Conectar con la naturaleza puede fomentar la creatividad y la salud

Richard Louv, autor de “El último niño en la naturaleza”, nos explica cómo prevenir a la sociedad del “déficit de naturaleza”.

Por Brian Clark Howard
Niña en el desierto
Una chica en el desierto.
Fotografía de John Burchman, National Geographic

"He venido sosteniendo desde hace tiempo la teoría de que la conexión con la naturaleza debe ser considerada como un derecho humano". Esto dijo Richard Louv a la multitud reunida en el patio de la sede de National Geographic en Washington, D.C. el pasado miércoles. Louv estaba allí para inspirar al público sobre los beneficios de pasar tiempo al aire libre.

Louv, el autor de los bestsellers El último niño en el bosque (2005) y The Nature Principle, (2011), acuñó el término "trastorno por déficit de naturaleza" para describir la pérdida de conexión que los niños sienten cada vez más con el mundo natural. El trastorno por déficit de naturaleza no es una enfermedad clínicamente reconocida, explica, sino más bien un término para evocar una pérdida de la comunión con los demás seres vivos. Sin embargo, argumenta, el trastorno afecta a "la salud, el bienestar espiritual, y muchas otras áreas, incluyendo la capacidad de sentirse vivos".

Las causas de la enfermedad incluyen la pérdida de espacios al aire libre, los calendarios cada vez más ocupados, el énfasis en los deportes de equipo sobre el juego individualizado y la exploración, la competencia de los medios electrónicos, y lo que Louv y otros llaman una "cultura del miedo", en la que la gente tiene miedo visitar áreas naturales o incluso salir a la calle debido al hincapié realizado por los medios en que el mundo no es un lugar seguro.

Para profundizar más en las ideas de Louv, National Geographic se sentó con él para realizarle algunas preguntas.

Han pasado ya algunos años desde que apareciese “El último niño en el bosque”. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Bastante. Escribí otro libro, llamado The Nature Principle ("El principio de la naturaleza), que muestra la idea del trastorno por déficit de naturaleza para adultos.

No sabía que tendría el impacto que tiene. Nunca pretendo que “El último niño en el bosque” fuese un descubrimiento de nada, pero resultó ser una herramienta muy útil. Hoy en día, si nos fijamos en childrenandnature.org [el sitio web de los Niños y la Naturaleza, un grupo fundado Louv], podremos ver ver todo tipo de buenas noticias en todo el país, y cada vez está haciéndose más internacional. Hay 112 empresas provinciales, estatales o campañas regionales en Estados Unidos y Canadá que están trabajando en hacer que los niños pasen tiempo al aire libre, muchos de los cuales no tenían antes esa oportunidad.

Nunca me importó la orientación religiosa o política de las personas, pero sí cómo era su casa del árbol... Al final, ninguna persona quiere formar parte de la última generación de niños con acceso a la naturaleza.

Esta semana, habló en un evento en el Centro para el Progreso Americano en Washington con Sally Jewell, Secretaria del Interior de Estados Unidos, sobre la importancia de lograr que niños y adultos salgan fuera de la ciudad. ¿Cómo fue eso?

Sally Jewell es una ex jefa de REI, la tienda de ropa deportiva, y ella es una de las personas que dieron un paso hacia adelante cuando Last Child salió. Ella se puso una mochila y la llenó de copias del libro, fue a la Casa Blanca, y se los entregó al personal y al Presidente.

Ella será la tercera Secretaria del Interior que haya estado plenamente comprometida con este tema. El primero fue Dirk Kempthorne, un republicano conservador bajo el mandato del presidente George W. Bush. Luego sería Ken Salazar con Obama, y ahora Sally, que probablemente tiene la mayor experiencia en este tema.

¿Puede compartir algunos ejemplos específicos de cómo una conexión con la naturaleza mejora la vida de alguien?

El explorador de National Geographic Juan Martínez es un ejemplo. Se crió en South Central (Los Angeles), donde se metió en bandas, y eso le llevaría a problemas. Su director le dijo que tendría que ir a la cárcel o unirse al club ecológico. Pensó que el club sonaba como un grupo de frikis, pero se incorporó a este aunque le molestase al principio. Sin embargo, luego se vería motivado a crecer dentro de él.

Había visto a su madre a romper el hormigón de detrás de su casa para plantar chiles para comer. Así que cultivó una planta de chile jalapeño y la llevó a su casa para demostrarle que también podría hacer algo por la vida. Esa planta, y más tarde un viaje del club ecológico al Gran Tetón, cambiaron su vida. Ahora es ecologista y está a la cabeza de los líderes naturales de la red de niños en la naturaleza. También es explorador de National Geographic y ha hablado en la Casa Blanca dos veces.

