Groenlandia

Un oso polar se enfrenta al clima ártico de Groenlandia. Cuando la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasificó al oso polar como especie vulnerable, Canadá, Groenlandia, Noruega, Rusia y Estados Unidos crearon en Plan de Acción Circumpolar, una estrategia de conservación internacional para garantizar la supervivencia a largo plazo de los osos polares.
Fotografía de Keith LadzinskiUn «paddleboarder» atraviesa las gélidas aguas del mar de Groenlandia.
Fotografía de Keith LadzinskiEl drástico terreno groenlandés inspira a los viajeros a explorar sus vistas asombrosas sobre icebergs flotantes y paisajes montañosos recortados.
Fotografía de Keith LadzinskiLos osos polares, que frecuentan la costa oriental de la isla, se denominan «tornassuk», el maestro que ayuda a los espíritus del pueblo inuit.
Fotografía de Keith LadzinskiCircos remotos, fiordos estrechos y valles amplios forman el telón de fondo perfecto para vivir aventuras al aire libre, como practicar senderismo, caminar con raquetas de nieve y la escalar en hielo.
Fotografía de Keith LadzinskiLas esculturas de hielo de la Madre Naturaleza se introducen en el agua y crean una asombrosa exposición artística interactiva al aire libre que los aventureros pueden explorar.
Fotografía de Keith LadzinskiEl explorador Mike Libecki y el escalador Ethan Pringle atraviesan la capa de hielo de Groenlandia. Pese a que su nombre significa «tierra verde», casi el 80 por ciento de Groenlandia está cubierta permanentemente de hielo.
Fotografía de Keith LadzinskiEl fiordo de Ilulissat, en la costa oeste de la isla, alberga la mayor congregación de icebergs en Groenlandia. En 2004, la zona fue declarada lugar Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Fotografía de Keith LadzinskiUn pescador echa el anzuelo en el litoral sudoriental de Groenlandia. Los ríos y lagos de la isla son lugares fértiles para el salvelino, el pez lobo y el salmón.
Fotografía de Keith LadzinskiLos marineros deben vigilar atentamente los peligros flotantes, como los icebergs pequeños.
Fotografía de Keith LadzinskiLibecki se acerca a un oso polar que nada mientras rema en el mar de Groenlandia.
Fotografía de Keith LadzinskiNo es insólito ver un barco zigzagueando a través de las aguas plagadas de icebergs. Como carece de carreteras y ferrocarril, la mayoría de los viajes entre ciudades se hace en barco, avión, moto de nieve o trineo de perros.
Fotografía de Keith LadzinskiLibecki llena la botella de agua en el charco de agua derretida de un iceberg. Pese al agua salada flotante, los icebergs que se desprenden del glaciar contienen agua dulce.
Fotografía de Keith LadzinskiEl paddleboard y el kayak son las dos formas más habituales de contemplar de cerca los icebergs circundantes.
Fotografía de Keith LadzinskiEn el sudeste de Groenlandia, Libecki escala el terreno rocoso. La región oriental de Groenlandia alberga algunas de las montañas más altas de la isla, entre ellas el Gunnbjörn, el pico más alto al norte del círculo polar ártico.
Fotografía de Keith LadzinskiLas casas de colores de inspiración escandinava salpican la costa de una comunidad en el sudeste de Groenlandia.
Fotografía de Keith LadzinskiCada verano, Groenlandia tiene casi tres meses de luz permanente. Gracias a este sol de medianoche, los aventureros no tienen que detener su exploración por la noche.
Fotografía de Keith LadzinskiCruces de madera y flores de colores en un cementerio a las afueras de Tasiilaq, Groenlandia.
Fotografía de Keith LadzinskiNinguno de los terrenos groenlandeses es privado, lo que permite que los exploradores más atrevidos tracen sus propios caminos a través de los remotos acantilados y fiordos de la isla.
Fotografía de Keith LadzinskiUn zorro polar acecha entre los arbustos cerca de un campamento, esperando hacerse con los restos de un salmón recién capturado.
Fotografía de Keith LadzinskiLa flora exuberante crece por la ribera en una pequeña isla del sudeste de Groenlandia.
Fotografía de Keith LadzinskiLibecki vigila mientras su barco maniobra entre los icebergs del mar de Groenlandia al atardecer.
Fotografía de Keith Ladzinski