Qué dice tu gato con su cola y otras claves para entender la comunicación felina

En este artículo los expertos te hablarán del comportamiento gatuno: qué te quieren decir con la cola, por qué roban y por qué se marchan de repente.

Por Liz Langley
Publicado 9 nov 2017, 4:18 CET
Las colas de los gatos
General Boots, un gato mestizo, en la Capital Humane Society en Lincoln, Nebraska.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Los dueños de los gatos probablemente estén plenamente sintonizados con el lenguaje corporal de sus mascotas, pero de vez en cuando, los felinos  pueden  sorprendernos. A veces, con sus colas.

Cuando observábamos a nuestro gato mientras dormía, nos dimos cuenta de que su cola daba golpecitos como si estuviera disfrutando de una música inaudible, enviando una señal dispar. Así que, ¿cómo descodificamos este mensaje?

¿Qué nos dice con su cola?

Tienes que tener en cuenta todo el cuerpo  a la hora de leer las señales que manda con la cola, según explica Carlo Siracusa, de la Facultad de Medicina Veterinaria en la Universidad de Pensilvania.

Un gato que se echa una siesta y da golpecitos con su cola, por ejemplo, está «relajado en general pero presta atención a algo que ocurre a su alrededor, un sonido o un movimiento», así que está tranquilo pero apenas adormecido.

Si realmente está durmiendo, según añade Siracusa, el movimiento de la cola podría significar que está soñando.

Una cola que se agita en el caso de un gato alerta puede significar nerviosismo, agresión potencial o un mensaje de «¡no tocar!», afirma Siracusa.

En un gato calmado, una cola recta con la punta en forma de gancho es un saludo amistoso, mientras que un gato agresivo simplemente tendría su cola totalmente recta. Un gato temeroso tendrá la espalda arqueada y «su cola en alto y abombada».

Un gato doméstico parece poco sorprendido durante una sesión de fotos de estudio.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Una curva hacia abajo puede significar que está a la defensiva, explica Siracusa, mientras que un gato relajado llevará «su cola en una posición neutral o baja».

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Cazadores domésticos

Sus colas pueden resultar confusas, pero las patas de los gatos nunca mienten.

Katy Prudic, entomóloga de la Universidad de Arizona, nos ha ayudado varias veces con muchas de nuestras preguntas, pero ahora es ella la que tiene una duda, lo que demuestra que los gatos resultan enigmáticos incluso para los científicos.

«¿Por qué los gatos deciden huir de repente como si llegasen tarde a una cita en otra habitación?», pregunta Prudic refiriéndose a esas ocasiones en las que los gatos de repente salen corriendo, dejándote con la duda de si ha sido por algo que has dicho.

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    Estos estallidos de energía, que a veces se denominan «zoomies», son «probablemente  válvulas de escape para la excitación acumulada», la frustración, el miedo o la energía contenida, explica Siracusa.

    Los gatos «necesitan gran cantidad de estimulación y enriquecimiento», y si estuvieran fuera estarían trepando árboles y cazando. Nuestros hogares son más seguros pero no demasiado estimulantes, o quizá la estimulación no sea amena, como por ejemplo si les persiguen niños.

    Los gatos son cazadores y «mercaderes de velocidad», explica Nick Dodman, autor de The Cat Who Cried for Help.

    Ambos expertos coinciden en que estas explosiones de velocidad podrían deberse a energía contenida que podrían haber utilizado para atrapar presas en estado salvaje.

    Los gatos también son crepusculares, lo que significa que son más activos al alba y al anochecer. El resto del tiempo, duermen o se echan siestas, acumulando esa energía que tanto nos confunde.

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    ¿Gatos cleptómanos?

    O también podría ser que estén huyendo de la justicia.

    La lectora Helen Farmer Kowalchuk es la dueña de un ladrón felino, literalmente. Su gato bicolor se hace con calcetines, joyas, tarjetas de presentación, «cualquier cosa que pueda encontrar», dice ella, en «bolsos, armarios y vestidores», cuando la familia no está en casa o «cuando él piensa que no están en casa».

    Kowalchuk no es la única que tiene un gato cleptómano. Internet está lleno de historias de criminales felinos desde Inglaterra a California, pasando por Australia.

    Según Dodman, algunos gatos tienen instintos de recolectores, como los perros, pero al igual que los estallidos repentinos de energía, robar podría ser una expresión del instinto de un cazador con nada que cazar. Estos gatos podrían estar «haciendo el paripé» llevando una «copia de su presa» a su territorio, normalmente cerca de sus platos de comida.

    Las hembras capturan estas presas como provisiones o para enseñar a sus crías, pero los machos también llevan a cabo este tipo de robos.

    También existe una raza de gato criado de forma selectiva llamado Munchkin, apodado el «gato urraca» debido a que su raza está predispuesta a robar objetos brillantes y esconderlos para más tarde, según Dodman.

    Aun así, somos afortunados. Lo único que realmente nos han robado los gatos es el corazón.

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