Estos robots impresos en 3D pueden controlarse con imanes

Los investigadores creen que los robots podrían llevar a cabo una serie de tratamientos médicos como administrar medicación o tomar muestras de tejido.

Por Sarah Gibbens
Publicado 15 jun 2018, 11:00 CEST
Estos robots impresos en 3D pueden controlarse con imanes

Unos pequeños robots controlados por imanes podrían algún día recorrer nuestro cuerpo, administrándonos tratamientos o tomando muestras de tejido. Ese es uno de los usos que los científicos del MIT prevén para los dispositivos blandos y móviles que están creando.

Con solo una onda de un imán, los robots pueden girar, saltar y arrastrarse por espacios limitados. En el futuro, el equipo del MIT espera construir una versión más fuerte e inteligente de este robot que pueda emplearse en tareas como procedimientos médicos o para limpiar residuos radiactivos.

«Queremos crear un robot potente, por eso diseñamos tintes magnéticos para que puedan proporcionar más fuerza», afirma Xuanhe Zhao, coautor de un estudio sobre los robots publicado en la revista Nature.

¿Cómo funcionan?

Cada robot se diseña con una forma y estructura únicas que se corresponden con su función. Una impresora 3D emplea caucho con base de silicona para crear ese diseño. La técnica de impresión ha sido fundamental para el diseño de los robots, según Zhao, ya que permite insertar en el material micropartículas magnéticas.

Un programa de ordenador alinea cada micropartícula en una dirección específica en una parte determinada del robot, lo que permite que la fuerza magnética genere la respuesta deseada. Para funciones sencillas, Zhao es capaz de encender los robots pasando un imán sobre ellos. Para tareas más complejas, los robots necesitarán operar dentro de una cámara magnetizada que pueden aplicar fuerza simultáneamente en direcciones diferentes.

¿Por qué usar imanes?

El equipo de investigación consideró una serie de métodos para traer a la vida sus robots: emplearon electricidad, cambios térmicos, luz y humedad para accionar otras versiones. Sin embargo, los imanes pueden usarse más fácilmente en robots colocados dentro del cuerpo humano.

«El cuerpo humano es transparente a los campos magnéticos», señala Zhao, lo que significa que la energía magnética no quedará bloqueada ni se debilitará durante su uso. «Puedes aplicar campos magnéticos en el cerebro, el pecho, las manos y los brazos».

Dice que el método será relativamente seguro para la mayoría de personas. Las micropartículas de los robots tienen un campo magnético débil, y los campos que se aplican para activar el robot no son más peligrosos que los de una resonancia magnética.

Según el, incluso sería posible que no se vieran afectados los pacientes con implantes como marcapasos, que estimulan el corazón electrónicamente, ya que el campo magnético de los robots es demasiado débil. Sus diseños todavía no se han probado en sujetos humanos, pero afirma que ya se usan dispositivos magnéticos de fuerza similar para guiar catéteres en el cuerpo humano.

¿Cuál será su futuro?

Más allá de las aplicaciones médicas, el equipo trabaja con grupos de investigación naval para aplicar la tecnología a usos militares. Su objetivo final es diseñar un robot tan blando y flexible como un humano o un animal, para que pueda tener un amplio abanico de aplicaciones posibles, quizá empleando una combinación de magnetismo y electricidad para accionar sus movimientos.

«SI puedes diseñar ese material similar al de los seres vivos, puedes hacer que hagan muchas cosas», afirma Zhao.

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