¿Por qué «respira» esta carretera de México?

Es muy probable que el terremoto mortal que arrasó la región sea el responsable de este extraño fenómeno.

Por Sarah Gibbens
Publicado 9 nov 2017, 4:29 CET
¿Por qué «respira» esta carretera de México?

A medida que México se recupera poco a poco de la destrucción del reciente terremoto, un extraño fenómeno ha aflorado en las calles.

El vídeo muestra un trozo de asfalto levantándose como si un enorme animal estuviera respirando bajo las calles de Ciudad de México. Este fenómeno fue grabado por el lugareño Rigoberto Lechuga Silva el 19 de septiembre a medida que los temblores del terremoto se sentían en su vecindario.

Silva se precipitó hacia la calle, como muchos otros que intentaban escapar de los edificios tambaleantes. Fue entonces cuando se dio cuenta de que una farola se movía de un lado al otro y sacó su teléfono para grabar lo que ocurría cuando observó que el asfalto ascendía y descendía.

Después de que Silva subiera su vídeo a YouTube, este fue copiado y compartido en varias plataformas de redes sociales.

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En Twitter, varios científicos que vieron el vídeo comenzaron a elaborar teorías para explicar la causa de esa aparente «respiración». La geofísica Mika McKinnon propuso la idea de que la licuefacción estaba provocando el movimiento.

En un tuit, señaló que Ciudad de México había sido construida sobre una cuenca sedimentaria, por lo que no sería raro ver fenómenos geológicos extraños tras una intensa actividad sísmica.

Hace cientos de años, Ciudad de México tenía mucha más agua que tierra. En el siglo XIV, la ciudad azteca de Tenochtitlan fue erigida sobre una isla que se encontraba en el corazón del pantano que cubría la región. Aunque la zona fue drenada posteriormente por los españoles, los sedimentos sueltos que componían esas vías fluviales se encuentran ahora atrapados bajo la undécima ciudad más poblada del planeta. Gran parte de este sedimento suelto todavía se encuentra saturado de agua o salpicado de bolsas de aire.

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«En grandes terremotos, los suelos arenosos pueden ventilar en la superficie mediante pulsos», dijo. «Lo peculiar aquí es que hay pavimento sobre el suelo».

Hough añadió que la causa podría ser confirmada con certeza una vez las autoridades mexicanas tengan la oportunidad de examinar el terreno bajo la carretera.

México no es el único lugar en el que los suelos aparentemente se licuan tras un gran fenómeno sísmico. El vídeo a continuación, grabado en Japón tras un terremoto en 2011, muestra también una grieta que se abre y se cierra sobre el pavimento.

 

 

Amplias zonas de San Francisco son altamente susceptibles a la licuefacción, según el Servicio Geológico estadounidense. La licuefacción suele empeorar los daños causados por un terremoto, al debilitar la tierra sobre la que se erige la infraestructura de una ciudad.

En el peor de los casos, la licuefacción puede provocar deslizamientos de tierra y el derrumbe de suelos o edificios.

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