COP25: Enric Sala, explorador de National Geographic, en la conferencia 'Mar Mediterráneo y cambio climático'

Con menos de un 1% del mar Mediterráneo protegido, la COP25 pone sobre la mesa su situación crítica de las aguas que bañan nuestras costas de la mano de expertos como Enric Sala.

Por Cristina Crespo Garay, Caitlin O'Rorke
Publicado 11 dic 2019, 15:56 CET
COP25: El explorador de National Geographic Enric Sala participa en la conferencia 'Mar Mediterráneo y cambio climático' en la C

La extensa riqueza cultural, geográfica y la diversidad biológica de África, Asia y Europa envuelven la cuenca Mediterránea, un enclave idílico definido por su importancia como el tercer punto caliente de biodiversidad de los 34 que existen en el planeta. Sin embargo, sus características hacen de él al mismo tiempo el mar más sobreexplotado del planeta y una zona especialmente vulnerable al cambio climático.

El inhóspito futuro del Mediterráneo ya se dibuja con hasta cinco grados más y un metro de aumento del nivel del mar para 2100, según afirmaba en octubre el primer informe del Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change (MedECC). Ahora, su nuevo informe preliminar analiza los riesgos asociados al cambio climático en la región mediterránea.

«Tan solo un 0’04% del Mediterráneo está totalmente protegido de la pesca, las otras reservas o áreas protegidas permiten la pesca», afirma el explorador de National Geographic, Enric Sala, en la conferencia “Mediterráneo y cambio climático” de la COP25. En menos de 70 años, el Mediterráneo ha perdido un 41% de sus mamíferos y un 34% de sus peces. Más del 40% de la posidonia ha desaparecido en cuatro años. Más de 150.000 toneladas de crudo se vierten a este mar anualmente. Más de 700 especies invasoras amenazan su biodiversidad y más del 95% de sus residuos son plástico. Un largo etcétera de cifras forman la crítica radiografía de la situación de este ecosistema.

En la COP25, Enric Sala participó también en la conferencia 'Soluciones básicas de la naturaleza: un enfoque eficaz y ambicioso para abordar la crisis climática y de biodiversidad'.
Fotografía de Cristina Crespo Garay, National Geographic

«Pero el mar también es una solución para el cambio climático», afirma Enric Sala. «Afortunadamente para nosotros y desafortunadamente para el océano, este ha absorbido más del 90% del calor extra que hemos generado desde la revolución industrial. Si el océano no hubiera absorbido ese 90%, ahora mismo tendríamos 36ºC más de temperatura».

El tercer hotspot de biodiversidad del mundo

En el Mediterráneo, menos del 1,6% de la extensión marina del planeta alberga el 10% de las especies marinas inventariadas hasta el momento, y entre sus 25.000 especies de plantas, anfibios y peces, casi el 50% son endémicas de la cuenca. El director de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en Málaga, Antonio Troya, recordó estas cifras en la COP25 al poner sobre la mesa la gran vulnerabilidad a la que se enfrenta este ecosistema ante el cambio climático.

Entre los criterios que se tienen en cuenta para la designación de los hotspots o puntos calientes de biodiversidad se encuentran las amenazas que ponen en riesgo su equilibrio, «sobre las que el calentamiento global se cierne como catalizador para acentuar los aspectos negativos de estos impactos», explica Troya. Por ello, el IPCC ha identificado la cuenca mediterránea como una de los lugares más vulnerables al cambio climático.

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    La manera más rápida y sencilla de incrementar la resiliencia del Mediterráneo es incrementar esa área protegida desde menos del 1% hasta el 30%, según afirmaron los expertos en la conferencia 'Mediterráneo y cambio climático'.
    Fotografía de Cristina Crespo Garay, National Geographic

    «Le debemos mucho al mar, pero no le estamos ayudando a que nos ayude», declara Enric Sala. «Con la sobrepesca y la contaminación estamos disminuyendo la resiliencia del Mediterráneo, es decir, la capacidad de recuperación del mar entre episodios de calentamiento. Ahora mismo, su resiliencia es muy baja, porque estamos pescando en más del 99% del Mediterráneo».

    La escasa resiliencia del Mediterráneo

    Según estos expertos, la manera más rápida y sencilla de incrementar la resiliencia del Mediterráneo es  incrementar esa área protegida desde menos del 1% hasta el 30%. «La ciencia nos está diciendo que no solamente las especies que viven en esas áreas protegidas se recuperan, sino que además ayudaría a repoblar las zonas aledañas».

    La cuenca mediterránea, tanto la tierra como el mar, «se está calentando a un ritmo muy superior de la media global, ya que estamos a 2’2 ºC, y los primeros mil metros de capa de profundidad se está calentando también a un ritmo de 1’4ºC frente al 1,1ºC global», explica Gaetano Leone, director de la oficina europea del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

    «Un incremento de entre 2 y 5 grados conlleva una disminución de precipitaciones desde un 4% a un 28% y una subida del mar estimada entre 50 y 80 centímetros, son los elementos con los que tenemos que ir diseñando las políticas».

    En el marco de la implantación de estas políticas, Leone alabó la puesta en marcha de una hoja de ruta para la designación de una zona de control de emisiones en el Mediterráneo en la 21ª Conferencia de las partes del Convenio de Barcelona, celebrada en Nápoles la pasada semana.

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