Pristine Seas: un viaje a la conservación de los paraísos salvajes liderado por el explorador español Enric Sala

En busca de los últimos ecosistemas prístinos del planeta, el proyecto Pristine Seas cuenta con tres exploradores españoles de National Geographic para lograr un ambicioso objetivo: proteger un 30 por ciento de los océanos del planeta para 2030.
Manu San Félix buceando bajo una mantarraya.
Fotografía de NAtional Geographic
Por Cristina Crespo Garay
Publicado 17 sept 2021, 18:14 CEST, Actualizado 13 dic 2021, 10:32 CET

Jack Cousteau afirmó: “Las personas solo amamos aquello que conocemos y, solo cuando amamos algo, lo protegemos”. A través de estas sencillas pero contundentes palabras, el Explorador Residente de National Geographic Enric Sala explicaba en una entrevista a National Geographic la necesidad de conocer en profundidad los océanos, que bañan el 70 por ciento de la superficie terrestre, para lograr su conservación.

“La vida en los océanos ha ido disminuyendo en todo el mundo debido a la sobrepesca, la destrucción del hábitat y el cambio climático. Sin embargo, solo el 7 por ciento del océano está actualmente bajo algún tipo de protección”, afirma Enric Sala. Tras una vida entera bajo la piel del océano, el ecólogo marino ha logrado la protección de más de 6,5 millones de kilómetros cuadrados de océano gracias al proyecto que fundó y lidera: Pristine Seas.

Por el gran mérito que supone este logro, este año el proyecto de Enric Sala ha sido reconocido como uno de los primeros finalistas de la primera edición del Earthshot Prize, que se vislumbra ya como el premio medioambiental más prestigioso del mundo. “Es un honor ser reconocido como uno de los primeros finalistas del Earthshot Prize. Este reconocimiento nos brinda el apoyo adicional que necesitamos para lograr nuestro ambicioso objetivo de preservar nuestro océano para las generaciones futuras", afirma Sala.

“Pristine Seas ha protegido en el océano unas catorce veces la superficie de la península ibérica.”

por Manu San Félix
Explorador National Geographic

El pasado mes de junio, Sala también recibió la reconocida medalla Hubbard de National Geographic, la máxima distinción en exploración, investigación científica y descubrimiento. Durante los últimos 12 años, Pristine Seas se ha lanzado a más de 31 expediciones a los últimos rincones salvajes del planeta, donde ha logrado crear 24 reservas marinas.

“Nuestra misión para Pristine Seas siempre ha sido conservar el océano. La ciencia nos ha demostrado que necesitamos proteger al menos el 30 por ciento de los océanos del mundo para 2030, con el fin de restaurar la vida marina, aumentar nuestro suministro de pescado y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, afirma Enric Sala.

Los exploradores españoles de Pristine Seas

A día de hoy, Pristine Seas se encuentra tras el 80 por ciento de los océanos protegidos del planeta, convirtiéndose en uno de los mayores impulsores de la conservación de los océanos de todo el mundo.

Como parte del equipo español que compone Pristine Seas, junto a Enric Sala se encuentra el biólogo marino y explorador de National Geographic Manu San Félix, que forma parte del proyecto como director de imagen submarina desde el inicio del proyecto.

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    “Para todos los que formamos parte de Pristine Seas, esta cifra es un motivo de orgullo, satisfacción y, sobre todo, energía para continuar”, afirma San Félix. “Estudiar las zonas prístinas es tan importante porque ahí tenemos muchísima información de los ecosistemas cuando están en perfecto estado”.

    Sin imaginar esta destacada trayectoria, el proyecto arrancó su primera expedición en hace doce años, en marzo de 2009, fruto de la colaboración de varios expertos marinos que unieron sus voces por los océanos. Hoy se encuentra tras él un gran equipo multidisciplinar de más de 30 científicos, cineastas y expertos que viajan a los últimos lugares salvajes del océano para investigarlas e inspirar la creación de áreas marinas protegidas. 

    En su expedición a Costa Rica conocieron a la exploradora de National Geographic Noelia Hernández, que desde entonces colabora con el proyecto de Pristine Seas. "Surgió en el año 2018, en Costa Rica, cuando trabajaba como directora científica de una ONG de conservación local llamada Conservación Osa", explica Noelia Hernández. "Gran parte de mi trabajo era promover la creación de una nueva área marina protegida y la ONG trabajó en colaboración con el equipo de Pristine Seas para realizar una expedición científica y apoyar el proceso en conjunto. Actualmente estoy trabajando como coordinadora de un estudio sobre economía azul que está liderando Pristine Seas en alianza con otras ONG".

    Paraísos prístinos para restablecer ecosistemas como el Mediterráneo

    Durante los últimos tres años, Noelia Hernández ha trabajado en la creación de una nueva área marina protegida en la Península de Osa en Costa Rica, conocida a nivel mundial por el Parque Nacional Corcovado y su alta biodiversidad. "La creación de esta área marina protegida permitirá expandir la protección marina de Corcovado y proteger el corredor marino que conecta la costa con la Isla del Coco y esta a su vez con Galápagos, ruta migratoria de especies amenazadas como el tiburón martillo". Esta área forma parte también del objetivo del 30 por ciento de superficie oceánica que se pretende proteger para el 2030.

