Ocho conclusiones de la cumbre de la CITES de 2019

La XVIII reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre ha sido polémica, pero más de 130 especies han recibido nuevas protecciones.

Por Dina Fine Maron, Rachel Fobar
Publicado 2 sept 2019, 13:24 CEST
Rana de cristal
Las ranas de cristal figuraban entre las más de 500 especies cuya protección se ha debatido en la reunión internacional de la CITES sobre el comercio de especies silvestres en Ginebra.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Nueve animales recibirán una mayor protección frente al comercio internacional y más de 130 especies serán protegidas por primera vez tras una cumbre de dos semanas destinada a gestionar el multimillonario comercio transfronterizo de fauna y flora silvestres e impedir que estos animales y plantas queden condenados a la extinción.

No todos los países han vuelto a casa satisfechos. «Lo que siento en la sala y lo que me preocupa es que hay rencor», afirma Ivonne Higuero, secretaria general de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES). «Existe un debate de “Esto no me funciona y lleva sin funcionarme un tiempo”».

Entre el 17 y el 28 de agosto, 182 países y la Unión Europea han estudiado propuestas para más de 500 especies y las votaciones fracasaban por líneas políticas, económicas y geográficas. Por ejemplo, los países del África meridional se enfrentaron a otros países africanos por sus diferentes enfoques respecto a la conservación de elefantes y cómo financiarla.

Hasta la fecha, las decisiones de la CITES sobre los niveles de protección de las especies se han basado exclusivamente en la ciencia —el saber acumulado por biólogos y ecólogos, por ejemplo—, pero surgió desacuerdo sobre el peso que la CITES debería otorgar a otros factores, como las necesidades y los deseos de las comunidades rurales que viven junto a estas especies silvestres. Los beneficios económicos y sociales, por ejemplo, como los ingresos procedentes de la caza y el ecoturismo que los aldeanos pueden aprovechar, se incluyen con mayor frecuencia en el debate sobre los niveles de protección.

Cada tres años, los miembros de la CITES se reúnen para debatir el tratado, aprobado en 1975. Hemos sacado ocho conclusiones de la conferencia de este año:

1. Los animales marinos adquieren una red de seguridad muy necesaria.

Las decisiones para incrementar las protecciones de los marrajos, los peces cuña y las rayas guitarra se tomaron inmediatamente después de una resolución propuesta por Antigua y Barbuda para impedir que todas las especies marinas se incluyeran en la CITES hasta que pudiera demostrarse que las protecciones de la CITES logran un cambio. La resolución fue rechazada rotundamente, pero no era una nueva moción.

«Durante años, ha existido la idea de que, en cierto modo, la CITES no es una herramienta para las especies marinas, idea que nos resulta absurda», declaró Matt Collis, director de política internacional del Fondo Internacional para el Bienestar Animal.

La CITES se diseñó para abordar especies terrestres, lo que hace que algunos digan que las especies marinas deberían quedar excluidas y que las regulaciones deberían quedar en manos de las organizaciones pesqueras regionales. Según Lucke Warwick, director adjunto del programa de tiburones y rayas de la organización sin ánimo de lucro Wildlife Conservation Society, esta idea es una reliquia de los comienzos de la CITES, en los años 70.

Este año, Warwick señala que parece haberse alcanzado un consenso: en un «raro» pero «positivo anticlímax», Japón, que se opuso a la propuesta de los marrajos, sorprendió a los conservacionistas al no reabrir el debate sobre los marrajos en la sesión final. En esa sesión deben refrendarse o rechazarse las decisiones sobre las propuestas y los países tienen la oportunidad de reabrir los debates. Esto demuestra que la idea de que la CITES es para los tiburones es cada vez más mayoritaria, según Warwick.

«Existe un reconocimiento creciente de que la CITES se aplica a las especies marinas y lo hace bien», afirma.

