Los puercoespines: cazados por el contenido de sus estómagos

Los expertos en comercio de animales salvajes advierten de que los puercoespines del Sudeste Asiático podrían acabar en peligro de extinción.

Por Peter Yeung
Publicado 25 mar 2019, 17:13 CET
Puercoespín
Los puercoespines del Sudeste Asiático son cazados por los bezoares —masas de materia vegetal no digerido en su estómago—, demandados para la medicina tradicional china.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Los puercoespines se cazan por unas masas de materia vegetal no digerida que tienen en el estómago, conocidas como bezoares. Según importantes expertos en el tráfico de fauna silvestre, estos roedores pequeños y espinosos corren el riesgo de acabar en peligro de extinción en el Sudeste Asiático.

Las demanda procede principalmente de China, donde existe la creencia de que los bezoares, que se acumulan en el tracto digestivo, tienen potentes propiedades medicinales, como la capacidad de curar la diabetes, el dengue y el cáncer.

No existen evidencias científicas que respalden las propiedades curativas de los bezoares.

Los bezoares se venden crudos o en polvo y pueden procesarse para fabricar cápsulas. Unos pocos gramos de esta sustancia pueden valer cientos o miles de euros. El más buscado es el bezoar de color rojo sangre, considerado el más potente. Los precios de los bezoares han «aumentado exponencialmente en los últimos años, tras las recientes alegaciones de sus propiedades para curar el cáncer», según un informe de 2015 de Traffic, organización que supervisa el comercio de animales salvajes.

Se desconocen los niveles de caza furtiva de puercoespines, pese a los llamamientos urgentes a la investigación sobre este problema por parte de organizaciones como Traffic, la Environmental Investigation Agency —una organización sin ánimo de lucro de Reino Unido que investiga crímenes medioambientales y lucha contra ellos—, la Wildlife Conservation Society —con sede en Nueva York— y diversos expertos mundiales en el comercio de animales salvajes.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza —organismo que establece el estado de conservación de las especies de animales salvajes— clasifica al puercoespín filipino, el puercoespín asiático de cola grande y el puercoespín malayo, que viven en todo el Sudeste Asiático, como especies amenazadas y con poblaciones descendientes. Ninguna ha sido clasificada como especie en peligro de extinción, lo que podría dar pie a protecciones legales y generar sensibilización internacional.

«Estas especies claman por nuestra atención, pero la comunidad de la conservación suele pasarlas por alto», afirma Chris Shepherd, director ejecutivo de Monitor, una organización con sede en Canadá que recopila datos sobre el comercio de fauna silvestre. «Pasan desapercibidos del mismo modo que hace 15 años nadie había oído hablar de los pangolines. Es necesario investigar la situación de esta especie en la naturaleza y la dinámica del comercio cárnico y medicinal, se necesita urgentemente». (Se cree que los pangolines, que se distribuyen por Asia y África, son el mamífero más traficado del mundo por la demanda de sus escamas, que se utilizan en medicina tradicional china.)

Shepherd, que ha pasado 25 años rastreando el comercio de fauna silvestre principalmente en el Sudeste Asiático, dice que ha escuchado muchos relatos anecdóticos sobre cantidades importantes de puercoespines traficados vivos a China desde Malasia, así como desde Indonesia, Tailandia, Laos, Camboya, Birmania y Filipinas. Sostiene que matan a los animales y les abren el estómago para extraer los bezoares. (Los expertos de Traffic afirman que solo uno de cada diez puercoespines tiene bezoares en el estómago.)

A día de hoy, el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) —organismo que regula el comercio transfronterizo de fauna y flora silvestre— no ha prohibido el comercio de ninguna especie de puercoespín del Sudeste Asiático.

«Siempre he visto cómo los comerciaban», cuenta Shepherd. «A menudo, al investigar el comercio de vesículas biliares de osos, también se ven puercoespines». Afirma que la disparidad entre las legislaciones y las clasificaciones internacional y doméstica fomenta la caza furtiva y la venta ilegal de puercoespines.

Por ejemplo, la Ley de Conservación de la vida silvestre de Malasia prohíbe el comercio de puercoespines de cola grande y de puercoespines malayos, aunque ambas especies pueden cazarse y venderse con licencia. Sin embargo, según la ley, el puercoespín de cola larga (Trichys fasciculata) está «totalmente protegido», una clasificación que prohíbe su compraventa doméstica. En las Filipinas, los grupos indígenas pueden cazar y consumir el puercoespín filipino, pero está protegido frente a la compraventa.

