Fotografías surrealistas de los puentes de raíces vivas de la India

Para completar estas intrincadas estructuras vivas hacen falta entre 15 y 30 años.

Por Gulnaz Khan
fotografías de Giulio Di Sturco
Publicado 9 jul 2018, 13:05 CEST
East Khasi Hills, Meghalaya
Un grupo de niños cruza un puente de raíces vivas en East Khasi Hills, Meghalaya. Los puentes son fundamentales para las conexiones rurales en un paisaje vertical.
Fotografía de Giulio Di Sturco

Durante la estación del monzón en el noroeste de la India, el abundante agua de lluvia recorre los valles color esmeralda y las profundas gargantas de Meghalaya, la «morada de las nubes». La meseta montañosa entre Assam y Bangladesh es uno de los lugares más húmedos del planeta, y las tribus khasi que habitan estas colinas han establecido una relación íntima con el bosque.

Mucho antes de disponer de materiales de construcción modernos, los khasi diseñaron una forma ingeniosa de atravesar las turbulentas vías fluviales y unir aldeas aisladas: los puentes de raíces vivas, conocidos entre los lugareños como jing kieng jri.

Se plantan troncos de árbol en cada orilla para crear una base robusta y, a lo largo de 15 a 30 años, los khasi enhebran poco a poco raíces de Ficus elastica a lo largo de un andamiaje temporal de bambú para tapar la brecha. Una combinación de humedad y tráfico a pie ayudan a compactar el suelo con el tiempo y la maraña de raíces se engrosa y se fortalece. Los puentes maduros se extienden de 4,5 a 75 metros sobre gargantas y ríos profundos y pueden soportar cargas impresionantes, de hasta 35 personas a la vez.

A diferencia de los materiales de construcción modernos como el acero y el hormigón, estas estructuras suelen hacerse más resistentes con el paso del tiempo y pueden sobrevivir durante siglos. Suelen resistir inundaciones repentinas y tormentas, habituales en la región, y son una forma sostenible y barata de conectar las remotas aldeas montañosas que salpican el terreno escarpado. Se desconoce el origen exacto de la tradición en la región, pero el primer registro escrito apareció hace más de 100 años.

Además de sus bosques sagrados, la veneración de los khasi por la naturaleza impregna la vida cotidiana. Al igual que muchas aldeas de Meghalaya, Mawlynnong carece de infraestructura de saneamiento formal, de forma que todos están a cargo de salvaguardar el medio ambiente. Los residuos se recopilan en recipientes de bambú distribuidos por toda la aldea y se reciclan para elaborar fertilizante y usarse en la agricultura, su ocupación principal. Los plásticos se reutilizan y los aldeanos barren las vías y espacios públicos a diario.

Mawlynnong, autodenominada «el jardín de Dios», es conocida como la aldea más limpia de la India, un título que ha atraído un flujo de turismo constante y fortalecido la economía local. El primer ministro Narendra Modi alabó la comunidad por ser un modelo para el resto del país, que también alberga una de las ciudades más contaminadas del mundo.

Consejo para viajar: Meghalaya es remota, pero accesible a los turistas. Encontrarás alojamiento, turoperadores y atracciones en Meghalaya Tourism.

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    Un velo de niebla cubre un puente de raíces vivas en East Khasi Hills, Meghalaya.
    Fotografía de Giulio Di Sturco

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