Los corales de la Gran Barrera australiana tienen dificultades para recuperarse

El cambio climático agrava las olas de calor marinas, una realidad que incrementa las probabilidades de blanqueos masivos y pone en peligro a los corales jóvenes.

Por Sarah Gibbens
Publicado 4 abr 2019, 13:15 CEST
Corales Acropora
Los corales Acropora de la Gran Barrera de Coral desovan liberando material reproductivo bajo una luna llena.
Fotografía de Michaela Skovranova, Nat Geo Image Collection

En los días más cálidos del verano australiano, justo después de una luna llena, la Gran Barrera de Coral queda envuelta en una ventisca submarina.

La enorme franja de arrecifes de coral libera millones de huevos y esperma que flotan hasta la superficie del agua, se combinan y forman un gameto. Los gametos se convierten en larvas. Algunas flotan hasta abajo y se establecen en el lecho marino, mientras que a otros se los lleva la corriente.

Una nueva investigación publicada el miércoles en Nature determina que las aguas más cálidas dificultan que los corales se reproduzcan en masa. De hecho, tras un grave fenómeno de blanqueo en 2017 en la Gran Barrera de Coral, la cantidad de material reproductivo recogido en el agua tras un desove masivo en 2018 era un 89 por ciento inferior. Los investigadores estiman que los corales tardarán entre cinco y diez años en recuperarse.

La luz de la tarde se filtra en el arrecife Lodestone, en la Gran Barrera de Coral.
Fotografía de Michaela Skovranova, Nat Geo Image Collection
Un equipo de buzos nada entre los jardines de coral en el arrecife Keeper, en la Gran Barrera de Coral.
Fotografía de Michaela Skovranova, Nat Geo Image Collection

La investigación demuestra que, tras los blanqueos masivos, los arrecifes de coral tienen dificultades para recuperarse. El descenso de nuevos corales jóvenes también afecta a unos corales más que a otros, por lo que el cambio climático podría modificar drásticamente la composición de los arrecifes.

Recogida de datos

Los corales que desovan por difusión se reproducen liberando una masa de material reproductivo en el agua. La mayoría de las especies de la Gran Barrera de Coral se reproducen de esta manera, pero algunas, denominadas incubadoras, se reproducen liberando larvas (o plánulas) que se establecen en los alrededores.

Para evaluar qué especies de coral adulto eran la más afectadas, los investigadores llevaron a cabo estudios submarinos cubriendo con cinta los lechos de arrecifes y midiendo la topografía. Para tomar muestras del reclutamiento de larvas, colocaron paneles por toda la Gran Barrera de Coral en los días posteriores a un fenómeno de blanqueo masivo.

«Colocamos mil paneles», explica Terry Hughes, experto en arrecifes de coral de la Universidad James Cook e investigador principal. «Entre los límites norte y sur, hay una distancia de 2.900 kilómetros».

En estudios anteriores, los paneles contenían entre 50 y 100 gametos cada uno. Este año, «los números más habituales eran entre cero y uno», afirma.

Menos tiempo de recuperación

Las altas temperaturas y la contaminación hacen que los corales expulsen las algas que viven en sus tejidos. Estas algas aportan alimentos a cada pólipo coralino. Si el agua no se enfría o la contaminación no se disipa, las algas no vuelven al coral y este muere de hambre. Los patrones meteorológicos como El Niño pueden hacer que las aguas cálidas sean insoportables para los corales.

El blanqueo coralino se registró por primera vez a principios de los años 80, pero la Gran Barrera de Coral ha sufrido cuatro fenómenos de blanqueo masivos que han devastado grandes áreas del arrecife. El primero fue en 1988 y el segundo, en 2002. Entre 2002 y 2016, los corales pudieron recuperar lo que habían perdido tras el blanqueo.

«Tuvimos la suerte de contar con un periodo de 14 años entre el segundo y el tercero», afirma Hughes. «Y tuvimos la desgracia de no tener uno tras 2016».

Los fenómenos de blanqueo seguidos de 2016 y 2017 devastaron la Gran Barrera de Coral y la investigación publicada por Hughes el año pasado en la revista Science sugiere que la brecha entre calentamientos extremos se está acortando.

«Es como si enfermaras cada dos años, o en intervalos tan cortos que no te da tiempo a recuperarte entre medias», contó entonces Julia Baum, autora del estudio y bióloga marina, a National Geographic.

Un futuro complicado

Los diez años que se estima que tardan los corales en recuperarse solo se aplican si no se produce ningún otro fenómeno de blanqueo en ese tiempo. Hughes dice que es poco probable que no ocurran en un mundo en proceso de calentamiento.

«Estoy razonablemente seguro de que tendremos arrecifes [en el futuro]», afirma Hughes. «Pero ya estamos observando los cambios que ocurren con un grado de calentamiento. Con dos o más, los arrecifes correrán cada vez más peligro y estarán cada vez más irreconocibles».

Determinadas especies de corales que desovan por difusión, como los corales del género Acropora, son las más afectadas. El reclutamiento en esas especies ha descendido un 93 por ciento. Los Acropora tienen forma de mesa, son responsables de gran parte de la tridimensionalidad del arrecife y los investigadores afirman que mantienen a miles de especies.

«Siempre hemos previsto que el cambio climático modificaría la mezcla de corales», afirma Hughes. «Lo que nos ha sorprendido más es lo rápido que ocurre. No ocurrirá en el futuro. Es algo que estamos midiendo ahora».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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