La caza de aligátores en Florida: un negocio que atrae a delincuentes
Publicado 16 nov 2017, 13:03 CET, Actualizado 22 abr 2021, 20:58 CEST
Un camión frigorífico que contiene más de una docena de aligátores muertos sirve como almacén temporal hasta que los animales sean procesados.
En las instalaciones de procesamiento, se limpia, se corta, se deshuesa y se despelleja a los animales. La carne se corta y se vende a restaurantes.
Un curtidor agujerea la piel para proteger el cuero exterior en las etapas siguientes del proceso de curtido.
Tras las primeras etapas del curtido, las pieles etiquetadas se empaquetan antes de someterlas a más tratamientos con tintes y productos químicos para hacerlas más flexibles.
En Sebring Custom Tanning, los trabajadores tratan las pieles de aligátor con lima, creando una tonalidad blanca verdosa y una textura cerosa parecida a la de la goma en esta primera etapa del curtido.
Este año, más de 14.000 personas han solicitado unos 6.000 permisos para cazar dos aligátores. Cada titular debe comprar dos etiquetas para poder seguir a los aligátores desde el pantano hasta el mercado. Parte de los beneficios de la caza se destinan a la investigación y la gestión de los animales, así como a los esfuerzos policiales.
Este aligátor que yace en la parte trasera de una camioneta medía aproximadamente 2,4 metros de largo, del hocico a la cola. El récord de longitud de un aligátor lo ostenta un macho atrapado en 2010 que medía 4,35 metros.
Un taxidermista de Florida Trophy Gators retoca a un aligátor en una pose de camarero.
Algunos clientes quieren que los aligátores trofeo tengan una pose más natural.