El suministro de agua dulce del planeta peligra ante la desaparición de los recursos hídricos de alta montaña

Las «torres de agua» de las montañas proporcionan un porcentaje elevado del agua dulce del planeta, pero el cambio climático y las tensiones geopolíticas ponen en peligro su existencia.

Por Alejandra Borunda
Publicado 11 dic 2019, 10:32 CET
Lhotse
El Lhotse, cerca del Everest, es la cuarta montaña más alta del mundo.
Fotografía de Mark Fisher
Este artículo ha contado con el apoyo de Rolex, que se ha asociado con la National Geographic Society para revelar los retos a los que se enfrentan los importantísimos sistemas de soporte vital de la Tierra a través de la ciencia, la exploración y la narración.

En lo alto del Himalaya, cerca de la base del glaciar Gangotri, el agua borbotea por un riachuelo. Los guijarros que transporta el caudal del riachuelo tintinean mientras rebotan río abajo.

Ese agua recorrerá miles de kilómetros y alimentará a personas, plantaciones y el mundo natural de la vasta y seca llanura del Indo. Gran parte de los 200 millones de personas que viven en las zonas bajas de la cuenca hidrográfica dependen del agua que trae este arroyo y otros similares.

Sin embargo, las montañas son más vulnerables al cambio climático que el resto del mundo de media. Este cambio pone en situación de mayor precariedad «torres de agua» como esta y a los miles de millones de personas que dependen de ellas. Por eso una nueva investigación publicada el lunes en Nature ha identificado las torres de agua más importantes y vulnerables del mundo. El informe ha creado una plantilla que pueden seguir los líderes mundiales —muchos de los cuales se han reunido en la cumbre del clima anual celebrada en Madrid— para priorizar las iniciativas de adaptación climática ante estos cambios rápidos y sin precedentes.

«Todos necesitamos agua. Somos un 90 por ciento agua, necesitamos agua dulce», afirma Michele Koppes, climatóloga y glacióloga de la Universidad de la Columbia Británica y autora del informe. «El agua de estas torres de agua está muy demandada y debemos comprender mejor cómo cambian».

¿Por qué importan las torres de agua?

Las regiones de alta montaña albergan más hielo y nieve en sus picos del que hay en cualquier otra parte del planeta, salvo en los polos. Más de 200 000 glaciares, montones de nieve, lagos de altura y humedales: en total, las regiones de alta montaña contienen casi la mitad de toda el agua dulce que usamos los humanos.

La nieve y los glaciares que cubren las montañas son fundamentales para más de 1600 millones de personas, más del 20 por ciento de la población actual del planeta. De hecho, es posible que el agua que bebes provenga de una fuente de alta montaña.

Las «torres de agua» de las regiones montañosas del planeta son como tanques enormes con válvulas. El sistema funciona más o menos así: la nieve cae, llena el tanque y se derrite lentamente con el paso de días, semanas, meses o años, una válvula natural que suaviza el patrón de expansión y contracción del caudal.

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    El glaciar Ngozumpa es el glaciar más largo de la cordillera del Himalaya.
    Fotografía de Brittany Mumma

    Esa constancia es importantísima. Importa a quienes viven en las regiones de alta montaña porque el deshielo lento y constante es menos destructivo que las precipitaciones intensas, que pueden provocar inundaciones repentinas o corrimientos de tierra. El caudal constante es mejor para los agricultores en las zonas altas y bajas, ya que dependen de un suministro hídrico estable o, como mínimo, predecible. También es importante para las ciudades y los pueblos, que necesitan agua todo el año, y para el mundo natural, ya que las regiones de alta montaña albergan casi la mitad de la biodiversidad terrestre del planeta.

    «En el pasado, las montañas no se consideraban una de las partes fundamentales del sistema Tierra, como los bosques tropicales o los océanos. Pero ahora reconocemos que son igualmente importantes», explica Walter Immerzeel, experto en montañas y el clima de la Universidad de Utrecht y autor principal del informe.

    El aumento de las presiones

    Durante décadas, los científicos han advertido que el cambio climático afectaría a la cantidad de agua almacenada en las torres de agua de alta montaña y las vías de salida que toma ese agua. Las regiones de alta montaña están calentándose más deprisa que la media mundial; las temperaturas del alto Himalaya, por ejemplo, han ascendido 2 grados Celsius desde principios de siglo frente la media del planeta de 1 grado Celsius.

    Se había predicho que los pequeños cambios en la cantidad de agua o el momento en el que fluye se traducirían en grandes presiones para las comunidades que ya tienen dificultades para usar el agua con prudencia. Pensaban que esto se aplicaría a comunidades pequeñas, como los agricultores de patatas de las cuencas altas del Indo, a grandes ciudades del desierto que dependen de las torres de agua, como Lima, y a países enteros que ya tienen conflictos por los derechos hídricos, como la India y Pakistán.

