Descubren en Florida una nueva especie de salamandra gigante

Esta nueva especie de salamandra de 60 centímetros descubierta en Florida y Alabama tiene las manchas de un leopardo y el cuerpo de una anguila.

Por Jason Bittel
Publicado 11 dic 2018, 12:17 CET
Sirena
Esta especie de salamandra descrita recientemente, conocida como sirena, no tiene patas traseras y puede alcanzar longitudes de hasta 60 centímetros.
Fotografía de Pierson Hill

Durante décadas, se han oído rumores de que una criatura con las manchas de un leopardo y el cuerpo de una anguila acechaba en los pantanos de Florida y Alabama. Según esos rumores, el animal tenía la misma longitud que un brazo humano, una piel gris reluciente y adornos a cada lado de la cara.

Pero, a diferencia de Pie Grande y el monstruo del lago Ness, este animal es real. Y los científicos le han puesto nombre: la sirena reticulada.

«No era más que una bestia mítica», afirma David Steen, ecólogo de fauna salvaje del Centro de Tortugas Marinas de Georgia y coautor de un estudio que describe oficialmente la nueva especie publicado el 5 de diciembre en la revista PLOS ONE. La gente la llama anguila leopardo de manera informal, aunque está claro que no es ni anguila ni felino.

Las sirenas son unas de las salamandras más grandes del mundo, y esta especie conocida con el nombre científico de Siren reticulata alcanza los 60 centímetros de largo. Steen explica que, al igual que otros miembros de la familia Sirenidae, estas criaturas son completamente acuáticas.

A diferencia de la mayoría de las salamandras, las sirenas han perdido sus patas traseras a lo largo de millones de años de evolución. Tienen las agallas en el exterior, que absorben oxígeno del agua en los ecosistemas turbios que habitan. Las sirenas tampoco tienen párpados y cuentan con diminutos picos protuberantes en lugar de dientes.

La nueva especie es una de las criaturas más grandes descritas en Estados Unidos en más de un siglo. Y podría haber pasado más. Steen cuenta que pasaron unos cinco años buscando en estanques y canales del mango de Florida antes de poder obtener especímenes suficientes como para describir a la especie.

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Son animales que pasan toda la vida bajo la superficie y, aparentemente, les gustan las aguas turbias, lo que dificulta su observación. No se sabe mucho más sobre la nueva especie, aunque se cree que se alimenta de insectos y moluscos.

«Lo que destaca enseguida de la sirena reticulada y lo que la diferencia de las especies reconocidas es su patrón oscuro y reticulado», afirma Steen. «También parece que tienen una cabeza desproporcionadamente pequeña frente a otras sirenas».

En su tiempo libre, con su propio dinero

Steen capturó su primera sirena reticulada en 2009 con una trampa para peces en la Base de la Fuerza Aérea de Eglin, Florida. Era la primera vez que un investigador observaba la especie, aparte de los especímenes de museo recopilados en los años 70.

Cuando Steen sostuvo por primera vez una sirena reticulada, pasó unos largos instantes en un «silencio asombrado».

Él y el autor Sean Graham, ahora zoólogo de vertebrados en la Universidad Estatal de Sul Ross, Texas, habían buscado a la criatura de forma intermitente durante varios años mientras acababan su doctorado en la Universidad de Auburn, en Alabama. Por aquel entonces, solo se habían descrito cuatro especies, aunque algunas notas de algunos libros sugerían que existía una más, una sirena moteada que no parecía encajar con otras especies conocidas.

No contaron con financiación oficial. Steen cuenta que la búsqueda de la salamandra misteriosa era un proyecto apasionado, algo que el dúo llevó a cabo en su tiempo libre y con su propio dinero. Por desgracia para Graham, no estuvo presente en la primera captura, pero viajó a Florida tan pronto como Steen le contó que había atrapado a un espécimen. Tras verlo, se quedó impresionado. «Decir que estaba emocionado sería decir poco», afirma Steen.

El largo camino hasta el hallazgo

Aunque la descripción oficial de la sirena reticulada será una nueva noticia para muchos, los científicos que estudian a los anfibios llevan mucho tiempo esperándola con impaciencia.

«Ya era hora», afirma Jennifer Stabile, investigadora adjunta de Field Projects International, una empresa que forma a los estudiantes de ciencias para hacer trabajo de campo. «La gente lleva décadas debatiéndolo, cómo considerar estos grupos, porque sabíamos que existían más especies que las documentadas».

A principios de su carrera, Stabile formó parte de un equipo que descubrió que otras dos especies de sirena, la sirena mayor (Siren lacertina) y la sirena enana del sur (Pseudobranchus axanthus), también comen plantas. Antes se consideraba que los animales solo consumían invertebrados. También es una de las pocas personas del planeta que han logrado criar sirenas en cautividad.

«Por eso, cuando vi el estudio que se había publicado, me emocioné», afirma Stabile. «Nunca olvidaré la primera [sirena mayor] que capturé en una trampa para peces, ¡son enormes!».

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    Alexander Kupfer, zoólogo de vertebrados y herpetólogo del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart en Alemania, se hizo eco de dichos sentimientos. «Las sirenas son un grupo de salamandras que siempre han sido subestimadas en lo que a cifras de la especie se refiere», afirma.

    Con esto, tiene sentido que sean una especie poco descrita aunque se encuentre ante nuestras narices, según Kupfer, que descubrió que los machos de algunas especies de sirena, como la sirena menor, parecen practicar cuidados parentales en forma de protección de los huevos.

    El descubrimiento es solo el comienzo del camino para los investigadores, ya que aún saben poco. ¿Protegen las sirenas reticuladas macho sus huevos como hacen las sirenas menores? Y ¿cuántas especies existen?

    «Todavía hay mucho por investigar en los pantanos y los bosques junto a nuestros propios jardines», afirma Steen.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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