Este insólito fósil podría ser un insecto preservado en ópalo

Los científicos reclaman un estudio de la formación de este «objeto increíblemente improbable». ¿Qué secretos podría revelar?

Por John Pickrell
Publicado 4 feb 2019, 13:36 CET
Fósil opalizado
Este insólito espécimen hallado en Java parece ser un fragmento de ópalo con un insecto antiguo atrapado dentro.
Fotografía de Brian Berger

Un fragmento de ópalo de la isla de Java en Indonesia contiene algo impresionante: un insecto conservado en condiciones asombrosas que podría tener entre cuatro y siete millones de años y que supone un hallazgo único hasta la fecha.

Hasta ahora, ya se han encontrado en ámbar —una piedra semipreciosa hecha de resina fosilizada de origen vegetal— muchos insectos antiguos. Cuando los animales se quedan atrapados en la resina fresca, esta los sepulta tan rápidamente que conserva sus restos, normalmente con un detalle exquisito.

Sin embargo, la formación natural del ópalo implica la concentración de soluciones de sílice en cavidades subterráneas durante miles o incluso millones de años, lo que plantea la incógnita de cómo podría haberse preservado un insecto de este modo.

Hallan en ámbar una cría de serpiente de 99 millones de años
Han hallado en ámbar una cría de serpiente de 99 millones de años, la primera de este tipo. El fósil tiene unos 5 centímetros de largo y 97 vértebras preservadas. Es el primer fósil de cría de serpiente descubierto y la primera serpiente hallada en ámbar. Los investigadores creen haber encontrado un trozo de piel de una serpiente adulta en un fragmento distinto.

«Es un objeto increíblemente improbable, pero también lo son otras cosas raras y asombrosas en la naturaleza que creíamos que no existían o que eran teóricamente imposibles hasta que demostraron ser ciertas», comenta Jenni Brammall, experta en ópalo y fósiles opalizados en el Australian Opal Centre en Lightning Ridge, Nueva Gales del Sur.

La muestra está actualmente en manos privadas y los paleontólogos o geoquímicos aún deben estudiarla minuciosamente. Pero, de confirmarse, el hallazgo no solo representaría una fuente desconocida de fósiles valiosos, sino que podría modificar lo que sabemos de una piedra preciosa popular.

Brammall ha sabido de la existencia del espécimen desde 2017 y también ha observado imágenes de un posible segundo insecto en ópalo procedente de la misma mina de Java. Sin embargo, como solo lo ha visto en fotos y no se ha publicado ninguna investigación científica, le resulta difícil ofrecer una opinión informada al respecto.

«No tengo razón para dudar de su autenticidad, salvo que es improbable, pero tendremos que esperar y ver qué dice la ciencia», explica Brammall. «Espero que sea auténtico porque, de serlo, revelará aspectos fascinantes sobre la formación del ópalo».

Llenando vacíos

Un vendedor de ópalo de Java descubrió el insólito espécimen en 2015 y pasó por varias manos antes de que lo comprase Brian T. Berger, gemólogo y distribuidor en Filadelfia, Pensilvania. Al principio, el propio Berger se mostró escéptico respecto a la autenticidad del espécimen, de forma que lo envió al Instituto Gemológico de América (GIA, por sus siglas en inglés) para que lo analizasen. Los expertos de la institución confirmaron a National Geographic que creen que el espécimen es ópalo natural auténtico y que no ha sido manipulado.

«Creía que iba a ser una falsificación», cuenta Berger. «Se trata de algún tipo de tratamiento nuevo o algo así, pero he estudiado la piedra y todo parecía conforme. Y el GIA confirmó el hallazgo». Desde entonces, Berger ha escrito sobre el espécimen en una entrada del blog Entomology Today.

En Lighting Ridge, Australia, se han descubierto muchos fósiles de ópalo, aunque allí el proceso es distinto. Estos fósiles de «remplazo» se forman cuando una solución de sílice rellena los espacios del suelo que ocupan los huesos y dientes y se convierte en ópalo, como gelatina dentro de un molde. Phil Bell, paleontólogo de la Universidad de Nueva Inglaterra en Armidale, Australia, describió recientemente una nueva especie de dinosaurio a partir de fragmentos fósiles opalizados de esta forma.

«Los fósiles opalizados han atravesado millones de años de historia bajo tierra, al ser aplastados, calentados, etcétera», explica. Aunque no resulta imposible, se muestra escéptico ante la idea de que se haya conservado un insecto de ese modo.

Berger y una serie de expertos creen que sería posible que el espécimen esté hecho de ámbar que, de alguna forma, se opalizó.

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    «Mi reacción instintiva es que se parece a un fragmento de ámbar que quedó incrustado en ópalo de forma secundaria», comenta Ryan McKeller, que investiga fósiles en ámbar en el Royal Saskatchewan Museum en Regina, Canadá. Los fósiles de madera de Java opalizados son habituales, lo que apunta a una posible ruta para que la resina vegetal se quedara incrustada en ópalo.

    «El ópalo suele llenar vacíos», afirma McKeller. «En este tipo de situación, es posible que un tronco quedara opalizado y su contenido de ámbar quedara atrapado». Explica que un espécimen conocido de ámbar canadiense llenó una grieta de un fragmento de madera que, posteriormente, se convirtió en sílice por fuera.

    «El nuevo espécimen podría haber sufrido un proceso similar, pero resulta bastante especulativo hasta que se lleven a cabo análisis químicos y los investigadores examinen detenidamente la preservación del insecto».

    A la espera del análisis

    Hasta que la muestra se someta a un análisis científico completo, muchos expertos no están dispuestos a aventurarse en suposiciones sobre qué tipo de insecto estaría atrapado dentro.

    Según Ricardo Pérez-de la Fuente, paleoentomólogo del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, Reino Unido, según el aspecto arrugado de las alas, podría representar una forma adulta de un insecto alado que habría emergido recientemente de su estado de pupa. Pero insiste en que es fundamental que se estudie formalmente el insecto antes de aportar «argumentos suficientemente creíbles» sobre su biología.

    Thomas van de Kamp, entomólogo del Instituto Tecnológico de Karlsruhe de Alemania, es uno de los expertos que espera poder estudiarlo. Quiere usar un sincrotrón para llevar a cabo un escáner de rayos X detallado y crear una reconstrucción en 3D que aporte una descripción exhaustiva del animal.

    Muchos de los insectos fósiles conocidos fueron descubiertos en ámbar y es probable que fueran especies que vivían en árboles. Si el nuevo espécimen se formó solo en ópalo, podría representar una rara criatura perteneciente a un tipo de entorno diferente.

    «Por lo tanto, otros tipos de insectos preservados en 3D resultan muy valiosos para expandir nuestro conocimiento», afirma van de Kamp.

    Berger afirma que, actualmente, está hablando con expertos de museos y otros investigadores de todo el mundo para colaborar en el estudio científico de la muestra. Después, le gustaría que el espécimen se expusiera en un museo.

    «Quizá lo venda a un museo, quizá lo done, quizá me lo quede y lo preste para exposiciones», afirma. «Todavía no me he decidido».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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