Así que la naturaleza puede transformar tu vida.

¿Cómo pueden conectar con la naturaleza los habitantes de las ciudades?

A partir de 2008 vivían más personas en las ciudades que el campo. Eso marcó un gran momento en la historia humana, y significa una de dos cosas: o bien la conexión humana con la naturaleza continuará desapareciendo, o estamos viviendo el comienzo de un nuevo tipo de ciudad.

Una forma es a través del "diseño biofílico" (diseño inspirado en la naturaleza), que consiste en la incorporación de la naturaleza al lugar donde vivimos, trabajamos y nos divertimos, algo que va mucho más allá de conducir una hora para ver algo verde. No sólo los parques, sino también en la forma en que diseñamos nuestros barrios, nuestros patios, y nuestros edificios de una forma realmente verde.

Creo que las ciudades pueden convertirse en los motores de la biodiversidad. Se inicia con la plantación de una gran cantidad de plantas nativas, que reviven la cadena alimentaria, traen de vuelta a las mariposas y restauran las rutas de migración de las aves, como primer paso.

La palabra "sostenibilidad" es problemática, ya que para la mayoría de la gente significa la supervivencia y la eficiencia energética. Cada vez más, hablo de una "sociedad-natural rica," una manera diferente de mirar el futuro que no se trata sólo de supervivencia, sino de algo mucho mejor.

¿Cómo podemos llegar a un futuro más verde?

Visité el memorial de Martin Luther King ayer, y él demostró y dijo en su momento que cualquier movimiento fracasaría si no se puede pintar un cuadro de un mundo al cual la gente querría ir. Ese mundo tiene que ser más eficiente a nivel energético, algo que forme una civilización mejor.

Creo que estamos en una depresión cultural. Hoy en día el número top ventas de literatura es el género de ficción distópica, que retrata un mundo postapocalíptico. Tengo la teoría de que la mayoría de estadounidenses tienen imágenes de un futuro lejano que se parecen mucho a Blade Runner y Mad Max. Si esas son las imágenes dominantes, y no tenemos un conjunto de equilibrio de imágenes de un buen futuro, entonces es mejor tener cuidado con lo que nos imaginamos.

Usted ha escrito sobre los impactos del "tiempo de la naturaleza" en problemas como la ansiedad, la depresión, y la obesidad. ¿Qué es importante de eso?

Si nos fijamos en un nuevo conjunto de investigaciones sobre la depresión, la salud física, la obesidad infantil, y la epidemia de inactividad, la naturaleza es un buen antídoto para todo eso. Me gusta la frase "estar sentado es ser el nuevo fumador", debido a que estar sentado todo el día puede tener graves riesgos para la salud similares a los causados por el tabaquismo.

Científicos de la Universidad de Illinois están investigando si el tiempo en el bosque se podría utilizar para complementar el tratamiento del TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) . Un estudio de la Universidad de Kansas encontró que los jóvenes que habían estado viajando como mochileros durante tres días mostraron mayor creatividad y habilidades cognitivas. También se ha demostrado que la gente en los hospitales que puede ver un paisaje natural se recupera más rápido.

Como antídoto, tenemos que encontrar formas de aumentar nuestro tiempo en la naturaleza, incluso a medida que aumenta la tecnología. Tiene que ser una decisión consciente.

Hablando de tecnología, ¿la cantidad de "pantallas" como la televisión, Internet, los videojuegos y los teléfonos inteligentes tienen la culpa de mantener a los niños recluidos?

Siempre me resisto a demonizar a los videojuegos y a la tecnología, en parte porque cuando la gente escribe sobre este tema siempre van inmediatamente a por ello. Pero a continuación, hacen caso omiso de estas otras cosas, como "el miedo a lo diferente" [Louv ha argumentado que los medios sensacionalistas han hecho a los padres vivir temerosos de dejar que los niños estén en el exterior solos] y un mal diseño urbano.

Una vez dicho esto, no hay duda de que la electrónica tiene algo que ver con esto. La Fundación Kaiser descubrió que los niños pasan 53 horas a la semana conectados a algún tipo de medio electrónico, y me imagino que eso también es aplicable a los adultos. Tengo un iPhone y un iPad, me paso mucho tiempo delante de pantallas, pero creo que cuanto más utilicemos la tecnología, más necesitaremos a la naturaleza.

¿Cómo pueden los padres saber si sus hijos podrían sufrir de trastorno por déficit de naturaleza? ¿Hay señales de advertencia?

No creo que esto sea algo que se pueda reducir a los síntomas individuales de cada niño. Siempre he pensado que era una cuestión más generalizada, un trastorno de la sociedad que tiene implicaciones para todos nosotros.

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