El derretimiento del hielo marino dificulta que los osos polares encuentren alimento

Nuevos datos científicos arrojan luz sobre la reciente polémica sobre hasta qué punto se han visto afectados los grandes carnívoros por el derretimiento del hielo marino.

Por Stephen Leahy
Publicado 5 feb 2018, 16:40 CET
El derretimiento del hielo marino dificulta que los osos polares encuentren alimento

Millones de personas vieron el descorazonador vídeo de un oso polar desnutrido. El vídeo, grabado por Paul Nicklen y Cristina Mittermeier de la ONG Sea Legacy y publicado en National Geographic a principios de diciembre, provocó un acalorado debate sobre lo que saben y no saben los científicos acerca de los impactos del calentamiento global en los osos polares. Sin haber podido examinar al oso del vídeo es imposible saber a ciencia cierta qué le pasaba, pero ahora un equipo de científicos ha publicado nuevos hallazgos que arrojan luz sobre el riesgo que corre esta especie.

Debido al derretimiento del hielo marino, es probable que pronto más osos polares mueran de hambre, según advierte un nuevo estudio que ha descubierto que los grandes carnívoros necesitan comer un 60 por pasar la mayor parte del tiempo sentados, según un singular análisis metabólico de osos salvajes publicado en la revista Science.

«Nuestro estudio revela que los osos polares dependen de las focas», declaró el autor principal, Anthony Pagano, biólogo de fauna salvaje del Servicio Geológico estadounidense (USGS, por sus siglas en inglés).

Los osos polares dependen casi exclusivamente de una dieta de focas rica en calorías. Para minimizar su consumo de energía, los osos cazan esperando durante horas junto a los agujeros por los que respiran las focas en el hielo. Cuando una foca sale a respirar, el oso se coloca sobre las patas traseras y le da un golpe en la cabeza con las patas delanteras para sorprenderla. A continuación, el oso muerde el cuello de la foca y la saca del agua.

«Tienen mucho más éxito haciendo esto que mediante cualquier otro método de caza», afirmó Pagano. Por eso el derretimiento del hielo marino en el Ártico amenaza la supervivencia de los osos polares.

Para su estudio, Pagano y sus colegas tuvieron que capturar a nueve osas polares hembra en el mar de Beaufort, Alaska, el pasado abril, cuando normalmente hay muchas focas. Les pusieron collares GPS que tenían cámaras POV para grabar vídeo. También tomaron muestras de sangre y orina. Entre 8 y 11 días después, las recapturaron. Una osa se había desplazado a 250 kilómetros. Tomaron de nuevo muestras de sangre y orina y descargaron los vídeos y otros datos.

Los datos mostraron que las osas eran activas un 35 por ciento del tiempo y que descansaban el resto del tiempo, pero quemaban unas 12.325 calorías al día, gran parte de sus reservas corporales. Supone un 60 por ciento más de lo que estimaban otros estudios. Los vídeos revelaron que cuatro de las hembras no habían sido capaces de atrapar ni una sola foca. Las medidas mostraron que los animales habían perdido un 10 por ciento o más de su masa corporal.

Una osa había perdido casi 20 kilogramos, masa muscular incluida, en 10 días. Esta osa incluso saltó al mar en un intento fallido de capturar a una foca. «Puede que estuviera desesperada», especuló Pagano.

Los osos polares se parecen a los tigres porque son cazadores solitarios, aunque son dos veces más grandes, y algunos ejemplares alcanzan los 500 kilogramos de peso. Pero son muy vulnerables porque dependen casi exclusivamente de una sola presa.

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