Del mismo modo, la legislación indonesia ilegaliza el transporte, el comercio, la tenencia o la caza de puercoespines asiáticos de cola grande y puercoespines malayos, ambos especies protegidas. En 2014, la policía detuvo a unos traficantes que intentaban transportar 55 puercoespines malayos desde Sumatra Septentrional a China continental. En septiembre de 2017, dos soldados indonesios fueron detenidos en el distrito de Pasaman, en Sumatra Occidental, por pasar decenas de puercoespines malayos de contrabando por las fronteras provinciales de Sumatra Occidental a Sumatra Septentrional, según informó Mongabay, una página web de noticias de conservación sin ánimo de lucro.

Shepherd opina que los puercoespines del Sudeste Asiático corren peligro. «La caza furtiva está empujando a esta especie a la extinción», afirma.

Carne y púas: también preciadas

La mayor parte de los bezoares se venden en China, Indonesia y Malasia, según los registros de caza furtiva y comercio de la Wildlife Conservation Society. «La mayoría de los usuarios son chinos», cuenta Dwi Adhiasto, experto en comercio de fauna salvaje del programa indonesio de la organización.

El comercio de bezoares en Asia se remonta al siglo XVI, según la investigación de Chris Duffin, investigador adjunto del Museo de Historia Natural de Londres que se especializa en la historia de la medicina. La medicina tradicional china también aprecia las espinas de los puercoespines que, según se cree, evitan los sangrados de nariz, entre otras propiedades.

El puercoespín malayo, al que vemos aquí, el puercoespín filipino y el puercoespín asiático se consideran especies amenazadas. Sus poblaciones descienden, en parte porque los cazan por sus bezoares.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Kanitha Krishnasamy, directora de la oficina de Traffic en el Sudeste Asiático, sostiene que suelen encontrar bezoares en tiendas malayas de medicina tradicional y que está aumentando su venta por Internet y en redes sociales. No se sabe qué proporción del comercio es ilegal, «pero sin duda se trata de un tema preocupante, ya que parece estar bastante extendido», afirma.

A Krishnasamy, como a Shepherd, le preocupa que se pasen por alto los peligros a los que se enfrentan los puercoespines.

Porcupine Bezoar, una página web registrada en Malasia, publicita los bezoares como una «medicina tradicional china probada para casi todos los tipos de dolencias, entre ellas el cáncer». La página web también describe los bezoares de puercoespín como un «superantioxidante natural» y una «cura rápida milagrosa». Sostiene que los bezoares que ofrecen se extraen de puercoespines cazados en la naturaleza, a pesar de que los puercoespines se crían de manera legal por sus bezoares en granjas de Vietnam, Tailandia e Indonesia, entre otros lugares. Como publicidad para clientes que creen que las curas procedentes de animales son más potentes, la página web sostiene que «los bezoares más valiosos se extraen de puercoespines de la selva de Indonesia o Borneo».

La demanda de bezoares no es el único problema que amenaza a los puercoespines. Su carne se considera un manjar en países como Tailandia, Vietnam y Malasia. Según un estudio de 2010 en la revista Biological Conservation, el consumo de puercoespín en el Sudeste Asiático ha tenido «un efecto devastador en las poblaciones salvajes».

Investigadores de la Universidad de East Anglia, Reino Unido, determinaron que las poblaciones de puercoespín malayo, que se distribuye por todo el Sudeste Asiático, habían descendido un 20 por ciento durante los años 90, citando la caza excesiva como factor principal.

El 15 de febrero, el servicio postal nacional malayo, Pos Malaysia, anunció que publicaría una serie de sellos con temática de alimentos exóticos. La serie, en la que aparece una ensalada de pepino de mar, saltamontes fritos y filete de puercoespín, «parece ser una promoción del consumo de carne salvaje», afirma Krishnasamy.

«Nunca fue nuestra intención promover ni fomentar actividades como la caza o el consumo de animales exóticos», afirmó Pos Malaysia en un comunicado. PERHILITAN, la agencia del gobierno de Malasia a cargo de la fauna silvestre, no ha respondido a nuestras peticiones de comentarios.

Haciéndose eco de Chris Shepherd, Debbie Banks, experta en delitos contra la fauna silvestre de la Environmental Investigation Agency, advierte de que los puercoespines podrían convertirse en «el siguiente pangolín del comercio ilegal de fauna silvestre». «Se comerciaron millones de pangolines antes de obtener la protección que necesitaban», afirma. En 2017, CITES clasificó a las ocho especies de pangolín en peligro crítico de extinción, por lo que su compraventa es estrictamente ilegal.

«Los puercoespines cuentan con protecciones mínimas», afirma Banks. «Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde».

Peter Yeung es un periodista freelance que ha informado desde Europa, Asia y África. Síguelo en Twitter o Instagram @ptr_yeung.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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