2. El comercio de mascotas exóticas somete a cada vez más presión a decenas de especies amenazadas.

La tortuga estrellada de la India, considerada especie «vulnerable», es una de las tortugas terrestres más traficadas del mundo. Los miembros de la CITES votaron para prohibir su intercambio comercial internacional.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Más de un tercio de las propuestas de este año estaban vinculadas a reptiles y anfibios que ahora están amenazados, sobre todo por su popularidad como mascotas exóticas en Estados Unidos, la UE y otros lugares. Entre dichas especies figuran la tortuga estrellada de la India y el gecko tokay. Dos especies de nutria —la nutria enana y la nutria lisa— han sufrido por su popularidad entre los coleccionistas de mascotas exóticas, sobre todo en el Sudeste Asiático. En su conjunto, más de 20 de las 56 propuestas a consideración de la CITES se incluyeron debido al comercio de mascotas. Casi todas reunieron votos suficientes para aumentar sus protecciones. La única propuesta no aprobada fue la de incluir a las 104 especies de ranas de cristal.

3. ¿Cómo debería financiarse la conservación? La CITES no da respuestas.

El prolongado debate sobre cómo financiar las iniciativas de conservación ha vuelto a surgir este año, sobre todo en las conversaciones sobre las protecciones de los elefantes y los rinocerontes.

Esuatini propuso abrir su intercambio comercial de rinocerontes, lo que le permitiría vender al extranjero sus reservas de cuerno, 330 kilogramos valorados en más de nueve millones de euros. El miedo por que el comercio legal estimule la demanda y el contrabando de cuerno de rinoceronte provocó el rechazo de la propuesta, pero sigue sin haber respuesta a la pregunta: ¿cómo deberían financiar la conservación países como Esuatini?

Algunos conservacionistas han sugerido el ecoturismo o las donaciones. Durante los debates, el representante de Esuatini invitó enfadado a los países opositores y a las organizaciones sin ánimo de lucro a dar un paso adelante y pagar para proteger sus rinocerontes.

«La opinión no parece venir acompañada de responsabilidad. Si no se dispone de financiación para protegerlos, los rinocerontes seguirán muriendo, y también las personas», declaró sobre la oposición.

4. Persiste la frustración entre los países del África meridional y los más de 30 países que componen la Coalición del Elefante Africano.

El debate sobre cómo gestionar el comercio de grandes animales carismáticos y los productos procedentes de ellos, como el marfil y el cuerno de rinoceronte, fue intenso. Los países del África meridional, como Botsuana, Namibia y Zimbabue, tenían opiniones muy diferentes a los países que componen la Coalición del Elefante Africano, un consorcio de más de 30 países con la meta de preservar las poblaciones de elefantes africanos y que desean un mundo donde el comercio no amenace a los animales. Las autoridades de la región meridional declararon que deberían tener derecho a intercambiar sus animales y sus productos y creen que deberían recibir una compensación a cambio de conservarlos. Los miembros de la coalición, como Kenia, por ejemplo, argumentaron que estas especies necesitan ser preservadas y no deberían formar parte del comercio internacional por encima de los niveles actuales.

5. La UE, con un bloque de 28 votos, tiene el poder de aprobar o rechazar propuestas.

Al comienzo de la conferencia, no todos los países de la UE habían recibido sus credenciales. Como consecuencia, cuando llegó la hora de votar sobre la prohibición de la venta de elefantes africanos silvestres a países fuera de su área de distribución, la UE, aunque se oponía a la propuesta, fue incapaz de votar. Si la UE hubiera votado, la propuesta habría fracasado. (Más adelante, la UE logró un compromiso con otros países y, tras añadir enmiendas que creen determinadas excepciones para dichas ventas, respaldó la propuesta.) Con todo, la influencia desmesurada de la UE le permitió frustrar una iniciativa distinta para proteger a las ranas de cristal (populares en Europa como mascotas exóticas), pese a la ferviente defensa de la propuesta por parte de Costa Rica, El Salvador y Honduras, los países donde los animales viven en la naturaleza. Por otra parte, se aprobó por poco un nuevo nivel de protección para los marrajos. Los observadores sostienen que la votación podría haberse truncado si la UE no se hubiera sumado como copromotora.

«Los 28 estados miembros de la UE son una fuerza importante en la CITES y, en general, una fuerza para la conservación», afirma Susan Lieberman, de la Wildlife Conservation Society.

6. ¿Actúa la CITES con suficiente celeridad?

