Coíba, las ruinas de una antigua cárcel insular que ahora es un paraíso natural
Publicado 9 mar 2022, 11:48 CET

Una señal que pone "Penitenciaría" se sitúa sobre la puerta de una de las celdas que se utilizaban para encerrar a los prisioneros, aunque la mayoría vagaba por la isla en campamentos improvisados.
Fotografía de Christian ZieglerLas plantas crecen en las ruinas de la prisión. La cárcel y sus habitantes fueron reubicados en 2004.
Fotografía de Christian ZieglerUna pequeña iglesia abandonada todavía en pie cerca de las orillas de la isla.
Fotografía de Christian ZieglerUn grafiti en un muro de la prisión proclama el amor por una mujer llamada "Tatiana."
Fotografía de Christian ZieglerLas escrituras en los muros sirven como recuerdo de los prisioneros. Para muchos, el que les enviasen a Coiba suponía una sentencia de muerte.
Fotografía de Christian ZieglerLa flora de la isla está extendiéndose poco a poco sobre los escasos recuerdos de una colonia de prisioneros que existió un día en esta isla.
Fotografía de Christian ZieglerLas tumbas sin nombre señalan los últimos restos de prisioneros que murieron en la isla. Los restos de aquellos que no fueron enterrados se les dieron como alimento a los depredadores que rodeaban la isla, como tiburones y cocodrilos.
Fotografía de Christian ZieglerLo que parecía ser en su día un puesto de control de los guardias es ahora un edificio en ruinas.
Fotografía de Christian ZieglerLos barrotes oxidados muestran las condiciones en las que vivían algunos prisioneros.
Fotografía de Christian ZieglerEste complejo pertenecía a los guardias que vigilaban la isla. Aunque muchos prisioneros eran retenidos en celdas, la mayoría vivía en los campamentos de la isla. Estas estructuras se construían para mantener a los prisioneros en el exterior en vez de en el interior.
Fotografía de Christian Ziegler