    "Pristine Seas es el proyecto más grande y eficaz de conservación marina a nivel mundial en creación de áreas marinas protegidas y, por tanto, es un gran privilegio poder trabajar en colaboración con los mayores expertos a nivel mundial en investigación marina, exploración, filmación y política para proteger los océanos", afirma Hernández.

    “Pristine Seas se encuentra tras el 80 por ciento de los océanos protegidos del planeta.”

    por National Geographic Society

    Aquel encuentro en Costa Rica posibilitó, además de la colaboración en Pristine Seas, que ambos exploradores, Noelia Hernández y Manu San Félix, iniciaran un estudio sobre los beneficios económicos que genera el medio marino en las islas de Ibiza y Formentera, ahondando en cómo un océano saludable puede beneficiar al turismo y especialmente a los pescadores artesanales.

    "De forma paralela, estoy trabajando con Manu San Félix en otros proyectos de conservación marina que tienen como objetivo restaurar y proteger el Mediterráneo para conseguir que sea como era 50 años atrás", cuenta Hernández. "Como exploradora de National Geographic no sólo tengo la oportunidad de poder explorar e investigar estos sitios únicos en el mundo, sino también de protegerlos y tener un impacto positivo. Es un orgullo y un sueño hecho realidad". 

    Por su parte, el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Kike Ballesteros colabora en Pristine Seas desde sus inicios y su trabajo se basa en analizar la vida marina asociada al fondo marino. "Enric sabía que además de la parte visual del proyecto, necesitaba una base científica muy sólida para poder convencer a la gente de que esto no es solo bonito, sino también necesario, y eso te lo muestran los datos científicos. Lo que diferencia a Pristine Seas de otros proyectos de conservación marina es tanto una imagen espectacular como na ciencia muy sólida", afirma Ballesteros.

    Una solución integral para el clima, la pesca y la biodiversidad

    Pristine Seas ha protegido unas 14 veces la superficie de la península ibérica”, afirma Manu San Félix. “Ahora, el objetivo de Pristine Seas es muy ambicioso: conseguir que el 30 por ciento de los mares y océanos del planeta estén protegidos para 2030”. El pasado mes de marzo la revista científica Nature publicó un estudio pionero a nivel mundial y dirigido por Enric Sala: Protección del océano global para la biodiversidad, los alimentos y el clima.

    Por primera vez, este trabajo propone una solución integral para los grandes problemas medioambientales que nos apremian. Un equipo internacional de 26 autores determinó las áreas oceánicas que, si estuvieran protegidas, resolverían la crisis climática, alimentaria y de biodiversidad.

    Atendiendo a estas zonas podría protegerse más del 80% de los hábitats de especies marinas en peligro de extinción y aumentarían las capturas de pesca en más de ocho millones de toneladas métricas, según datos de National Geographic Society. Esta organización mundial sin ánimo de lucro inspira a proteger las maravillas de nuestro mundo desde 1888 a través de la ciencia, la exploración, la educación y la narración.

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      Cámara en mano, Enric Sala bucea entre medusas en una expedición de Pristine Seas. El ecólogo marino dejó a un lado su carrera como profesor de universidad para dedicarse por completo a la conservación de los océanos. 

      Fotografía de Manu San Félix, Nat Geo Image Collection

      “En este estudio, hemos sido pioneros en una nueva forma de identificar los lugares que, si están fuertemente protegidos, impulsarán la producción de alimentos y salvaguardarán la vida marina, todo mientras reducen las emisiones de carbono”, afirma Enric Sala. “La humanidad y la economía se beneficiarán de un océano más saludable, y podemos obtener esos beneficios rápidamente si los países trabajan juntos para proteger al menos el 30 por ciento del océano para 2030".

      Este 30 por ciento protegido "es el mínimo al que tenemos que aspirar, porque el correcto funcionamiento de los océanos es clave para la salud del planeta, y el otro 70 por ciento queda abierto a la explotación”, afirma San Félix.

      24 reservas marinas protegidas

      Desde los fiordos de la Patagonia hasta las islas Azores, pasando por paraísos de la biodiversidad como Cabo de Hornos o las islas Salvajes, Pristine Seas ha documentado e investigado los lugares más salvajes que permanecen casi intactos en nuestro planeta. "El salto de Pristine Seas es cuantitativo, pero sobre todo cualitativo: ninguna organización ha conseguido en 10 años ayudar a proteger tal cantidad de hectáreas", afirma Ballesteros.

      De las 31 expediciones llevadas a cabo, el equipo ha logrado proteger 24 reservas marinas en lugares tan emblemáticos como la Isla del Coco, Yaganes, Nueva Caledonia o las islas Galápagos.

