
Fotografía de Vince Crichton
Fotografía de Vince Crichton
Fotografía de John Cancalosi, National Geographic Creative
Fotografía de Michael Quinton, National Geographic Creative
Un alce de Alaska se desprende del terciopelo, un tipo de piel vellosa que aporta nutrientes a la cornamenta en crecimiento.
Un alce macho emerge entre los arbustos durante el periodo de celo otoñal en la tundra de Alaska.
Fotografía de John Eastcott and Yva Momatiuk, Nat Geo Image CollectionUn alce hembra y su cría vadean un lago en Maine.
Fotografía de Roy Toft, Nat Geo Image CollectionLos alces, como este macho fotografiado en el parque nacional de Denali, Alaska, llevan estilos de vida más solitarios, lo que significa que tardan más tiempo en transmitir conocimientos dentro de una población.
Fotografía de Bob Smith, National Geographic CreativeDurante el invierno, los alces, que suelen ser solitarios, se agrupan en las llanuras del parque nacional de Grand Teton, Wyoming. En una tarde de finales de noviembre, salí para fotografiarlos. Cuando llegué había unos 16 alces a lo largo de un área del tamaño de un campo de fútbol. A medida que el sol se ponía, se produjo una explosión de color en el cielo, revelando una impresionante escena invernal. Pasé tanto tiempo como pude en pleno frío antes de que la luz desapareciera y se me congelasen las manos.
Fotografía de Chase Dekker, Your ShotAlces, Parque Nacional de Grand Teton, Wyoming
Fotografía de Jim Chagares, National Geographic Your ShotLos alces convierten las plantas en energía
Alces, Alaska.
Fotografía de Michio Hoshino, National Geographic CreativeAlce americano
Un alce en el Refugio Nacional de Vida Salvaje de Kenai (Alaska).