Cómo luchar contra el cambio climático demandando a los principales emisores de carbono

El destacado científico del clima James Hansen tiene un mensaje para los líderes del mundo que se reúnen en Alemania para la conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático.

Por Stephen Leahy
Publicado 8 nov 2017, 15:31 CET

Los países deberían demandar a las principales empresas mundiales de petróleo, carbón, gas natural y cemento por los daños causados por el cambió climático, o eso dice el célebre científico del clima James Hansen.

Hansen, excientífico de la NASA que advirtió al Congreso estadounidense de los peligros del cambio climático en 1988, afirma que un calentamiento global de 2°C, o incluso de 1,5°C, es peligroso, ya que el nivel del mar podría aumentar al menos 3 metros en solo 50 años. Esto dejaría partes importantes de ciudades costeras, como Nueva York, bajo el agua. Él cree que los efectos más graves del cambio climático están ocurriendo con más rapidez de la que figura en los informes científicos más recientes, incluyendo el informe especial sobre el clima publicado en Estados Unidos el viernes pasado.

Hansen argumenta que se necesita con urgencia una gran cantidad de dinero para reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2), para extraer el CO2 existente de la atmósfera y para que los países puedan hacer frente a los efectos del cambio climático. Dicho dinero debería venir de las empresas que más se han beneficiado de la quema de combustibles fósiles; eso dijo Hansen a los líderes mundiales reunidos en Bonn, Alemania, en la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP23).

Negociadores de 197 países se reúnen esta semana para ultimar los detalles del Acuerdo de París sobre el cambio climático, incluyendo el proceso para aumentar la reducción de emisiones. Los objetivos actuales de reducción pactados por los países conforme al Acuerdo de París son solo un tercio de los que se necesitan para mantener el calentamiento por debajo de los 2°C, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

«Intenté conseguir una oportunidad para hablar con los negociadores, pero no la conseguí. Hablaré en una conferencia de prensa», contó Hansen a National Geographic antes de la reunión.

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El objetivo: las principales empresas emisoras

Las empresas a las que se podría demandar se conocen como «principales emisoras de carbono», según Hansen. Son las 100 empresas responsables de más del 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1988. ExxonMobil, Shell, BP y Chevron son algunas de las empresas de inversión privada con emisiones de carbono más altas.

 «El sistema judicial es la única forma de obtener la financiación necesaria para hacer frente al cambio climático», afirma Hansen. «La legislación no será suficiente, porque ahí mandan los grupos de presión».

Estas acciones legales podrían compararse con las exitosas demandas contra la industria del tabaco que resultaron en millones de dólares en indemnizaciones, según añade Hansen.

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Precedentes jurídicos

De hecho, ya se han interpuesto demandas climáticas. El año pasado, un organismo gubernamental filipino denominado Comisión de Derechos Humanos de Filipinas acusó a 47 de las principales empresas emisoras de violación de los derechos humanos por su papel en el cambio climático. Tres comunidades costeras de California demandaron a 31 empresas de combustibles fósiles el pasado julio. El mes pasado, cuatro municipios de la costa oeste de Canadá exigieron a Chevron, Exxon y Shell, entre otras empresas, el pago de una parte de los costes climáticos que están soportando dichas comunidades. Incluso existe un movimiento incipiente llamado Climate Law in our Hands que ayuda a las comunidades a perseguir a estas empresas emisoras de carbono.

Pero también se está demandando a los gobiernos. Un grupo de ciudadanos holandeses ganó la primera demanda climática contra un gobierno en 2015. Los tribunales determinaron que el gobierno neerlandés no estaba tomando medidas suficientes para proteger a sus ciudadanos y dictaron una sentencia sin precedentes: el objetivo de reducción de emisiones de CO2 del país debería aumentar del 17 al 25 por ciento para 2020, en comparación con los niveles de 1990. En comparación, las emisiones anuales de Estados Unidos en 2015 (los datos más recientes disponibles) son un cuatro por ciento superiores a las de 1990.

