¿Arruinarán las presas uno de los últimos ríos salvajes de Europa?

El río Viosa de Albania también se enfrenta a otras amenazas, entre ellas un aeropuerto. Declarar el río parque nacional podría salvarlo.

Por Stefan Lovgren
fotografías de Jonas Kako
Publicado 14 jul 2021, 13:55 CEST
Río Viosa

El río Viosa, cerca de la frontera entre Albania y Grecia.

Fotografía de Jonas Kako

El río Viosa, que emerge de un desfiladero cercano, se extiende por el vasto terreno de grava que hay bajo esta ciudad histórica ubicada en una colina. Sus aguas rápidas y turquesas tejen una red caprichosa de canales y arroyos. Es un río que avanza por donde quiere.

Así eran muchos ríos de Europa central hace ya tiempo, antes de que fueran contaminados, embalsados y fragmentados en los últimos dos siglos. En la actualidad, hay más ríos alterados y obstruidos por barreras artificiales en Europa que en cualquier otro continente. El Viosa, que circula sin obstáculos por el sur de Albania y desemboca en el mar Adriático, es uno de los últimos grandes ríos europeos que aún es salvaje. Esto lo convierte en el buque insignia de las iniciativas de conservación para proteger los ríos más pequeños que fluyen libremente por los Balcanes, que también permanecen relativamente intactos. 

Sin embargo, el Viosa, sus afluentes y otros ríos balcánicos afrontan nuevas amenazas para sus caudales naturales, ya que las autoridades de la región, que abarca hasta una docena de países del sureste de Europa, están considerando propuestas para construir más de 3400 nuevas centrales hidroeléctricas. Los críticos advierten de que estas instalaciones podrían tener consecuencias ecológicas devastadoras para una de las regiones más biodiversas de Europa. Además de más de una docena de nuevas presas planificadas en los principales afluentes del río Viosa, se están realizando prospecciones petrolíferas río arriba en el Viosa y el gobierno albano ha aprobado planes para construir un nuevo aeropuerto en el delta del Viosa, donde abundan las aves.

 «El Viosa es la batalla fundamental por la protección de los ríos que fluyen libres en los Balcanes y más allá», afirma Ulrich Eichelmann, director general de Riverwatch, con sede en Viena, Austria, uno de los varios grupos ecologistas que hace unos años se unieron en una coalición llamada Save the Blue Heart of Europe.

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    Una central hidroeléctrica en el lecho del río Langarica, afluente del Viosa.

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    Miri Merkaj, de 18 años, es una joven pastora de Kuta, Albania. Si se construye una presa en Pocem, su familia perderá todas sus tierras debido a un lago artificial creado en el valle.

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    Philippe Theou, biólogo francés, y Marta Crivellaro, italiana, estudian el tamaño y la forma de las rocas en el lecho del río cerca de Permet.

    Fotografía de Jonas Kako

    Hace menos de una década, se sabía poco sobre la abundante biodiversidad del Viosa. «Casi no teníamos ni idea de lo que había», dice Aleko Miho, taxónomo de la Universidad de Tirana. Durante un estudio biológico de 2017 —realizado durante la planificación de la construcción de dos presas en el tramo medio del Viosa—, unos 40 científicos de Albania, Austria y Alemania descubrieron decenas de especies que habían desaparecido hace tiempo de los ríos regulados de Europa central, entre ellas muchos insectos acuáticos.

    «El Viosa es el mundo perdido de Europa», afirma Fritz Schiemer, ecologista jubilado de la Universidad de Viena, que dirigió ese estudio con Miho.

    Criaturas pequeñas y más pequeñas

    El mes pasado, gran parte de ese equipo científico regresó a Albania para llevar a cabo otro estudio, esta vez centrado en dos grandes afluentes del Viosa —el Shushica y el Bënça— que forman parte de una red de ríos prístinos que abarca tres veces la longitud del propio Viosa. «Es una oportunidad de estudiar los ríos en condiciones naturales, algo que ya no podemos hacer en la mayor parte de Europa», dice Schiemer.

