Un pulpo persigue a un escurridizo cangrejo en una hipnótica cacería

Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET
Un pulpo persigue a un escurridizo cangrejo en una hipnótica cacería

Una hipnotizante persecución entre un pulpo y un cangrejo. En este vídeo, grabado en Rose Bay, Sídney, Australia, el pulpo persigue al cangrejo inhalando agua y contrayendo unos músculos que la expulsan a través de un sifón, propulsando al pulpo en cualquier dirección. Usa sus ágiles tentáculos para alcanzar y agarrar a un cangrejo, intentando hundirlo en el agua. Los pulpos usan sus picos afilados para atravesar los duros caparazones de los cangrejos, uno de los elementos esenciales de su dieta.

Pero además de sus técnicas de caza, el pulpo también posee numerosos métodos para evitar a sus depredadores.

Su primera línea de defensa es su capacidad para esconderse estando a plena vista. Mediante la red de células pigmentarias y músculos especializados de su piel, el pulpo puede acoplarse casi instantáneamente a los colores, las formas e incluso las texturas del entorno.

Si es descubierto, el pulpo lanza una nube de tinta negra que impide que sus atacantes lo vean, lo que le da tiempo para escapar. La tinta contiene además una sustancia que embota el sentido del olfato del depredador y hace más difícil que pueda seguir el rastro del pulpo en su huida. También es un nadador veloz, ya que puede impulsarse a propulsión expulsando agua, como hemos visto en el vídeo. Y su cuerpo es tan blando que puede meterse por pequeñas grietas y hendiduras por las que los depredadores no pueden pasar.

Como último recurso, el pulpo tiene la capacidad de desprenderse de uno de sus brazos cuando lo ha agarrado su atacante y regenerarlo más tarde sin sufrir ningún daño irreversible. Por si esto fuera poco, también tiene mandíbulas en forma de pico capaces de propinar dolorosos mordiscos y su saliva contiene un veneno que utiliza para inmovilizar a sus presas.

Un dato curioso:

Los pulpos manta hembra del Atlántico y del Mediterráneo, por ejemplo, pueden llegar a medir 1,2 metros de largo. Los machos, del tamaño de una nuez, son «básicamente bancos de esperma para la hembra en el agua», afirma él.  

Estos diminutos machos transfieren su esperma a través de un hectocótilo: una extremidad que el macho arranca de un tirón de su cuerpo para dársela a la hembra.

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