El calentamiento del Ártico podría costar al mundo billones de euros

Una nueva investigación advierte que el deshielo y el derretimiento del permafrost podrían desatar bucles de retroalimentación que agravarían el cambio climático.

Por Stephen Leahy
Publicado 24 abr 2019, 15:54 CEST
Permafrost
El permafrost se está derritiendo en gran parte del Ártico, como la isla siberiana de Kurungnakh. Esto podría acelerar el calentamiento en un círculo de retroalimentación.
Fotografía de Paolo Verzone, Agence VU, Redux

Los científicos han advertido que es probable que el cambio climático genere impactos costosos, como el aumento del nivel del mar o tormentas más intensas. Y un nuevo estudio incluye un precio.

El calentamiento oscurece el Ártico conforme la banquisa se derrite y la tierra cubierta de nieve retrocede, lo que significa que podrá absorber aún más calor solar. Además, la vasta área de permafrost del Ártico se está derritiendo, lo que libera más carbono y metano, que atrapan el calor. Un nuevo estudio sostiene que estas reacciones provocadas por el cambio climático aceleran aún más el calentamiento del Ártico y podrían añadir 70 billones de dólares (62,4 billones de euros) al coste total del cambio climático, aunque el mundo cumpla los objetivos del Acuerdo de París.

Sin embargo, si se intenta limitar el cambio climático a 1,5 grados Celsius, el coste adicional del calentamiento del ártico descendería a 25 billones de dólares (22,3 billones de euros), según una nueva investigación publicada en Nature Communications. Un billón equivale a un millón de millones. A modo de comparación, el PIB mundial era de 67,7 billones de euros en 2016.

«En el Ártico se están produciendo cambios enormes. El permafrost y la pérdida de la banquisa y la nieve son dos puntos de inflexión en el sistema climático», afirmó el autor principal Dmitry Yumashev, del Centro Pentland para la Sostenibilidad Empresarial de la Universidad de Lancaster, Reino Unido.

«Queríamos saber qué haría el calentamiento del Ártico al resto del mundo», afirmó Yumashev.

Los «puntos de inflexión», también denominados feedbacks en inglés, ocurren cuando un cambio en un sistema natural provoca más calentamiento. El año pasado, un estudio documentó diez puntos de inflexión y señaló que pueden tener un efecto dominó, en el que uno empuja otro sistema. Una vez se inician, es casi imposible detener los puntos de inflexión y nos arriesgamos a lo que los investigadores denominan estado de «Tierra Invernadero», en el que la temperatura media global es entre 4 y 5 grados superior y con una temperatura media 10 grados superior en zonas como el Ártico.

El Ártico se calienta casi al doble de velocidad que la media global. La banquisa ha menguado desde los años 90 y ha expuesto casi 2,6 millones de kilómetros cuadrados de océano. Conforme se absorbe más energía solar, crea lo que se denomina efecto albedo superficial.

El derretimiento del permafrost

El punto de inflexión del permafrost implica los suelos congelados de la zona de permafrost que cubren casi un cuarto de la superficie terrestre del hemisferio norte. Estos suelos, que contienen embolsamientos enormes de carbono y metano, llevan derritiéndose desde los años 80. Con el aumento de las temperaturas del Ártico, el derretimiento del permafrost libera esos gases.

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El estudio de Yumashev emplea las estimaciones más recientes de estos puntos de inflexión, que aún deben incluirse en modelos climáticos y cuotas de carbono. Resulta que el permafrost y la pérdida de albedo provocará un calentamiento adicional significativo a nivel mundial, aunque el mundo cumpla los objetivos de 1,5°C y 2°C del Acuerdo de París, según sugiere la investigación. Este calentamiento podría tener como consecuencia un incremento de los impactos generados por la temperatura en la economía, los ecosistemas y la salud humana, y más impactos debido al aumento del nivel del mar.

Aunque quizá se obtengan beneficios económicos del calentamiento del Ártico —rutas de comercio más cortas y extracción de recursos minerales—, dichos beneficios serán solo una pequeña fracción de las pérdidas económicas adicionales. El estudio determinó que es más probable que la mayor parte de dichas pérdidas tengan lugar en regiones más cálidas y pobres como la India y África.

El coste de entre 25 y 70 billones de dólares del calentamiento Ártico añade entre un cuatro y un seis por ciento al coste total del cambio climático, que se estima que alcanzará los 1.390 billones de dólares para el año 2300 si los recortes de emisiones no son mejores que los del Acuerdo de París. Sin embargo, si no se cambia la situación actual, podría acabar costando más de 2.000 billones de dólares.

¿Más círculos de retroalimentación?

El permafrost y la pérdida de albedo son los dos únicos puntos de inflexión cuyo coste se ha estimado. Hay otros, como las emisiones del permafrost submarino, los hidratos de metano y otros factores desconocidos, según el coautor Kevin Schaefer, del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo en Boulder, Colorado.

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    Siglos de permafrost expuestos en el Ártico.
    Fotografía de Jeffrey Kerby, Nat Geo Image Collection

    La semana pasada, un nuevo estudio reveló que el derretimiento del permafrost en Alaska parecía haber liberado 12 veces más óxido nitroso del que se estimaba anteriormente. El óxido nitroso es otro gas de calentamiento global, pero es casi 300 veces más potente a la hora de atrapar calor que el dióxido de carbono. También disuelve el ozono de la atmósfera superior. Sin embargo, se desconocen el alcance y los volúmenes totales que se liberan en la región del permafrost.

    «Con el cambio climático estamos llevando a cabo un experimento de alto riesgo en el que no sabemos lo que se nos viene encima», afirmó Schaefer. «Lo más importante que se debe sacar de nuestro estudio es que, cuanto mayor sea el calentamiento, más intensos serán los puntos de inflexión y mayores serán los costes para la sociedad».

    Ya experimentamos los impactos y costes del cambio climático. El cambio a una economía con bajas emisiones de carbono es la mayor oportunidad de negocio del siglo XXI.

    «Los países que cambien primero serán los ganadores. Como estadounidense, me encantaría verlo aquí primero», afirmó.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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