Muere el último rinoceronte de Sumatra que quedaba en Malasia

Unos 80 ejemplares en Indonesia es todo lo que queda de la especie.

Por Jason Bittel
Publicado 27 may 2019, 19:03 CEST
Rinoceronte de Sumatra
Un rinoceronte macho llamado Harapan posa en el Centro de Conservación White Oak en Florida, donde vivió brevemente antes de ser trasladado al Santuario para Rinocerontes de Sumatra en Indonesia.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark
Este artículo se publicó originalmente el 27 de mayo de 2019 tras la muerte del último rinoceronte macho de Sumatra de Malasia. Se ha actualizado tras la muerte de la última hembra.

El último rinoceronte de Sumatra ya está extinto en Malasia. El sábado, las autoridades malayas informaron de que el último rinoceronte del país, Iman, falleció de cáncer. La especie ha quedado reducida a unos 80 ejemplares que viven en Indonesia.

«Iman recibió los mejores cuidados y atención desde su captura en marzo de 2014 hasta el momento de su muerte. Nadie podría haber hecho más», declaró Christine Liew, ministra de Turismo, Cultura y Medio Ambiente del estado de Sabah.

La noticia llega apenas meses después de la trágica muerte del último rinoceronte de Sumatra macho de Malasia, Tam.

Tam, descubierto cuando husmeaba en una plantación de palmas aceiteras en 2008, fue capturado y trasladado a la Tabin Wildlife Reserve en el estado de Saba. Los intentos de que se reprodujera con dos rinocerontes hembra —Puntung, capturada en 2011, e Iman, capturada en 2014— fueron infructuosos.

Con la eutanasia de Puntung en 2017 debido al cáncer, Iman era la única miembro restante de la especie en Malasia. Por culpa de décadas de pérdida de hábitat y caza furtiva, se calcula que existen menos de 80 rinocerontes de Sumatra en estado salvaje, la mayoría en la cercana isla de Sumatra. El resto están repartidos por la isla de Borneo, en Indonesia.

De hecho, quedan tan pocos rinocerontes de Sumatra que los expertos creen que el aislamiento supone la mayor amenaza para la existencia de la especie. Esto se debe a que las hembras de esta especie pueden desarrollar quistes y miomas en el tracto reproductivo si pasan demasiado tiempo sin aparearse. Esa fue la causa de la infertilidad de Iman; en el caso de Puntung, es posible que su incapacidad para desarrollar fetos se debiera a las heridas que sufrió al quedarse atrapada en la trampa de un furtivo y a un embarazo infructuoso en estado silvestre).

Por eso en 2018, las principales organizaciones de conservación sin ánimo de lucro del mundo, entre ellas la National Geographic Society, anunciaron una colaboración sin precedentes: Sumatran Rhino Rescue. Su objetivo consistía en encontrar y capturar de forma segura tantos rinocerontes salvajes como fuera posible para poder reunirlos y criarlos en cautividad.

«La muerte de Tam manifiesta lo importantes que son los esfuerzos colaborativos que impulsan el proyecto Sumatran Rhino Rescue», declaró por email Margaret Kinnaird, líder de prácticas de fauna silvestre en WWF International.

Un plan sin precedentes para salvar al rinoceronte de Sumatra
El rinoceronte de Sumatra es una especie en grave peligro de extinción. Solo quedan unos 80 ejemplares. Las poblaciones salvajes están divididas entre las islas de Sumatra y Borneo. El aislamiento de pequeñas poblaciones, algunas de solo dos ejemplares, es la mayor amenaza para la especie. Para salvar a la especie, se ha fundado una coalición de organizaciones de conservación, entre ellas la National Geographic Society. El proyecto, llamado Sumatran Rhino Rescue, tiene el objetivo de localizar rinocerontes salvajes y trasladarlos a un santuario cercano. Allí, científicos y gestores de animales salvajes contribuirán a la reproducción y la protección de los rinocerontes. Finalmente, cuando exista una población sana, los rinocerontes serán reintroducidos en la naturaleza.

«Debemos capturar a los rinocerontes aislados restantes en las islas de Borneo y Sumatra y hacer todo lo posible para hacer bebés».

Un deterioro lento

La salud de Tam había empeorado de forma constante desde finales de abril, cuando descendieron su apetito y su agudeza, según contó Augustine Tuuga, director del Departamento de Fauna Silvestre de Saba, al periódico malayo The Star tras la muerte de Tam. Los análisis de orina revelaron que habían empezado a fallar los riñones y quizá otros órganos.

Las autoridades aún no han determinado la causa del rápido deterioro de Tam, pero podría deberse a su vejez. Se estimaba que Tam estaba en la treintena y estos animales solo tienen una esperanza de vida de entre 35 y 40 años, según contó Tuuga al periódico de Singapur The Straits Times.

«Depositamos muchas esperanzas en que Pam produjera descendencia en cautividad, pero dichas esperanzas se desvanecieron cuando las dos hembras restantes de Tabin fueron incapaces de desarrollar fetos», cuenta Kinnaird.

Aunque Tam era incapaz de producir crías propias, su presencia en cautividad sí nos ayudó a entender mejor a su especie.

«El trabajo de la Borneo Rhino Alliance con técnicas reproductivas avanzadas, sobre todo la extracción de óvulos y los intentos de crear embriones, nos ha acercado un paso más a comprender la biología de la especie», afirma Susie Ellis, directora ejecutiva de la International Rhino Foundation.

«El público debe comprender lo precaria que es la supervivencia de los rinocerontes de Sumatra. La pérdida de Tam representa a casi el uno por ciento de la población», afirmó Ellis.

Esperanzas renovadas

Aunque la muerte de Tam es trágica, es una llamada de atención para encontrar más animales salvajes, según afirma Kinnaird, que ha coordinado la labor de WWF International con los rinocerontes de Sumatra durante los dos últimos años. (WWF también forma parte de la coalición Sumatran Rhino Rescue.)

La buena noticia es que, a finales del año pasado, la coalición consiguió capturar una nueva hembra, Pahu. Su traslado a un centro de reproducción en Kelian fue tan importante que lo escoltaron tanto la policía como las excavadoras que despejaban los corrimientos de tierra.

Según los expertos, Pahu parece gozar de buena salud reproductiva; le va bien en su nuevo hogar y, con suerte, pronto tendrá compañía.

«Los últimos reconocimientos indican que hay otros rinocerontes por los bosques de la isla de Borneo, lo que me da esperanzas renovadas», afirma Kinnaird.

«Debemos seguir centrándonos en los 80 rinocerontes de Sumatra restantes, emplear una combinación de protección intensiva y cría en cautividad, y trabajar con los lugareños para infundir orgullo por que el rinoceronte forme parte de su patrimonio biológico», afirma Ellis. «No podemos permitirnos perder esta batalla».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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