Los casquetes glaciares de Groenlandia contienen pruebas del aumento del nivel del mar

Los científicos perforan las profundidades de los glaciares y emplean tecnología sofisticada para comprender mejor una pieza fundamental del puzle del clima.

Por Kristen Pope
Publicado 23 oct 2018, 12:28 CEST
Casquete glaciar en Groenlandia
Los escaladores descienden decenas de metros en el interior de un casquete glaciar en Groenlandia, donde esperan comprender el cambio climático mundial.
Fotografía de Carsten Peter, National Geographic Creative

El mensaje se difundió enseguida en el centro Kangerlussuaq International Science Support de Groenlandia. Uno de los puentes de la carretera más larga de Groenlandia se encontraba bajo las aguas del río Watson.

Un equipo de investigación casi se quedó atrapado al otro lado del puente por el agua y, cuando volvió, advirtieron a la profesora de Rutgers Åsa Rennermalm y a su equipo, que estaban a punto de salir hacia el campamento sobre el terreno al final de la carretera. Rennermalm prefirió esperar hasta la mañana siguiente cuando la temperatura —y el río alimentado por los glaciares— descendiera para aventurarse a su lugar de investigación.

El equipo de Rennermalm se retrasó el 15 de julio, dos días antes de tres de los picos de agua de deshielo de 2018 del casquete glaciar de Groenlandia, que tuvieron lugar el 17 y el 31 de julio, y el 9 de agosto. El verano es la «temporada de deshielo» de Groenlandia y estos tres «importantes deshielos» abarcaron unos 500.000 kilómetros cuadrados —casi un tercio de la superficie del casquete glaciar de Groenlandia— según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo. Estos deshielos no fueron tan graves como la temporada extrema de 2012, que provocó un deshielo superficial de más del 97 por ciento del casquete glaciar e inundó un importante puente de esa misma carretera, pero a los investigadores les preocupaba y muchos investigan el casquete glaciar para comprobar lo rápido que desaparece.

Si se derrite gran parte del casquete glaciar de Groenlandia, no solo afectará a unos cuantos puentes. Podría provocar un aumento del nivel del mar significativo, lo que dejaría a comunidades costeras de todo el mundo —y a estados insulares enteros— bajo el agua. Para saber lo rápido que se espera que se derrita el casquete glaciar, científicos de todo el mundo, como Rennermalm, llevan a cabo investigaciones en ubicaciones lejanas para estudiar aspectos diferentes del casquete glaciar, hacer un seguimiento de los cambios y hacer planes de futuro.

¿Adónde va el agua?

Rennermalm ha estudiado la tundra y el casquete glaciar de Groenlandia durante casi una década y actualmente trabaja en diversos proyectos, entre ellos uno que determinará la cantidad de agua de deshielo que sale del casquete glaciar frente a la que permanece en su interior. «Quizá creas que se filtra toda, pero nuestra investigación apunta a lo contrario», afirma Rennermalm.

«Estudiamos lo que le ocurre al agua a altitudes superiores», afirma. «En lugar de formar canales [que se fugan], se infiltra en la nieve y el hielo [donde se almacena]».

Rennermalm también estudia la hidrología superficial y examina el flujo del agua sobre el casquete glaciar empleando imágenes por satélite de alta resolución y otras técnicas. Saber adónde va el agua del deshielo y qué cantidad se queda dentro del glaciar en comparación con la que llega al mar podría ayudar mucho a los científicos a la hora de predecir el aumento del nivel del mar.

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El equipo del profesor de la Universidad de Buffalo Jason Briner también quiere aprender a qué velocidad se derrite el casquete glaciar de Groenlandia. Su equipo espera comprobar si el aire más caliente, que suele transportar más humedad, depositaría nieve adicional en el Ártico, un factor que podría reducir el ritmo de disminución del casquete glaciar.

Su equipo trabaja para averiguar si la precipitación, la temperatura o una combinación de ambas influye en el ritmo del deshielo. Saberlo ayudará a los científicos a desarrollar modelos informáticos más precisos.

«Si en el casquete glaciar cae más nieve en épocas cálidas quizá queramos saberlo para nuestros modelos informáticos, que ayudan a predecir la disminución del casquete glaciar y el aumento del nivel del mar», afirma.

Estos modelos podrían responder a estas incógnitas. «Nos interesa averiguar la sensibilidad del casquete glaciar al cambio climático», afirma Briner, que señala que esto, en última instancia, influirá en el aumento del nivel del mar. «Si se produce un cambio climático abrupto en lugar de un cambio climático gradual, ¿afectará de forma diferente al casquete glaciar?».

Perforando el hielo

En lo alto del hielo ártico barrido por el viento en el noreste de Groenlandia, el equipo del East Greenland Ice-Core Project (EastGRIP) pasó una temporada de campo de cuatro meses este verano recopilando testigos de hielo de la corriente de hielo del nordeste de Groenlandia, una masa de hielo móvil. Los investigadores emplean esta colaboración plurianual internacional para estudiar su pasado y descubrir pruebas útiles para el futuro.

«Entender los periodos climáticos cálidos anteriores como el Óptimo Climático del Holoceno (hace 5.000 a 8.000 años) y verlos como un ejemplo del periodo cálido que vivimos ahora también resulta de gran interés», afirma Dorthe Dahl-Jensen, presidente de la junta directiva de EastGRIP y profesor del Instituto Niels Bohr de Copenhague, Dinamarca.

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«El casquete glaciar de Groenlandia pierde masa de dos maneras: una es derretimiento a lo largo del límite de la costa de Groenlandia y la segunda es el vertido de hielo por estos flujos de hielo», afirma Dahl-Jensen. «Sabemos muy poco acerca de estos flujos de hielo y son responsables de casi la mitad de la pérdida de masa del casquete glaciar de Groenlandia».

Según Dahl-Jensen, es la primera vez que el equipo perfora a tal profundidad para extraer testigos de hielo de un flujo de hielo. Realizan la mayor parte de la investigación en trincheras de nieve bajo la superficie y un equipo de científicos envueltos en parkas, gorros y más ropa de invierno perfora el flujo de hielo hasta el lecho rocoso, una distancia prevista de 2.550 metros. La remota ubicación es accesible a través de la «pista de nieve», que permite a la unidad 109th Airlift Wing de la Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos transportar personal y equipaje.

En 2017 comenzó la perforación de testigos de hielo y los científicos recopilaron 900 metros de testigos ese año y 750 metros más en 2018. Con 900 metros por delante, el equipo prevé que perforará el lecho rocoso para 2019 o 2020. Las muestras de testigos se analizarán in situ en busca de conectividad eléctrica, isótopos de agua estables y otras medidas, y algunas secciones se transportarán a otras instalaciones de investigación para más análisis.

Aunque el proyecto de extracción de testigos de hielo se centra en lo que ocurre bajo la superficie, el profesor de la Universidad de Colorado Jim White y sus colegas también estudian qué ocurre en el aire sobre EastGRIP volando drones para tomar muestras del aire a varias alturas y medir los isótopos del vapor, otra parte fundamental del puzle del aumento del nivel del mar.

«Lo que creo que es importante saber desde la perspectiva humana, desde una perspectiva de las políticas, es la velocidad a la que se producirá el aumento del nivel del mar», afirma White. «Eso determina muchas cosas cómo dónde reconstruir, qué esperar del valor de las casas en la costa, el coste del seguro, la infraestructura... Hay muchos elementos que ejercen un impacto económico y socioeconómico que dependen más de lo rápido que aumente el nivel del mar que del hecho de que aumente».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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