      En Costa Rica, la Península de Osa es "un lugar donde muchos animales van a dar a luz a sus crías, como ballenas jorobadas, tiburones martillos, tortugas... Es un ecosistema lleno de vida, donde puedes llegar a perderte buceando dentro de grandes escuelas de peces, estar rodeado de tiburones o ver miles de mantas o delfines nadando a la vez", relata Noelia Hernández. Gran parte del objetivo de Pristine Seas se basa en que "la gente de la zona tenga la oportunidad de sentir este lugar muy de cerca e involucrarse en su protección".

      Mapa de las expediciones llevadas a cabo por Pristine Seas. 

      Fotografía de National Geographic Society

      La última reserva marina se logró el pasado agosto, con la protección de más de un área que  cubrirá más de 6400 kilómetros cuadrados en la Reserva de la Biosfera Islas Marías, en México. Este archipiélago mexicano de cuatro islas volcánicas, ubicado en un área entre el Golfo de California y el Océano Pacífico, alberga una increíble diversidad de especies endémicas que habitan arrecifes y corales.

      Unos meses antes, en noviembre de 2020, la protección de las aguas alrededor de las islas habitadas más remotas del mundo, Tristan da Cunha, se convirtieron en un santuario marino en pleno Atlántico y la cuarta área marina protegida más grande del mundo.  

      Investigación y documentación: una mirada más allá

      El éxito de Pristine Seas se basa en la combinación, cuando se lleva a cabo una expedición, del trabajo del equipo de media, cuyo objetivo es la producción de documentales o cortos de esos lugares, y el equipo de ciencia, que estudia y analiza todo el entorno para llevar esos aprendizajes a la protección y la restauración de otros ecosistemas. “El objetivo de viajar a los lugares remotos de los océanos es inspirar a los países que tienen soberanía para su protección”, afirma el biólogo. Los datos científicos se presentan a los dirigentes de los países para hablarles de los grandes beneficios que supone la protección de sus aguas marinas a todos los niveles.

      “Tenemos el privilegio de poder viajar, observar y aprender cómo funcionan los mares y océanos para transmitir ese conocimiento con el objetivo de aplicarlo en la protección y la recuperación de ecosistemas a nivel mundial, como el Mediterráneo”, afirma San Félix. “A mí me corresponde captar la esencia y la belleza de los sitios que visitamos.  Es un privilegio poder visitar esos lugares de naturaleza pura, donde no sólo disfrutas de lo que ves, sino también del sonido, el olor, todo. Cuando sientes que no hay una sola traza de presencia humana es maravilloso, porque es una biblioteca de información para un biólogo”.

      COP25: Entrevista a Enric Sala, explorador de National Geographic
      El explorador de National Geographic Enric Sala nos habla sobre su proyecto Pristine Seas y nos cuenta qué espera de la COP25.

      Las consecuencias de la crisis climática se adentran desde hace años en los rincones más recónditos de la vida en la tierra, afectando a miles de localidades a nivel económico y social. El equilibrio de nuestros ecosistemas es el eje que estructura nuestras sociedades a su alrededor. Por tanto,  la labor de investigación de Pristine Seas va además mucho más allá de las razones medio ambientales y ayuda en la lucha de cientos de comunidades por la protección del planeta.

      En esta línea, el último documental producido por Pristine Seas, The Last Ice: Salvar el Ártico, cuyo estreno fue el pasado 5 de junio, narra la cruda historia de las comunidades inuit que luchan para proteger el hogar que ven desaparecer tan rápidamente.

      La protección de la naturaleza, en nuestra mano

      “Tenemos que actuar más rápido porque los años pasan volando y los problemas siguen creciendo”, alerta San Félix. “Pero actualmente hay una corriente de mirar a la naturaleza en general, y a los océanos en particular, que lucha por atenuar esa terrible huella que estamos dejando. El desafío es continuar ese progreso sin que sea a costa de la naturaleza”.

      A través de las palabras del biólogo, destacamos un doble mensaje a la sociedad. “Por un lado, tenemos problemas muy serios a nivel medioambiental con los que a veces se nos el alma a los pies, pero al mismo tiempo, estamos en el momento crucial de revertir la situación, ya que tenemos el conocimiento y la tecnología para lograrlo”.  

      El papel de las administraciones y las grandes empresas es crucial, pero los expertos recuerdan que el cambio hacia una forma de vida sostenible, más allá de los grandes proyectos y las autoridades, está en nuestra mano.

      Una de las claves que marca la diferencia se basa en el enorme peso de las acciones cotidianas de cada individuo en su hogar y a través de las elecciones que hacemos en nuestra cesta de la compra y, por tanto, en las empresas que decidimos apoyar.

      “Gestos como reciclar las basuras, vigilar nuestro consumo de agua y energía, lo que comemos o cómo vestimos tiene una gran huella en nuestro planeta y, si queremos revertir la situación, es el momento de ser impecables”, concluye San Félix.

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