    Pero hasta ahora nadie había cuantificado la importancia relativa de cada torre de agua del mundo; en otras palabras, cuán relevante es el agua que fluye desde esas regiones para las poblaciones de las zonas bajas. Tampoco se había creado un cómputo internacional completo de la vulnerabilidad de cada torre de agua al abanico de factores que podrían afectarlas: el clima cambiante, el mayor desarrollo de infraestructura y el consiguiente aumento del uso de agua, o la inestabilidad geopolítica, entre otros.

    Dos mujeres se ocupan de su campo de patatas en el valle de Chiporsun, Pakistán. La región forma parte de la torre de agua del Indo, el sistema hídrico glaciar del que más se depende en el mundo.
    Fotografía de Matthieu Paley, Nat Geo Image Collection

    «Es una alerta sobre la sensibilidad de estas regiones montañosas al cambio climático y otras presiones», afirma Justin Mankin, climatólogo de la Universidad de Darmouth que no participó en la investigación.

    El equipo de investigación decidió que la «importancia» de las torres de agua era una función de dos factores: el suministro en las zonas de gran elevación y la demanda en las zonas bajas. Si una torre de agua posee suficientes recursos hídricos —en forma de nieve, hielo o agua líquida—, tiene un suministro elevado. Si la demanda en zonas bajas también es alta para actividades como la agricultura, las ciudades y los pueblos o los usos industriales, entonces la torre de agua se considera importante. La del río Indo es la más importante del mundo, dentro de este marco de referencia.

    «A lo largo del Indo viven 120 millones de personas, pero la llanura del Indo es como un desierto. Depende por completo del agua de los glaciares de las zonas altas», explica Immerzeel.

    Tres de las cinco torres de agua más importantes del mundo se encuentran en Asia: el Indo, el Tarim y el Amu Daria.

    En Norteamérica, las regiones del río Fraser de la Columbia Británica y la torre de agua del Columbia en el Pacífico Noroeste son las más importantes. En Sudamérica, la cordillera Principal, la cordillera Patagónica Sur y la Patagonia andina son de gran importancia; y en Europa, los Alpes proporcionan suministros hídricos fundamentales.

    África y Australia no figuran en la lista porque sus montañas nevadas no proporcionan fuentes de agua fundamentales a grandes centros de población como las regiones de alta montaña de Asia y Sudamérica.

    Mayores presiones en el futuro

    ¿Qué pasará con estas torres de agua en el futuro? ¿Cuáles son las más vulnerables a las presiones crecientes?

    El cambio climático afectará a la forma y el tamaño de los glaciares de alta montaña, así como a la cantidad y al tipo de precipitaciones. En muchos casos, la cantidad total de líquido que caerá del cielo podría aumentar, pero no necesariamente lo suficiente para compensar el agua que se pierda por el deshielo glaciar.

    Por otra parte, se prevé que aumenten los conflictos y la demanda en zonas bajas en casi todas las torres de agua del mundo. Según Immerzeel, es probable que el crecimiento demográfico y el desarrollo de infraestructura a nivel mundial provoquen un incremento exponencial de la demanda de agua. Una mayor demanda, combinada con una eficacia gubernamental limitada y las tensiones políticas por los derechos hídricos en muchas partes del mundo, incrementará la vulnerabilidad de las torres de agua.

    Los autores advierten que la del Indo es la torre de agua más vulnerable del mundo, seguida por la del Amu Daria, el Ganges, el Tarim y el Sir Daria. Las torres de agua sudamericanas también son extremadamente frágiles.

    Norteamérica y Europa no escapan a las presiones, que aumentarán en las regiones con torres de agua como la meseta del Columbia, la cuenca del Colorado, el Rin y el Po, entre otras.

    «La vulnerabilidad de las torres de agua no es algo que quede relegado a las torres de agua de las regiones montañosas de Asia, sino que abarca ambos hemisferios y es un fenómeno global», afirma Mankin.

    ¿Dónde centraremos nuestros esfuerzos?

    Los científicos ya eran conscientes de los cambios que afectarán a las regiones de alta montaña.

    «El agua va a cambiar casi seguro», afirma Wouter Buytaert, hidrólogo del Imperial College London. «El próximo paso es pensar qué podemos hacer, cómo podemos aumentar la resiliencia de las comunidades. Hay que ser creativos y hallar soluciones para compensar parte de esa pérdida de almacenamiento de agua».

    Dingboche es una aldea al pie del Himalaya, una de las muchas que reciben agua de la torre de agua local en lo alto de la montaña.
    Fotografía de Eric Daft

    En Ladakh, quizá haya que construir estupas, pequeños montones de hielo que perduren en la estación seca. En Perú, quizá haya que reactivar antiguos sistemas hídricos que recojan el líquido de las torres de agua en canales y embalses.

    Pero también se necesitarán soluciones a escala nacional y planetaria: abordar el cambio climático y las cuestiones geopolíticas para controlar las vulnerabilidades.

    «Llegados a este punto, hay que pensar en el mundo entero», afirma Koppes. «Es fundamental para el mundo en vías de desarrollo y el sur global, pero estas vulnerabilidades también existen en nuestras comunidades y necesitan atención ya».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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