    Aunque la cuenca del río alberga animales carismáticos como el lince balcánico, en peligro crítico de extinción, su biodiversidad más abundante se encuentra entre los invertebrados menos glamurosos, ya que los insectos constituyen la gran mayoría de las especies que viven aquí. «Si queremos salvar la biodiversidad del Viosa, hay que empezar por aquí», dice Gernot Kunz, entomólogo del Instituto de Biología de Graz, experto en saltamontes verdaderos, un grupo que incluye a las cigarras, los saltahojas y las chicharritas, insectos tan comunes en los terrenos cercanos al Viosa que pueden encontrarse hasta 10 000 de ellos en un solo metro cuadrado.

    Cerca de la aldea de Brataj, Anton Drescher está en la orilla de grava del Shushica, inspeccionando una pared de roca. De sus grietas brota un popurrí de flores silvestres. Drescher, botánico de la Universidad de Graz, en Austria, identifica la mayoría como especies típicas del Mediterráneo. «En otros lugares no se ven estas flores y plantas juntas de esta forma», dice.

    En el Viosa se han identificado al menos 31 especies de peces, entre ellas varias en peligro de extinción, como el Gobio skadarensis, una carpa diminuta endémica de los Balcanes. Parece que el río también se ha convertido en un refugio para las anguilas europeas, en peligro crítico de extinción, que llegan desde el mar. «Abundan los peces marinos en las partes bajas del río», cuenta Paul Meulenbroek, ecólogo de peces de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena.

    Otros organismos que a menudo se pasan por alto son los moluscos y, en particular, los caracoles, que prosperan en los montones de materia orgánica arrastrada hasta las riberas del río. Hay muy pocos datos sobre estas criaturas diversas en el Viosa, dice Michael Duda, malacólogo del Museo de Historia Natural de Viena. «Podría ser que estemos perdiendo especies que ni siquiera sabíamos que existían».

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      Un proyecto de presa paralizado en Kalivac.

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      Robert Tabacu es guía de senderismo y turoperador de rafting. Por la noche, suele ir a pescar con su red de pesca tradicional. Si se construyen presas a lo largo del Viosa, teme que acudan menos turistas a la región.

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      Dona Tabacu es dueña de un pequeño negocio de acampada ecológica con su marido, Robert, cerca de Permet. Es una activista contra la construcción de presas.

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      ¿Qué está en peligro?

      La tarea de catalogar la flora y la fauna de esta zona ha cobrado mayor urgencia debido a la planificación de centrales hidroeléctricas en los afluentes del Viosa, que incluyen cinco a lo largo del Shushica. «Los datos científicos nos ayudarán a demostrar ante los tribunales que las presas causarán un daños graves e irreparables en el ecosistema», afirma Dorian Matlija, abogado de la organización albanesa sin ánimo de lucro Res Publica, que libra una batalla legal contra la construcción de las presas.

      Aunque la construcción de las presas bloquearía importantes migraciones de peces, puede que la intensificación de la presión pesquera ya esté haciendo mella en los peces migratorios. Cerca de la confluencia del Shushica con el Viosa pueden verse redes de pesca que bloquean el río. No hay ni rastro del esturión, en peligro crítico de extinción, que antaño acudía al Viosa para reproducirse.

      El Viosa tiene una presa, construida a finales de la década de 1980 cerca de su nacimiento en el macizo de Pindo, al otro lado de la frontera, en el norte de Grecia, donde el río se conoce como Aoos. Pero en el resto de su curso de 274 kilómetros, fluye libremente a través de un mosaico de paisajes montañosos albaneses que incluyen cañones y tramos de río trenzados que miden más de kilómetro y medio de ancho.

      Los planes del gobierno albanés para colocar presas en el río Viosa se remontan a los años 90, una época caótica para Albania, que salió de décadas de aislamiento y gobierno comunista. Con menos de tres millones de habitantes, Albania genera casi toda su electricidad a partir de la energía hidroeléctrica, la mayor parte de la cual se produce en los ríos del norte del país, donde hay 170 presas. Es uno de los países más pobres de Europa, aunque su economía crece de manera constante.

      La demanda creciente de electricidad

      Actualmente hay unas 1500 centrales hidroeléctricas en funcionamiento en los Balcanes, muchas menos que en el resto de Europa. Los defensores de las presas afirman que la expansión de la energía hidroeléctrica en la región es necesaria para satisfacer la demanda creciente de electricidad y para alimentar las economías nacionales en apuros, y que las presas también se promocionan como forma de generación de energía más respetuosa con el clima que, por ejemplo, la quema de carbón.

