Yellowstone: un tesoro americano

La primera zona de los Estados Unidos nombrada parque nacional sigue atrayendo a visitantes con cascadas rugientes, géiseres explosivos y una fauna salvaje majestuosa.

Por Heather Brady
Publicado 7 ago 2018, 11:36 CEST
Yellowstone: un tesoro americano

El parque nacional de Yellowstone ha sido descrito de diversas formas, pero quizá sea más conocido por su abundancia de belleza natural y fauna salvaje impresionante. El primer parque nacional de Estados Unidos cuenta con más de 800.000 hectáreas de naturaleza salvaje y se extiende sobre la divisoria continental, abarcando tres estados: Wyoming, Idaho y Montana.

El parque se fundó en 1872, cuando el Congreso creó la designación y el presidente Ulysses S. Grant la promulgó como ley. Inspiradas por la singular tierra donde había entrado en erupción un supervolcán hace 640.000 años, las autoridades esperaban proporcionar a la gente un lugar donde experimentar la soledad y la belleza de los lugares salvajes, fuera de las ciudades abarrotadas y las extensas explotaciones donde vivían y trabajaban muchos estadounidenses.

Además, Yellowstone destacaba por sus numerosos géiseres y aguas termales. Mientras los extremos occidentales del continente se colonizaban y explotaban, el papel del parque como santuario de fauna salvaje fue cada vez más importante.

Los desastres naturales han afectado a partes del parque, como los incendios de 1988, pero ninguno de sus rasgos principales fue destruido. Las partes afectadas por los incendios de 1988 se han recuperado con fauna y flora, un resultado habitual de incendios forestales naturales en parques, y las características que diferencian a Yellowstone de otros parques se han conservado.

La gente ha vivido en el terreno que se convirtió en el parque nacional de Yellowstone durante más de 11.000 años. La página web del Servicio de Parques Nacionales afirma que esta tierra era el hogar de numerosos grupos indígenas, sus terrenos de caza y sus rutas de transporte antes de la llegada de los europeos. Casi cualquier edificio del parque tiene importancia histórica y la región ha servido a muchos propósitos con el paso del tiempo, entre ellos albergar un fuerte militar a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la Armada de los Estados Unidos gestionaba el parque.

Yellowstone atrae a millones de visitantes cada año: casi 4,1 millones en 2017, cifra algo inferior a las visitas del año anterior, pero un 40 por ciento superior a la media de visitantes de 2008. Aquellos que optaron por embarcarse en aventuras en el parque pudieron ver la erupción del géiser Old Faithful, ver fauna salvaje como osos, uapitís, lobos y bisontes en los valles de Lamar y Hayden, disfrutar de las vistas de cascadas gigantescas en el Gran Cañón de Yellowstone, disfrutar de un arcoíris de colores en la Gran Fuente Prismática y escalar el monte Washburn para una vista panorámica del parque.

El icónico paisaje natural no está amenazado solamente por fenómenos naturales como los incendios forestales. Puede que todos los visitantes que entran y salen del parque cada año contribuyan a su valor económicamente, pero también provocan el sufrimiento de la fauna salvaje, causan estragos en su infraestructura y hacen que la tierra parezca abarrotada en lugar de pacífica. También existen proyectos de explotación de recursos naturales en terrenos cercanos.

Quienes gestionan Yellowstone deben enfrentarse a estos retos si quieren que el parque sobreviva. Aunque los humanos podrían amar Yellowstone hasta matarlos, las decisiones acerca de la gestión del parque y una política de contención podrían salvar el parque para las generaciones futuras.

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