Esta nueva especie de delfín prehistórico succionaba a sus presas

Este delfín enano pasaba mucho tiempo en el lecho marino en zonas poco profundas, donde usaba su corto hocico en su propio beneficio.

Por Heather Brady
Publicado 9 nov 2017, 4:22 CET
Delfín prehistórico
Fotografía de Robert Boessenecker

El fósil de un cráneo descubierto en Carolina del Sur ha revelado una nueva especie de delfín prehistórico que sorbía su comida en vez de masticarla. 

La especie fosilizada tenía un hocico corto y carecía de dientes, según un estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B, y el fósil muestra agujeros en los huesos de la criatura que podrían indicar que tenía labios amplios o bigotes. En lugar de atrapar a sus presas desgarrando y agarrando con sus dientes antes de tragárselas enteras —la forma en la que los delfines actuales suelen comer— esta antigua criatura absorbía a sus presas del lecho marino en un método conocido como alimentación por succión.

Los científicos creen que el delfín (nombrado Inermorostrum xenops) podría ser la rama sin dientes más primitiva del suborden de cetáceos dentados u odontocetos, dando lugar a muchas formas diferentes de conducta alimenticia moderna dentro del grupo.

Esta divergencia evolutiva tuvo lugar en el Oligoceno, uno de los periodos más importantes en la evolución de los cetáceos durante el Paleógeno. El fósil tiene unos 30 millones de años y se remonta a una época en la que las formas de los hocicos y la presencia o ausencia de dientes eran cada vez más diversas dentro del suborden de cetáceos dentados.

Este diagrama muestra el cráneo fosilizado de la nueva especie de delfín, donde también vemos su hocico corto.
Fotografía de Robert Boessenecker

A medida que evolucionaba la forma del hocico dentro del orden, se asentó finalmente en el diseño más óptimo que observamos en el delfín de nariz de botella moderno.

El cráneo procedía del río Wando, que pasa por Charleston y desemboca en el océano Atlántico, según un artículo publicado en el Atlantic. Los submarinistas en busca de dientes de megalodón descubrieron el fósil, que estaba suelto al fondo del río. Se cree que el animal habría tenido el tamaño aproximado de la actual marsopa común, que mide 1,5 metros de largo y puede llegar a pesar unos 55 kilogramos.

Robert Boessenecker, paleontólogo en el College de Charleston y autor del estudio sobre el fósil, afirma que se están encontrando muchos fósiles similares en la formación Ashley del Oligoceno en Carolina del Sur.

«Estamos encontrando cosas como esta en zanjas y obras en construcción, por todas partes», declaró. «Es [un terreno] asombrosamente fosilífero».

Según él, pocas cuencas en el mundo depositaban sedimentos activamente durante ese periodo de tiempo, por lo que solo existen otros tres lugares en los que encontrar fósiles en buen estado de delfines con ecolocalización y misticetos: la Isla Sur de Nueva Zelanda, Japón y el Pacífico noroeste.

El fósil es el ejemplo más primitivo de un especialista en alimentación por succión o de una especie que no tenía otra opción salvo ese tipo de alimentación, ya que carecía de dientes. Boessenecker afirma que algunos mamíferos como los delfines de nariz de botella pueden optar alimentarse por succión si lo prefieren, aunque es difícil hacerlo con un hocico más largo. Sin embargo, la nueva especie dependía directamente de la alimentación por succión, lo que hacía que sus opciones para comer fueran menos flexibles.

«Estaba total y unilateralmente adaptada a ese modo de alimentación», explica.

Aunque esta nueva especie es el primer ejemplo de esta divergencia evolutiva, desde entonces los hocicos más cortos se han desarrollado en varias ocasiones en otras especies. El hocico de la nueva especie medía casi la mitad que el del delfín de nariz de botella moderno y tenía una apariencia más cercana a los hocicos de los cachalotes pigmeos o de las marsopas comunes.

Debido a que el delfín era enano, probablemente habitaba aguas poco profundas, ya que carecería de la capacidad para bucear a mayor profundidad que sí tendría un animal más grande.

«Sospechamos que este animal probablemente pasaba el rato muy cerca de la orilla debido a su tamaño», explica.

Su hocico también está hacia abajo, por lo que Boessenecker afirma que probablemente pasaba una gran parte de tiempo succionando presas del lecho marino.

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