisiones. «Usar más energías renovables y transporte de masas no será suficiente para revertirlo», afirma Watts. «Debemos reducir nuestro consumo».

«Esta nueva investigación ayudará a los responsables políticos urbanos a entender mejor el impacto real de su ciudad en el cambio climático global y de esa forma desempeñar un mayor papel de liderazgo a la hora de ejecutar acciones climáticas», añadió.

¿Una externalización de la contaminación?

«Lo que compramos debe integrarse en nuestras iniciativas para reducir nuestras emisiones. No podemos simplemente externalizarlas a otras regiones», afirmó Don Iveson, alcalde de Edmonton. Iveson dijo que el recuento basado en el consumo es fundamental para conocer la huella de carbono real de una ciudad. «Comprar de forma más inteligente, consumir productos locales y reducir los residuos son algunas medidas para reducir las emisiones de consumo».

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    Matt Gray, director de sostenibilidad en la ciudad de Cleveland, Ohio, dice que acoge positivamente este nuevo enfoque. Según el método de recuento antiguo, las ciudades manufactureras como Cleveland obtienen una mala clasificación en los ránkings de sostenibilidad actuales. Pero las ciudades con economías terciarizadas que consumen los bienes que produce Cleveland ocupan lugares mejores. El consumo de recursos no era un factor en el último Índice de objetivos de desarrollo sostenible de las ciudades de Estados Unidos, en el que Cleveland estaba entre los últimos puestos. Pero el hecho de que Cleveland se considere un líder nacional en producción local de alimentos no era un factor considerado el índice, según Gray.

    Teniendo en cuenta este nuevo recuento de las emisiones de consumo, la ciudad de París se ha centrado en promociones turísticas a países que los viajeros pueden visitar en tren, para así reducir las emisiones del transporte aéreo. También anima a los residentes a cambiar sus dietas, consumiendo más verduras y menos carne que produce una gran cantidad de emisiones de carbono. Estocolmo ha solicitado a todos sus promotores que estimen las emisiones vinculadas a los materiales de construcción. El análisis de los datos ya ha llevado a tomar decisiones para emplear materiales que produzcan menos emisiones, según Doust. Y se ha tenido en cuenta en decisiones urbanas sobre la readaptación de edificios antiguos o la construción de edificios nuevos.

    Lo que demuestra este informe, según él, es que las ciudades tienen una oportunidad aún mayor para reducir las emisiones globales si toman medidas respecto a los hábitos de consumo.

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