Hansen está involucrado en una demanda de 2015 contra el gobierno federal estadounidense interpuesta por 21 jóvenes menores de 21 años, entre ellos su propia nieta. Alegan que el hecho de que el gobierno no haya reducido las emisiones de CO2 ha violado los derechos constitucionales a la vida, la libertad y la propiedad de las generaciones más jóvenes. El 5 de febrero de 2018 se celebrará un juicio en el Tribunal del distrito de Oregón. Otro grupo de jóvenes interpusieron hace poco una demanda contra el gobernador de Alaska, Bill Waker, alegando que «el estado está violando sus derechos constitucionales al poner la producción de combustibles fósiles por encima de su seguridad».

¿Podría Puerto Rico demandar a las principales empresas emisoras por los miles de millones en daños provocados por el huracán María? Según los expertos legales, esta es una pregunta difícil. «Necesitas establecer una relación lo suficientemente directa entre un acto o una omisión por parte de la entidad demandada y un impacto significativo», explica Jorge Vinuales, profesor de derecho y política medioambiental en la Universidad de Cambridge.

Sin embargo, se están produciendo algunos casos en esta línea en el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, según Vinuales, que añadió que todavía no podía dar más detalles porque no son públicos. En el caso de pequeñas naciones insulares de baja altitud cuya existencia se ha visto amenazada por el aumento del nivel del mar, sería mejor interponer una demanda contra las principales empresas emisoras ante la Corte Penal Internacional o el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, según dice Vinuales. «Estoy bastante seguro de que una demanda como esa podría formularse desde un punto de vista que podría funcionar», afirma.

Un grupo de ciudadanos también podría intentar demandar a las principales empresas emisoras a través de litigios transnacionales. Sin embargo, este enfoque podría haberse complicado por el hecho de que la delegación de Estados Unidos se aseguró de que el Acuerdo de París incluyera un párrafo que redujera el riesgo de acciones judiciales.

Soluciones futuras

Se ha reconocido durante mucho tiempo la necesidad de financiación para ayudar a las naciones más pobres a hacer frente a los impactos del cambio climático e incrementar la energía limpia. En 2009, Estados Unidos y otros países desarrollados acordaron incrementar el apoyo financiero a los países en vías de desarrollo hasta los 86.165 millones de euros para 2020. Se estima que en 2015 (los datos más recientes disponibles) la financiación total fue de entre 17.000 y 20.000 millones de dólares, según Oxfam International.

La Organización Meteorológica Mundial también anunció que es muy probable que 2017 sea uno de los tres años más cálidos registrados y probablemente el más cálido en ausencia del fenómeno de El Niño.

La COP23 se inauguró en Bonn esta semana, mientras Malasia y Vietnam empezaban a evaluar los daños del intenso tifón Damrey que mató al menos a 60 personas el pasado fin de semana. El calentamiento global ya es de 1°C, pero los fenómenos extremos irán a peor si no ponemos fin a las emisiones de carbono, según afirma Hansen. Para proteger a las naciones insulares de baja altitud y las costas del planeta, el calentamiento global debe ser inferior a 1°C. Eso significa que debemos eliminar como mínimo 100 gigatones de CO2 en la atmósfera a través de la reforestación y los cambios en la ordenación del territorio, según él. Eso supondrá un coste de al menos tres billones de dólares.

Las demandas contra los gobiernos y las principales empresas emisoras podrían presionar para que se produzca lo que Hansen y otros activistas llevan años defendiendo: una tasa de carbono o un sistema arancelario sobre los combustibles fósiles que aumente su coste y proporcione financiación. «Mientras permitamos que los combustibles fósiles sean energía barata y no les obliguemos a pagar su coste a la sociedad, no podremos superar nuestra adicción a los combustibles fósiles», afirma.

Nota: Esta historia ha sido actualizada a las 9:30 a.m. del 15 de noviembre de 2017. La frase que afirmaba que en 2016 la financiación para luchar contra el cambio climático suponía solamente 2.780 millones de dólares solo representa las contribuciones por parte de instituciones multilaterales como el Green Climate Fund. Los países realizan sus propias aportaciones. En 2015, Estados Unidos aportó 2.600 millones de dólares, de los cuales 422 millones se distribuyeron entre instituciones multilaterales. Ahora hemos aclarado que, en 2015, el año más reciente del que se tienen datos, se estimaba que la financiación total era de entre 17.000 y 20.000 millones de dólares, según Oxfam International.

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