Los licaones toman decisiones de una forma peculiar: votando con estornudos

Publicado 9 nov 2017, 4:27 CET
Los licaones toman decisiones de una forma peculiar: votando con estornudos

La democracia no es solamente para humanos. Una nueva investigación sugiere que los licaones, unos animales carnívoros y sociales, también toman decisiones consensuadas. ¿Cómo? Estornundando.

El equivalente de los cánidos para nuestro «¡achís!» parece servir como voto para algunas agrupaciones de licaones, que viven en países como Namibia y son parientes lejanos de nuestros mejores amigos domesticados. Los perros salvajes africanos o licaones parten juntos de cacería solamente cuando el número suficientede miembros de una manada estornudan, según un estudio publicado esta semana en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.

Para los perros, estornudar «es una forma de comunicación», según la coautora del estudio Reena Walker, quien realizó la investigación siendo estudiante en la Universidad Brown y técnica de investigación en el Botsuana Predator Conservation Trust. «El estornudo actúa como una especie de señal que determina la toma de decisiones».

En primer lugar, Walker y sus colegas querían entender cómo marcaban sus territorios los licaones de Botsuana, pero los investigadores se sintieron intrigados por el inusual hábito de sus objetos de estudio. «Todos empezamos a preguntarnos por qué los licaones estornudaban tanto», explica Walker.

Al igual que los humanos, los licaones estornudan con una ráfaga corta y marcada de aire que sale de la nariz. A veces, los licaones estornudan cuando están en reposo. Sin embargo, la mayoría de estornudos tienen lugar durante el ritual previo a la caza.

Piensa en lo emocionado que está tu perro cuando llegas a casa del trabajo, explica Walker, y podrás hacerte una idea aproximada de la escena que compone una reunión de licaones. Durante unos cuantos minutos, los perros de una manada se tocan las cabezas, mueven las colas y se desplazan unos junto a otros, una actividad que refuerza sus vínculos sociales.

Walker y su colega observaron a cinco manadas, cada una con entre cuatro y 15 licaones adultos o prácticamente en edad adulta, mientras iniciaban estas grandes fiestas caninas. Al final de algunas reuniones, los licaones se marchaban trotando para cazar. Sin embargo, ciertas reuniones eran un fracaso. A continuación, los licaones volvían a dormitar en la sombra, normalmente amontonados los unos sobre los otros.

Los investigadores también se dieron cuenta de que existía un patrón: cuantos más animales estornudaban durante la reunión, más probabilidades existían de que la manada se fuera de cacería. Si uno de los licaones alfa daba comienzo a la reunión, solo se necesitaban tres estornudos para enviar a la manada en busca de comida, normalmente de antílopes. Si quien la iniciaba era un miembro de rango inferior en la manada, se necesitaban 10 estornudos para garantizar la cacería.

No están del todo seguros de que los estornudos sean el equivalente a un voto a favor de cazar. Sin embargo, Walker señala a los diferentes umbrales de estornudos —uno para los licaones de alto estatus, otro para los licaones «rasos»— como argumento para sostener la idea de que los estornudos cuentan para alcanzar un quórum.

Los hallazgos revelan un nivel adicional de complejidad en la sociedad de los licaones, que de otro modo parecería una autocracia. El macho y la hembra alfa son los únicos miembros de la manada cuyos cachorros sobreviven hasta la edad adulta y sus subordinados alimentan y cuidan a las crías de los líderes.

Los nuevos resultados muestran que una manada de licaones «no es realmente despótica», según Walker. «En efecto, existe un proceso más democrático para las actividades diarias y las decisiones grupales».

La investigación parece sólida, según el joven explorador de National Geographic Dedán Ngatia, investigador de carnívoros en el Centro de Investigación de Mpala en Kenia. «Francamente, nunca pensé que los estornudos fueran un factor importante... «¡Este es un hallazgo de dimensiones gigantescas!». Ngatia espera observar si las manadas que él mismo estudia también estornudan para tomar decisiones.

Harriet Davies-Mostert, directora de conservación en el Endangered Wildlife Trust en Sudáfrica, describe el estudio como «fascinante». Ella y otros colegas que observan grupos de perros salvajes africanos no han visto altos niveles de estornudos, así que sería posible que este mecanismo solo fuera empleado por los licaones de Botsuana, según ella. También le gustaría ver más investigaciones para confirmar que estornudar no es sólo una respuesta a otras señales.

Walker tiene sus propias esperanzas para la investigación: espera que haga destacar el perfil público de una especie con graves problemas. En la actualidad, solo quedan 6.600 licaones en el continente, según el último recuento oficial. La fragmentación de su hábitat y las enfermedades como la rabia están provocando la disminución del número de ejemplares.

«Son animales absolutamente magníficos centrados en la cooperación y en su manada», explica Walker. «Cuanta más gente conozca lo asombrosos que son estos animales, mejor».

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