¿Sabes cuáles son los 10 productos más difíciles de reciclar?

Te mostramos algunos de los productos de tu día a día más complicados de reutilizar.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 8 ago 2018, 16:24 CEST
Fotografía de Unsplash
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Aprende cómo puedes reducir el empleo de plásticos de un solo uso y comprométete.

Un futuro sostenible pasa necesariamente por integrar el hábito del reducir, reciclar y reutilizar en todos los ámbitos de nuestra vida. Pero, ¿podemos reciclar todos los materiales? Te mostramos algunos de los productos más difíciles de reutilizar.

Bolsas de plástico

Cada día, 500 mil millones de bolsas de plástico son utilizadas en el mundo, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este objeto, cuyo uso se generalizó en 1970, tiene un tiempo medio de utilización de 12 minutos y, sin embargo, arrastra un enorme impacto ambiental: causa la muerte de al menos un millón de aves y 100,000 mamíferos marinos cada año, según la misma entidad.

España ya se ha puesto manos a la obra para eliminar los plásticos de un solo uso a través de medidas como la obligación de su cobro que se puso en marcha el mes pasado. Además, a partir del 1 de enero de 2020, estos utensilios se fabricarán con al menos un 50% de material biodegradable, y un 65% a partir de 2025.

Llevar tus propias bolsas eco-friendly es una alternativa muy sencilla para paliar este derroche, una rutina que cada vez más personas incluyen en su día a día.

Pañales, compresas y toallitas

Cada bebé utiliza hasta 6.000 pañales en sus dos primeros años de vida, según la OCU. Además de su uso masivo, la composición de estos productos hace que sean muy contaminantes, a la vez que difíciles de reciclar.

El pasado octubre tuvo lugar en Italia la inauguración de la primera planta industrial capaz de reciclar el 100% de los productos absorbentes de higiene utilizados (pañales y compresas), pero debido a la tecnología necesaria es aún un campo en expansión, por lo que la gran mayoría de estos artículos no son reciclados. 

Si quieres reducir el impacto que tienen, puedes eliminar el uso de toallitas, sustituir los pañales de usar y tirar por aquellos de tela o biodegradables, y reemplazar las compresas por la copa menstrual reutilizable. 

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    Cápsulas de café

    Al no poder separarse del producto que contienen, las cápsulas de café no pueden considerarse como envase e incluirse en el contenedor amarillo. A pesar de que las marcas están desarrollando métodos para minimizar el impacto de estos desechos, este producto, cada vez más utilizado, se convierte en uno de los envases más difíciles de reciclar.

    Además de las iniciativas del sector privado, tanto de recogida como de reutilización de cápsulas que se transforman incluso en mobiliario urbano, España ya cuenta con cerca de 150 puntos de reciclaje de cápsulas a lo largo de nuestra geografía. Aunque el sistema está en expansión, aún tiene mucho camino por recorrer, tal y como se desvela de los datos ofrecidos por la OCU: un 73% de los consumidores decide tirar las cápsulas a la basura.

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    Algunos tipos de envases o tetrabricks

    Muchos de los productos que consumimos a diario están envasados con una mezcla de materiales que dificulta su separación y posterior reciclaje, como en el caso del Tetrabrick de cartón, plástico polietileno y aluminio que se utiliza principalmente para alimentos líquidos y refrigerados. A pesar de las diferentes capas que contiene, su material puede ser reciclado al 100% en plantas de reciclaje que cuenten con la tecnología necesaria, pero de forma mucho más costosa debido al proceso de separación que implica. De esta forma, tanto el papel como el aluminio son reaprovechados, mientras que el polietileno se utiliza a modo de energía.

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    Bombillas

    El reciclado de bombillas es un proceso complejo. Cada tipo de bombilla se recicla de una forma diferente, e incluso algunas no pueden reciclarse. La normativa que regula la gestión de los residuos eléctricos y electrónicos (RAEE) no incluye las bombillas halógenas y las incandescentes, es decir, aquellas con filamentos.

    El resto de tipos, tales como fluorescentes o LEDS, sí se reciclan. Pero, ¿dónde tirarlas? Al componerse de materiales diferentes, cada tipo de bombilla debe reciclarse de forma diferente, y por tanto, debemos llevarlas a un punto limpio para este fin.

    El upcycling, sumado a un poco de creatividad, es la mejor alternativa para aquellas no reciclables, ya que así, lejos de convertirse en un desecho, podrán transformarse en ideas tan dispares como divertidas: jarrones, adornos, macetas… ¡Tú pones el límite!

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    Aceite

    Un litro de aceite usado contamina 1.000 litros de agua, según advierte la Fundación Aquae. Por ello, el reciclaje de aceite usado tiene una gran importancia, debido al gran impacto medioambiental que conlleva. La grasa que contiene genera graves atascos en tuberías y canalizaciones, y al llegar a los ríos y mares, genera una película en la superficie que afecta a los seres vivos que habitan en ellos. Tanto los puntos limpios como los contenedores urbanos son la mejor opción para evitar este impacto en nuestras ciudades y ecosistemas.

    Fotografía de Pixabay

    Medicamentos

    Al igual que en el caso del aceite, arrojar los medicamentos por el desagüe contamina la flora y fauna de nuestros ríos y océanos. Un gesto tan sencillo como llevar los fármacos caducados a tu farmacia o punto limpio más cercano elimina los residuos peligrosos y ayuda a la correcta conservación el medio ambiente.

    Fotografía de Unsplash

    Chicles

    El eterno enemigo de nuestras aceras también lo es del medio ambiente. Al estar hecho de goma, el proceso de degradación del chicle es muy complejo y tarda varios años en desintegrarse por completo. A pesar de que podamos pensar que debemos tirarlos al contenedor amarillo, estas golosinas no se reciclan, por lo que deben ir al contenedo general. A día de hoy, ya existen algunas iniciativas privadas que se encargan de reciclar y reutilizar este material con contenedores hechos precisamente de chicle, convirtiéndolo hasta en suelas de zapatos.

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    Juguetes

    Cabe pensar que si los juguetes están hechos de plástico, podemos tirarlos al contenedor amarillo, pero ese contenedor está dirigido únicamente a envases. Las muñecas, los camiones o los coches teledirigidos están plagados de diferentes materiales que pueden ser correctamente reciclados en un punto limpio. Para aquellos que están en buen estado, la mejor opción a la hora de deshacernos de los juguetes que se acumulan en el trastero es darles una segunda vida regalándolos, o bien donándolos a organizaciones que los acerquen a otros niños.

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    Discos y vinilos

    Tal y como ocurre con los juguetes, y a pesar de que los discos están hechos en un 98% de plástico, no debemos tirarlos al contenedor amarillo de envases, sino llevarlos a un punto limpio. De nuevo la imaginación es la clave para darle una segunda utilización a estos objetos antes de arrojarlos a la basura.

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