      Los críticos sostienen que pocos de los proyectos son económicamente viables y que suelen diseñarse para servir a intereses privados o políticos. Con más de mil de las nuevas presas —alrededor de un tercio del total— planificadas en áreas protegidas, los conservacionistas advierten que las consecuencias ambientales serán desastrosas. Recomiendan a los gobiernos balcánicos que se centren en energías renovables más baratas, como la solar y la eólica, que, según ellos, son verdaderamente ecológicas.

      Cuando el gobierno actual asumió el poder en 2013, los altos cargos prometieron alejarse de la energía hidroeléctrica y centrarse en la protección de la naturaleza como parte de la meta de convertir a Albania en un destino de ecoturismo, construido alrededor de áreas prístinas como la del Viosa.

      «Este gobierno ha confirmado que no se permitirá la construcción de centrales hidroeléctricas en el río Viosa», dijo Blendi Klosi, ministro de Turismo y Medioambiente de Albania, por correo electrónico. El año pasado, su ministerio denegó, por motivos ecológicos, un recurso final de un consorcio turco-albanés para construir la presa de Kalivaç, la mayor de las dos presas propuestas en el Viosa, en la que fue una importante victoria para los defensores del río.

      Por otra parte, la construcción de unas 100 presas, la mayoría pequeñas, prosigue en otros lugares de Albania y el gobierno no ha tomado ninguna medida para cancelar las concesiones de los proyectos previstos en los afluentes del Viosa. «Hay falta de transparencia a cada paso» con este gobierno, dice Neritan Sejamini, un conocido comentarista político albanés. «No existen planes estratégicos para los programas de inversión, sino intervenciones aleatorias».

      Ya se han construido presas en tres afluentes del Viosa, entre ellos el Langarica, que atraviesa un parque nacional y donde empezó a funcionar la última de tres centrales hidroeléctricas en 2015. En la actualidad, las aguas del río que en el pasado corrió libremente a través de un cañón espectacular de 11 kilómetros de largo han sido desviadas en tuberías gigantes, convirtiendo su caudal en un mero goteo.

      Amenazas inminentes

      Las decisiones del gobierno albanés también han dado lugar a varias protestas por la venta a Shell de los derechos de exploración de petróleo y gas natural en la región montañosa más meridional, por la que pasa el río Viosa. Los residentes de la zona dicen que cualquier futura producción petrolífera tendrá consecuencias medioambientales catastróficas y arruinará la zona como destino turístico de senderismo y rafting.

      «Nadie quiere visitar un lugar donde están perforando petróleo», afirma Aleks Tane, que trabaja como guía fluvial en Permet, un pueblo pintoresco cerca de la frontera con Grecia.

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      Un torneo de fútbol en la escuela de Kuta. Si se construye une presa en Pocem, el pueblo de Kuta estará a orillas del lago artificial que inundará los campos de cultivo locales.

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      Ani Zekaj y Miri Merkaj ordeñan ovejas cerca de Kuta. Una presa significa que perderán su medio de subsistencia debido a la inundación de los pastos.

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      Un portavoz de Shell declinó que le entrevistáramos y dijo en una declaración escrita que la empresa «nunca perforará en busca de hidrocarburos en el valle de Viosa», pero no definió las fronteras del valle. El portavoz añadió, sin dar explicaciones, que el proyecto vendría a «demostrar un impacto global positivo en la biodiversidad» de la zona. Klosi, el ministro de Turismo albanés, escribió en su correo electrónico que el impacto medioambiental sería «casi nulo».

      Los planes para construir un aeropuerto internacional con financiación privada en la región del delta del río Viosa también han sido criticados por los conservacionistas. La ubicación propuesta, que en su día albergó un pequeño aeropuerto militar, se encuentra en una zona de humedales que antes estaba protegida y que está conectada a la inmensa laguna de Narta. Sus aguas son un refugio para más de 200 aves, la mayoría migratorias, entre las que figuran los flamencos comunes, que han vuelto a la zona en los últimos años tras una ausencia prolongada.

      Los opositores han criticado el reciente rediseño del Paisaje Protegido de Viosa-Narta, del que se ha excluido el emplazamiento del aeropuerto propuesto, como un esfuerzo del gobierno para facilitar la construcción del aeropuerto.

      «La nueva zona protegida es como un queso suizo, tiene muchos agujeros sin proteger», dice Mirjan Topi, ornitólogo que trabaja como guía de aves en Viosa-Narta.

