México atesora millones de mariposas en estos santuarios visitables

Los viajeros pueden ayudar a proteger a estos delicados insectos en la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, reconocida en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Por Erick Pinedo
Publicado 4 mar 2024, 13:04 CET
Turistas observan a las monarcas en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, en Michoacán (México)

Turistas observan a las monarcas en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, en Michoacán (México). Millones de estos insectos de color naranja y negro encuentran refugio aquí tras emprender una épica migración desde Canadá y Estados Unidos.

Fotografía de Jaime Rojo

En uno de los espectáculos naturales más extraordinarios del planeta, millones de mariposas monarca (Danaus plexippus) se reúnen cada invierno en medio de los bosques de abetos del centro de México. Alfombran los árboles y pintan el cielo de negro y naranja. En la cultura mesoamericana, personifican las almas de los seres queridos difuntos.

Tras emprender un viaje épico de hasta 4500 kilómetros desde Canadá y Estados Unidos, llegan a la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca de México para descansar y reproducirse, y prepararse para el arduo viaje de regreso al norte en primavera. Se trata de una migración de ocho meses que atraviesa el continente de ida y vuelta, durante la cual nacen y mueren cinco generaciones consecutivas.

La reserva de la monarca, de 55 846 hectáreas, se extiende por Michoacán y el Estado de México y es Patrimonio de la Humanidad, uno de los cuatro bienes naturales del país inscritos en la lista. Durante toda la temporada (de octubre a marzo), sólo tres santuarios en Michoacán y tres en el Estado de México abren sus puertas a los visitantes para que se sumerjan en el mundo de las monarcas, aprendan sobre la migración masiva de estas delicadas criaturas y apoyen los esfuerzos para protegerlas.

(Relacionado: Mariposa monarca: cuando la fama no es suficiente)

Lo que hay que saber para visitar a las monarcas

Los santuarios de la mariposa monarca en México proporcionan refugio y cobijo vitales para estos insectos, por lo que las prácticas de turismo responsable son cruciales para minimizar el impacto de los visitantes sobre ellas y la reserva. Sigue las instrucciones de los guías, respeta los senderos designados, no lleves comida ni mascotas, evita tomar fotos con flash y mantén el silencio para no perturbar la hibernación de las mariposas.

Las monarcas migratorias se reúnen en El Rosario, el mayor y más popular santuario de mariposas del estado de Michoacán, en el suroeste de México.

Fotografía de Jaime Rojo

La inscripción y las visitas con guías locales son obligatorias y están incluidas en el precio de la entrada, que es de unos cinco euros para adultos y tres para niños en todos los santuarios, sin necesidad de reserva. El tiempo dentro del santuario está limitado a 18 minutos para evitar aglomeraciones. Está estrictamente prohibido llevarse mariposas muertas; esto asegura que sigan cumpliendo su función en la cadena alimenticia, ya que los químicos liberados tras su descomposición contribuyen al ecosistema e incluso ayudan a las monarcas a localizar sus sitios de hibernación en temporadas futuras.

Con casi el 70 por ciento del territorio de la reserva, Michoacán se ha convertido en el destino más destacado de México para presenciar la migración de las monarcas. El estado ofrece tres santuarios abiertos al público: El Rosario, el más grande y popular, conocido por sus instalaciones como el corredor artesanal; Sierra Chincua, con su frondoso bosque y senderos más cortos para familias; y Senguio, con sus paisajes menos conocidos y vírgenes para viajeros en solitario.

La puerta de entrada a los santuarios de mariposas del estado es Zitácuaro, una ciudad enclavada en medio de los impresionantes paisajes del sureste de Michoacán. El Rancho San Cayetano, un hotel rústico y elegante con un exuberante jardín, es un cómodo punto de partida para visitar los santuarios.

