Fotos espectaculares que captan el peligro de los picos más altos del planeta

Treinta de las montañas más altas y peligrosas de la Tierra han sido escaladas en invierno, la mayoría por alpinistas polacos.

Por Bernadette McDonald
Publicado 12 feb 2019, 15:49 CET

Ahora mismo, dos equipos están ascendiendo las traicioneras laderas del K2, la segunda montaña más alta del mundo, con la esperanza de lograr el primer ascenso en invierno. Es el último de los 14 picos de más de 8.000 metros que no se ha escalado en invierno, una de las mayores hazañas del alpinismo.

El concepto de la escalada invernal a gran altura nació en Polonia, creció en Polonia y, durante años, ha estado dominado por escaladores polacos. Parecía ser un legado polaco. Pero los legados siempre tienen un punto de partida que, en este caso, se trata de un hombre: Andrzej Zawada. El carismático Zawada fue un venerado líder de las expediciones polacas a las cordilleras más altas durante los años 70 y 80, y su reputación estaba muy vinculada al invierno.

En una ocasión, le pregunté: «Señor Zawada, ¿por qué prefiere escalar el Himalaya en invierno cuando el verano resulta mucho más apetecible?». Contempló mi estatura diminuta desde su nariz aristocrática y respondió: «Porque el Himalaya en verano es para mujeres».

La razón real de concentrarse en la estación más fría era mucho más compleja y estratégica que su brusco comentario.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939, la escalada del Himalaya se paralizó. Pero la interrupción duró mucho más para Polonia que para otros países debido al dominio opresivo del régimen soviético. Mientras los polacos soportaban el gobierno comunista, los 14 ochomiles estaban siendo escalados. Los franceses comenzaron con el Annapurna en 1950 y los chinos acabaron el trabajo en el Shishapangma en 1964.

Zawada conocía la historia y el potencial de los escaladores polacos, que entrenaban en el Tatras tanto en invierno como en verano. Imaginó una forma novedosa y drástica para que los escaladores polacos se posicionaran en el escenario de los ochomiles en el Himalaya: su legado sería en invierno.

Acudieron primero al Hindú Kush para poner a prueba esta estrategia. Cuando su equipo consiguió escalar la montaña más alta de Afganistán —el Noshaq, de 7.492 metros— en invierno, se sintió lo bastante seguro como para aspirar a lo más alto. Su primer intento en el Himalaya fue en el Lhotse, donde alcanzaron los 8.000 metros, aunque no la cumbre. Con todo, su sueño nunca flaqueó. En 1979, Zawada dirigió a un equipo polaco hasta la cima de la montaña más alta de la Tierra en invierno. Era el comienzo de los «Guerreros de Hielo».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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