¿Por qué estos leones se convirtieron en devoradores de hombres?

Un análisis de los dientes de los conocidos leones "devoradores de hombres" de Tsavo ha revelado hechos sorprendentes.

Por Jason Bittel
Publicado 9 nov 2017, 4:15 CET
Leones de Tsavo
En 1898, dos leones atacaron a docenas de personas antes de que el lugarteniente coronel Patterson lograra matar a estos felinos.
Fotografía de The Field Museum

«Tengo recuerdos muy vívidos de una noche en concreto cuando estas bestias asaltaron a un hombre en la estación de ferrocarril y lo llevaron hasta un lugar cercano a mi campamento para devorarlo. Pude escuchar perfectamente cómo masticaban los huesos, y el aire estaba plagado del sonido de su temible ronroneo, un sonido que todavía resonaba en mis oídos días después»  —Lugarteniente-Coronel John Henry Patterson, Los devoradores de hombres de Tsavo.

Estas escalofriantes líneas relatan cómo los leones africanos sembraron el pánico en el proyecto de construcción del ferrocarril en Tsavo, Kenia, hace más de un siglo, matando y devorando a 35 trabajadores. Pero por qué estos grandes felinos se convirtieron en «devoradores de hombres» es una cuestión que todavía hoy es motivo de debate científico.

Algunos expertos sugieren que la falta de presas, provocada por una sequía y una epidemia de enfermedades a finales de la década de 1800, forzó a los desesperados leones a alimentarse de personas. Sin embargo, hay un problema con esta teoría: lo más probable es que los leones hambrientos hubieran aprovechado al máximo cada comida, devorando también los huesos de los humanos.

Pese al recuerdo de Patterson del crujir de los huesos en sus fauces, un nuevo análisis de los dientes de los leones refuta que existan señales de que estos animales ingieran los huesos humanos.

La responsable del estudio, Larisa DeSantis, paleoecologista en la Universidad Vanderbilt, y sus colegas, emplearon tecnología de imágenes en 3D para realizar un mapeo del microdesgaste en los dientes de leones de Tsavo, conservados en el Museo Field de Historia Natural (Chicago) después de que Patterson y otros cazadores consiguieran abatir a los animales. El equipo también investigó los dientes de otro león que atacó a, al menos, seis personas en Zambia en 1991.

Las microfotografías de los tres animales no muestran los reveladores picos o valles, presentes en depredadores que mastican los huesos, como las hienas, según un estudio publicado el 19 de abril en la revista Scientific Reports. En su lugar, sus dientes tenían superficies lisas, similares a los patrones de desgaste que presentan los leones de zoos, que se alimentan de comida blanda como la ternera.

Esto significa que los leones no atacaban a los trabajadores del ferrocarril como último recurso, sino que probablemente consumían otros alimentos además de personas.

«Muchas veces pensamos que estamos en la cumbre de la cadena alimenticia, cuando en realidad figuramos en el menú de leones y grandes felinos desde hace mucho tiempo», afirma DeSanti.

Problemas dentales

Pero hay algo más que desvela este misterio: las lesiones dentales.

Uno de los leones de Tsavo tenía un canino roto y un absceso que probablemente provocó la pérdida de los dientes circundantes, según señala Paul Emily, fundador de la Peter Emily Veterinary Dental Foundation. Del mismo modo, el león de Zambia de 1991 presentaba una mandíbula fracturada, una herida tan grave que la piel estaba separada y que probablemente hubiera estado sangrando constantemente.

Los leones dependen en gran medida de sus dientes para atrapar a sus presas, sofocando al animal o desgarrando su tráquea. Debido a su uso constante, se estima que el 40 por ciento de los leones africanos sufren lesiones dentales según un estudio de 2003 liderado por uno de los coautores de DeSantis, Bruce Patterson.

Tanto los leones de Tsavo como los de Zambia hubieran encontrado problemas a la hora de abrir sus bocas, por lo que cazar cebras o búfalos hubiera sido una tarea insoportable, por no decir imposible.

Podemos observar los patrones de desgaste dental de varios leones en estas microfotografías. La de arriba a la derecha es de un león en cautividad, las dos de arriba a la izquierda son de leones devoradores de hombres, las dos de abajo a la izquierda son de devoradores de hombres de Tsavo, y las de abajo a la derecha son de un león devorador de hombres de Zambia.
Fotografía de Larisa DeSantis, Vanderbilt

Emily afirma que las heridas del segundo león de Tsavo no eran muy graves, lo que le lleva a estar de acuerdo con la conclusión de DeSantis de que el animal probablemente aprendió a atacar a las personas observando a otro león.

Teniendo en cuenta estas lesiones, Emily añade que tiene sentido que se alimentasen de humanos.

«No tenemos pelo o pieles duras, y por ello nuestra carne sería muy fácil de consumir».

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    Adaptarse o morir

    Aunque estudios previos han fracasado a la hora de hallar vínculos entre las enfermedades dentales y la depredación de hombres, existen numerosas pruebas de que los animales heridos pueden adaptarse.

    Anne Hilborn, bióloga en Virginia Tech, afirma que ha observado cómo guepardos heridos cambiaban a presas más lentas y pequeñas como liebres o crías de gacela, en vez de cazar a sus presas típicas: gacelas adultas, impalas o a ñus.

    Sin embargo, duda que esta estrategia le funcionase a los leones.

    Un león en Tsavo, Kenia. Los leones africanos utilizan sus dientes para capturar a sus presas por el cuello.
    Fotografía de Marka, UIG, Getty Images

    «Cazar crías de gacelas mantendría con vida al guepardo, pero creo que sería difícil para un león», explica Hilborn.

    DeSantis concluye que es poco probable que fuera una única razón —más humanos, menos presa o heridas en los dientes— la que llevara a los leones a devorar hombres, sino que se trató de una combinación de muchos factores de estrés.

    «Hace cien años, no disponíamos de la tecnología que necesitábamos para responder a esta pregunta, pero dentro de cien años probablemente existirán nuevas tecnologías que podamos aplicar», afirma DeSantis.

    «Esto subraya la importancia de los museos y su contribución a la conservación de fósiles».

     

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