¿Por qué son más comunes los ataques de tiburones en el Atlántico que en el Pacífico?

Aunque estos incidentes han descendido en los últimos años, la cobertura informativa sigue siendo intensiva.

Por Jenny Howard
Publicado 3 jul 2019, 15:33 CEST
Tiburón blanco
El fotógrafo de National Geographic Brian Skerry capturó a este tiburón blanco nadando en las aguas de las islas Neptune, en Australia Meridional. La práctica de colocar cebos para atraer a tiburones permite que los buceadores los observen en estado salvaje, pero se desconocen las repercusiones que tiene a largo plazo en la conducta de los tiburones.
Fotografía de Brian J. Skerry, Nat Geo Image Collection

Los cuerpos musculosos y estilizados de los tiburones atraviesan el agua: son poderosos depredadores del océano que infunden miedo a los peces y, a veces, a los humanos. Tras la amplia cobertura mediática local y nacional de los ataques de tiburones, los lectores quizá se pregunten por qué parece haberse producido un «repunte» reciente de estos incidentes. Hemos hablado con algunos expertos en tiburones para descubrir si es así.

Spoiler: aunque la tendencia general a largo plazo muestra un incremento en la cantidad de ataques de tiburones, la cifra ha descendido en los últimos años. Con todo, existe una diferencia evidente en la cantidad de incidentes recientes en la costa atlántica estadounidense frente a la pacífica. Y quizá te sorprenda el motivo.

¿Han aumentado los ataques?

La mayoría de los ataques de tiburones denunciados son lo que los expertos consideran «no provocados», es decir, que un tiburón surge aparentemente de la nada para morder a una persona, según el International Shark Attack File (ISAF), que recopila datos internacionales de ataques de tiburones. Por el contrario, un ataque «provocado» es la consecuencia de actividades humanas agravantes, como tocar o acosar a un tiburón, o retirarlo de un sedal de pesca.

El ISAF, cuya sede se encuentra en el Museo de Historia Natural de Florida, empezó a recopilar informes de ataques de tiburones en 1958. El grupo ha documentado 6200 informes de incidentes entre tiburones y humanos, entre ellos relatos históricos que se remontan hasta el siglo XVI. Aunque el ISAF informa de incidentes en todo el mundo, Tyler Bowling, gestor del programa, afirma que es mucho más improbable que alguien denuncie el ataque de un tiburón en un país más pequeño con acceso limitado a teléfonos e Internet, o si estaban haciendo algo arriesgado cuando ocurrió el ataque.

Los tiburones tigre engullen cualquier cosa que se encuentren: desde ruedas a munición no detonada

El ISAF se centra en la cantidad de ataques no provocados y ha informado de que la tendencia general ha aumentado a nivel mundial en las últimas décadas. El motivo principal, según los científicos, es el turismo. La población humana aumenta y cada vez más gente visita las playas y practica actividades acuáticas.

 «Si pones a más gente en el agua, habrá más mordiscos», afirmó Gavin Naylor, director del ISAF.

Pero esto significa que el riesgo individual de un mordisco de tiburón está descendiendo: ha decrecido un 91 por ciento en un periodo de 63 años.

Bowling sugiere que la percepción popular de un aumento de los ataques de tiburones podría derivar más de la propia inclinación de las noticias y de las idas y venidas del ciclo de noticias, y no tanto de la cantidad real de ataques. Naylor añade que la reciente serie de ataques en junio en Carolina del Norte se produjo antes de lo normal, algo que puede causar pánico.

¿Atacan más en el Atlántico que en el Pacífico?

En 2018, Estados Unidos encabezó la lista internacional de número de ataques de tiburones, según el ISAF. Dentro de los Estados Unidos continentales, se produjeron más incidentes entre tiburones y humanos en el Atlántico; en el Pacífico solo se denunciaron cuatro (tres en Hawái) frente a los 27 del Atlántico.

Los motivos de esta diferencia pueden ser complejos, pero según Naylor, es probable que se deba a la prevalencia de especies de tiburones en ambas costas y la fuerza y tamaño corporal de dichas especies.

En el Pacífico, las especies de tiburón más grandes —blanco, tigre y sarda— participaron en los incidentes documentados. En Hawái, los ataques de los tiburones tigre son los más habituales, mientras que en California suelen ser los de tiburones blancos. A nivel internacional, estas especies están implicadas en la mayor parte de los ataques mortales, lo que contribuye a su reputación negativa en los medios. Estas especies suelen ser territoriales y, si atacan a los humanos, es posible que estén mandando una advertencia: salid de mi espacio.

Las especies de tiburón más pequeñas son las responsables de más ataques en el recuento del océano Atlántico. Las corrientes del Atlántico, como la del Golfo, pueden impulsar el agua caliente más cerca de la orilla y, con ella, a los peces que sirven de cebo. Estos peces atraen a los tiburones, como los de puntas negras, a la orilla.

