Biofy, la startup española que convierte el plástico en combustible

Valorizar los residuos plásticos, convirtiéndolos en combustible, es la arrasadora idea que han llevado a cabo cinco universitarios de Málaga.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 6 ago 2018, 12:39 CEST
Fotografía de Pixabay
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es.

Cuando la innovación va de la mano del cuidado medioambiental en el desarrollo de los nuevos proyectos, surgen iniciativas que permiten avanzar hacia un futuro sostenible, llevando al terreno una economía circular que deje atrás el modelo del despilfarro de recursos. Biofy nació en esta línea, buscando cerrar el círculo de vida del petróleo y convertir las miles de toneladas de residuos plásticos que producimos en el planeta en combustibles aptos para la industria, y que también pueden ser refinandos en diésel, gasolina o queroseno. Esta start up española evita que se emitan 2.5 toneladas de CO2 por cada tonelada de plástico tratado.

Desde 1950 se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plástico, y la mitad de esa cantidad corresponde a los últimos 13 años, según datos de Greenpeace. El 79% de este residuo ha quedado abandonado en vertederos o en el medio ambiente, y tan sólo un 9% ha sido reciclado. Son las cifras de la insostenibilidad que hicieron a la ONU alertar el pasado Día Mundial del Medio Ambiente que, con esta evolución, en 2050 habrá más plásticos que peces en el océano.

“La idea surgió de que si toda esa cantidad de plástico está hecho de petróleo, tenía que haber alguna forma de volver a él”, explica el ingeniero Matías Canale, CEO de la compañía, en declaraciones a National Geographic. “Las máquinas alemanas en las que metes la botella de plástico y te devuelven el dinero para fomentar el reciclaje nos inspiraron para utilizar el plástico, visto como residuo, como recurso”.

Fotografía de American chemistry council

Matías Canale, junto a Daniel Gil-Félez, Melanie Carril, Victoria Rubio y Marcelo Hornillos forman el diverso equipo que se conoció en Ideas Factory, un concurso de ideas que organizaba la Universidad de Málaga. Estos cinco jóvenes emprendedores, con perfiles de ramas muy distintas – ingenieros y expertos en marketing y ventas -, arrancaron este proyecto hace dos años y ya han logrado ganar la X edición del StartUp Programme y el premio a startup europea del año en el Europe Enterprise Challenge de Junior Achievement, quedando además entre los finalistas de Pascual Startup y semifinalistas en los premios Everis.

“Para ponerlo en marcha hemos realizado pruebas de laboratorio, hemos investigado patentes y con un método de prueba y error llegamos al primer proceso que probamos en laboratorio”, afirma Matías Canale. Para dar vida a esta idea utilizan un proceso de pirólisis, que gasifica los plásticos al someterlos a altas temperaturas en ausencia de oxígeno. Posteriormente filtran el petróleo gaseoso que contienen y lo condensan en fuel oil con menos de un 0.1% de azufre.

Para llevar esto a cabo utilizan plantas modulares que cuentan con tecnologías innovadoras tratan cada tipo de plástico de manera optimizada. Las bolsas de plástico, platos o vasos de usar y tirar (LDPE o polietileno de baja densidad), botellas y tapones (HDPE, el homólogo de alta densidad) y envases como el yogur (PS o poliestireno) son procesados por separado para obtener una mayor eficiencia y calidad en el combustible que ofrecen.

Biofy acaba de terminar el programa CleanTech Camp de Innoenergy y Gas Natural, y ha contado con la ayuda de la Universidad de Málaga y la EOI, Escuela de Organización Industrial, durante sus procesos de validación. El éxito del proyecto procede también de que, tal y como afirma Matías Canale, "el precio de nuestro combustible es más bajo y estable del que proviene directamente del petróleo, ya que al haberse producido en territorio nacional reducimos los costes logísticos y nuestro precio no depende de los complicados factores políticos de otros paises".

Iniciativas como Biofy abren la puerta a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que dan una importancia crucial al papel del sector privado, porque el único futuro posible pasa por valorizar los residuos y lograr convertirlos en recursos.

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