      «Lo que hace especial a Albania es su riqueza biológica», dice Topi. «Si se construye el aeropuerto, se perderá uno de los grandes tesoros de biodiversidad, no solo de Albania, sino de Europa».

      Un anteproyecto

      En un llamamiento a los votantes antes de las elecciones nacionales del pasado abril, el primer ministro Edi Rama, que fue reelegido, había prometido convertir el Viosa en parque nacional. En lugar de ello, su gobierno lo nombró «parque natural», una categoría que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, ofrece menos protección que la de parque nacional. Técnicamente, un parque nacional está protegido legalmente contra todos los proyectos de infraestructuras, como centrales hidroeléctricas y aeropuertos, mientras que un parque natural no.

      «El valor del río Viosa justifica algo más que la declaración de parque natural», afirma Andrej Sovinc, vicepresidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la UICN.

      Históricamente, las áreas protegidas han sido diseñadas para los ecosistemas terrestres, no para los ríos que los atraviesan. Aunque algunos parques nacionales europeos llevan el nombre de ríos, solo hay uno, el parque nacional Danubio-Auen, en Austria, que podría considerarse un verdadero parque nacional fluvial, ya que se limita al propio río Danubio y su hábitat ribereño. Pero ese parque solo abarca un tramo del Danubio, que es uno de los ríos más modificados de Europa.

      Ahora, los defensores del Viosa están presionando para convertir toda la red del río Viosa en un parque nacional. «Los afluentes son como las venas de nuestro cuerpo que hacen circular la sangre; si los cortamos, el cuerpo morirá», dice Besjana Guri, de EcoAlbania, una organización ecologista sin ánimo de lucro que lidera la campaña y que a principios de este año presentó al gobierno albanés una propuesta detallada de parque nacional para toda la cuenca.

      Eichelmann, de Riverwatch, lo considera un modelo para la restauración de ríos en todas partes. «No basta con proteger los ríos aquí y allá», afirma.

      Con el apoyo internacional de personalidades como Leonardo DiCaprio y la empresa textil Patagonia, la campaña Save the Blue Heart ha ido cobrando impulso sobre el terreno en los Balcanes en los últimos años, y últimamente se ha anotado una serie de victorias. El mes pasado, el primer ministro de Macedonia del Norte, Zoran Zaev, anunció la anulación de la mayoría de los contratos de concesión de pequeñas centrales hidroeléctricas en su país.

      Asimismo, se concedió el prestigioso Premio Medioambiental Goldman a «las valientes mujeres de Kruščica», un grupo de mujeres de Bosnia-Herzegovina que ocuparon un puente sobre el río Kruščica durante más de 500 días y noches, desafiando los violentos intentos de desalojo de la policía, para protestar contra la construcción de dos centrales hidroeléctricas. Es la segunda vez en los últimos tres años que los activistas que protestan contra la energía hidroeléctrica en los Balcanes ganan el premio.

      Petrit Canaj en sus campos cerca del pueblo de Kuta. Si se construye una presa en Pocem, la mayor parte de sus tierras quedarán inundadas.

      Fotografía de Jonas Kako

      Incluso en Albania, donde cualquier tipo de activismo cívico fue reprimido durante décadas, la defensa del medioambiente es cada vez más visible entre la gente, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. «Ese miedo a las protestas sigue existiendo, pero está cambiando», afirma Olsi Nika, biólogo de EcoAlbania.

      Cita una encuesta reciente que indica que el 94 por ciento de los albaneses quieren que el río Viosa sea declarado parque nacional como prueba de que sus compatriotas son cada vez más conscientes y aprecian su riqueza medioambiental.

      Para Eichelmann, que es alemán, visitar el Viosa es un recordatorio de cómo era gran parte de Europa central. Una mañana temprano, durante la semana de la exploración científica, remontó un pequeño afluente sin nombre del río Shushica. De repente, el paisaje se abrió a un lugar donde el agua cristalina bordeaba unos islotes que se habían formado en el río. Las oropéndolas y las libélulas zumbaban alrededor de los álamos y los plátanos de sombra. «Estar en un lugar así», dice. «Se entiende realmente lo que hemos perdido».

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

      Unos chicos en un viejo puente cerca de Fitore, en el delta del Viosa.

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