La región también cuenta con cascadas, un bosque para hacer senderismo y observar aves, y el rancho Nemi Natura. Es una buena parada para comprar productos frescos antes de llegar al mayor santuario de mariposas de Michoacán: El Rosario. A sólo una hora en coche de Zitácuaro, el santuario abre de nueve de la mañana a cinco de la tarde, y ofrece un centro de visitantes con exposiciones fotográficas y documentales que explican la migración de las monarcas.

Las colonias de mariposas de la cima de la montaña están a una hora a pie o a un corto paseo a caballo (unos ocho euros) desde la entrada de El Rosario. En la cima, el guía te llevará a los miradores designados, donde el paisaje revela un mar de alas naranjas y negras que revolotean con la brisa, cubren el suelo y cubren las ramas de los árboles.

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    Los puestos de comida del santuario de El Rosario abastecen a los visitantes que repostan antes o después de su excursión a pie o a caballo hasta las colonias de mariposas.

    Fotografía de Jaime Rojo

    Una hora en coche montaña arriba desde El Rosario te conducirá al santuario de Sierra Chincua, donde los grupos de mariposas son a veces tan pesados que rompen las ramas de los árboles. Desde el centro de visitantes hasta las colonias de mariposas se recorre una pista forestal, a pie o a caballo, que dura entre 45 minutos y una hora. Fuera de los límites del santuario, los visitantes también pueden disfrutar de actividades como tirolina, puentes colgantes y un rocódromo.

    Senguio está a una hora y media en coche de Sierra Chincua. Este pequeño pueblo alberga el santuario más nuevo de Michoacán. Para llegar a él, los visitantes deben caminar tres horas por un escarpado sendero, o alquilar una furgoneta para llegar en sólo una. ¿La recompensa? Arroyos, cascadas, árboles altísimos y vistas panorámicas. Senguio también ofrece una zona de picnic, restaurantes locales y acogedoras cabañas para pasar la noche.

    Desde Senguio, el viaje de vuelta a Ciudad de México dura unas 3,5 horas (o 1,5 de vuelta a Zitácuaro). Estos tres santuarios se pueden explorar en un itinerario de fin de semana bien planificado, lo que permite a los visitantes admirar este impresionante fenómeno mientras experimentan las maravillas naturales y culturales de Michoacán.

    Rodeando la Ciudad de México, la frontera del Estado de México con Michoacán alberga 22 000 hectáreas de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca. Los santuarios del estado incluyen El Capulín, La Mesa y Piedra Herrada, que en total reciben hasta 200 000 visitantes humanos al año.

    Cerca de la ciudad de Toluca, Piedra Herrada es uno de los tres santuarios oficiales de la monarca en el estado, donde los miembros de la comunidad trabajan como guías turísticos o alquilan caballos, ya que se tarda más de dos horas en llegar a pie a la zona núcleo donde duermen las mariposas.

    A media hora en coche de este santuario se encuentra Valle de Bravo, conocido por su espectacular lago, donde se puede practicar vela, esquí acuático y pesca deportiva. Aquí, el Hotel Rodavento ofrece una experiencia única de hospitalidad con habitaciones suspendidas sobre el bosque, un lugar ideal para hospedarse antes de explorar otros santuarios del estado.

    Desde el popular Valle de Bravo se tarda poco más de una hora en llegar a El Capulín, con cuatro kilómetros de senderos a través de bosques de coníferas repletos de mariposas. Desde estas montañas, los visitantes pueden ver la planicie más grande de la región de las monarcas, conocida como Los Tres Gobernadores.

    Dos horas más al norte, el santuario de La Mesa alberga cuerpos de agua cristalina y ruinas de haciendas históricas. Formó parte del territorio mazahua, el grupo étnico más numeroso del estado. Hoy ofrece visitas guiadas a las colonias de hibernación y acceso a un criadero de ciervos.

    Erick Pinedo es un periodista y editor mexicano con más de una década de experiencia especializado en naturaleza, ciencia y viajes. Síguelo en Instagram.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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