Los tiburones de puntas negras han mordido a 28 personas desde la década de 1950 (la mayoría en Florida), aunque todos salvo uno han causado heridas leves, no mortales. La única excepción en la tendencia atlántica, según Naylor, es Massachusetts, donde se han producido más ataques en los últimos años ante la recuperación de la población de tiburones blancos gracias a que la Ley de Protección de mamíferos marinos estadounidense de 1972 les devolvió a sus presas: las focas.

Otro factor que influye en la distribución de los ataques de tiburones podría ser la temperatura del agua. Catherine Macdonald, experta en tiburones y directora del Field School en las Bahamas, afirma que se producen más ataques en aguas más cálidas, ya que más gente pasa más tiempo jugando o nadando en esas aguas, lo que aumenta las probabilidades de toparse con un tiburón. En general, «existe una estrecha correlación entre las personas que hay en el agua y el tiempo que pasan en el agua y las probabilidades de que se encuentren con tiburones o cualquier ser vivo marino», explicó.

La mayoría de las víctimas de los ataques son nadadores o surfistas. Eso también explica por qué suelen producirse más incidentes con tiburones en los meses más cálidos, porque es el momento en que más gente practica esas actividades.

Con todo, en los últimos años, la cantidad de ataques de tiburones —sobre todo de ataques mortales— ha descendido. En 2018, solo se documentaron 66 ataques no provocados, un gran descenso desde el pico de 98 ataques de 2015. Naylor indica que el descenso de la población de tiburones de puntas negras en la costa de Florida es un factor que contribuye a esa bajada reciente.

«Este año no ha terminado, pero ya vamos por la mitad y no parece ser el “Año del Tiburón”», afirma Bowling. A nivel internacional, se han documentado 49 ataques de tiburones, un año bastante normal, según Naylor.

¿Cebo para tiburones?

Los expertos afirman que los tiburones no atacan a las personas para alimentarse.

Pero pueden confundirse. Si están persiguiendo peces pequeños y hay una persona de pie o nadando entre el banco, un tiburón confuso podría morder la carne humana. Con todo, Naylor aporta perspectiva explicando que las probabilidades de un ataque de tiburón solo pasan de ser «ínfimas a el doble de ínfimas».

Bowling indica que el tiburón suele estar tan asustado como el humano en cualquier encuentro, ya que no están acostumbrados a la presencia de personas en su entorno.

Según Macdoland, los ataques de tiburones suelen estar «fuera de lugar» en los animales, basándose en su experiencia observándolos y manipulándolos con fines científicos. Nunca la han mordido, aunque el riesgo está ahí. Acerca de un reciente incidente mortal, declaró que «no existe una explicación conductual coherente para lo que pasó en las Bahamas».

Consejos para evitar que te muerda un tiburón

Los expertos sostienen que, a pesar de las noticias, la gente no debería evitar meterse en el agua por miedo a los tiburones. «Muchas personas entran en el agua a diario y no las muerden», afirmó Bowling.

Estadísticamente, hay muchas más probabilidades de que te caiga un rayo que de que te ataque un tiburón. En 2018, 1,24 millones de personas murieron en accidentes de coche, frente a los 130 incidentes con tiburones (provocados y no provocados) en todo el mundo. En 2015 y 2016, se denunciaron más muertes vinculadas a hacerse selfis que ataques de tiburones.

Para divertirte en la playa, puedes tomar medidas para reducir aún más las probabilidades de tener un encuentro negativo con un tiburón:

· Nunca agarres la cola ni ninguna otra parte de un tiburón. Hasta el tiburón nodriza, que no suele ser muy violento, se dará la vuelta para morderte si tiene miedo.

· Evita nadar en horas con poca luz, como al alba y al crepúsculo, o en aguas turbias, ya que a los tiburones les costará más distinguir a un humano de una sabrosa presa.

· Si nadas y ves pescado que puede servir de cebo, como pequeños peces plateados, piensa en salir del agua. Los tiburones suelen seguir estos bancos de peces hacia la playa y, por confusión, pueden morderte a ti y no a los peces.

· No lleves joyas brillantes: los tiburones pueden confundirlas con las escamas brillantes de sus presas.

· No chapotees en el agua si es innecesario, ya que podría atraer tiburones.

· No entres en el agua si estás sangrando: los tiburones tienen un sentido del olfato muy agudo.

· Nada siempre con otra persona, para que si pasa algo cuentes con alguien para pedir ayuda. Es más probable que un tiburón ataque a una sola persona, no a un grupo, aunque no es una regla establecida.

Aunque algunos lugares muy turísticos, como Australia, han recurrido al sacrificio de tiburones para minimizar los ataques, muchos expertos sostienen que no es una buena idea, en parte porque los tiburones suelen ser migratorios. También desempeñan papeles importantes en los ecosistemas marinos.

«Cuando trabajas con tiburones a diario, una de las cosas de las que te das cuenta es de lo vulnerables que son y hasta qué punto somos un mayor peligro para ellos que ellos para nosotros», afirmó Macdonald.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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