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    Las ranas de cristal, que se llaman así por su piel transparente, se venden a menudo como mascotas, sobre todo en Estados Unidos y Europa.
    Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

    Un informe de Naciones Unidas de 2019 sobre las tasas de extinción determinó que un millón de especies de plantas y animales corren peligro de desaparecer —muchas en cuestión de décadas— por culpa de los humanos. La gran mayoría de los animales intercambiados entre países no están protegidos por la CITES.

    Neil D’Cruze, asesor sobre especies silvestres de la organización internacional sin ánimo de lucro World Animal Protection, se pregunta si las decisiones de la CITES son lo bastante rápidas como para salvar a las especies. D’Cruze afirma que ha pasado años investigando a las tortugas estrelladas de la India, una especie vulnerable y en declive y una de las tortugas terrestres más traficadas del mundo. Pese a los debates sobre su situación comercial en reuniones anteriores de la CITES, hasta ahora no se había prohibido su intercambio comercial. Igualmente, no se otorgó el nivel máximo de protección a seis especies de pangolines hasta 2017, aunque según Traffic, el grupo de supervisión del comercio de fauna y flora silvestres, se estima que se traficaron un millón de ejemplares entre los años 2000 y 2013.

    «La CITES es una importante herramienta para la conservación y la protección de las especies silvestres, pero teniendo en cuenta el rápido ritmo de pérdida de biodiversidad global, siempre cabe desear que la CITES, los gobiernos y las ONG actuaran con más celeridad», afirma D’Cruze.

    7. La CITES tiene defectos, pero no está claro cómo solucionarlos.

    Una queja frecuente es la falta de transparencia en muchas de las votaciones polémicas en las reuniones de la CITES, incluidas aquellas relacionadas a los animales marinos y los elefantes. El convenio permite votaciones secretas y, en dichos casos, un país puede solicitar que un tema se decida por voto secreto. Siempre y cuando 10 países secunden esa propuesta, el público nunca sabrá qué ha votado un país cualquiera a no ser que un país pida que su voto conste en acta. Según Lieberman, esto es un problema porque los países deben rendir cuentas ante sus ciudadanos.

    Otra queja habitual: ahora que el tratado tiene 183 miembros y los científicos saben mucho más sobre la grave situación a la que se enfrentan muchas especies, la longitud de la agenda de la conferencia ha aumentado. Antes de la cumbre de este año, la secretaria general de la CITES Ivonne Higuero contó a National Geographic que «con cada Conferencia de las Partes, aumentamos la cantidad de documentos y propuestas a consideración. Esta tiene un 20 por ciento más que la última, en Sudáfrica. En aquella [conferencia] la agenda era más larga que nunca». Añadió que «una preocupación que tengo como nueva secretaria general es: ¿seremos tan eficaces a nivel general en la CITES?».

    Otra crítica al tratado es que pone un énfasis excesivo en la restricción del comercio. Asimismo, muchos observadores afirman que la CITES no trata a los países más pobres con igualdad respecto a los más ricos y sanciona de forma desproporcionada a los primeros por no cumplir o no aplicar el tratado. «También es justo afirmar que los países con autoridades de la CITES asentadas y con personal suficiente están mucho mejor preparados para defenderse», afirma John Scanlon, que ejerció como secretario general entre 2010 y 2018.

    En general, las reuniones de la CITES se celebran cada tres años, aunque se supone que deberían ocurrir de forma semestral. Las reuniones semestrales incrementarían los costes de gestión del tratado, pero podrían acortar las agendas y simplificar el proceso. Con todo, es improbable que se cambie esa cadencia de tres años: al final de esta reunión, se anunció que Costa Rica albergaría la siguiente Conferencia de las Partes en 2022.

    8. Las nuevas protecciones para los elefantes ponen de manifiesto la evolución de la mentalidad sobre estas criaturas inteligentes y sensibles.

    Aunque la atención pública se centra en criaturas carismáticas como los elefantes y los rinocerontes, la mayor parte del tráfico de fauna y flora silvestres trata madera, plantas y seres marinos. Con todo, los debates más polémicos de esta cumbre, al igual que en las anteriores, se centraron en los elefantes con propuestas sobre la apertura del comercio de marfil, la clausura de mercados de marfil nacionales y la flexibilización de las restricciones que limitan las ventas de elefantes en Zambia. No se aprobó ninguna, por lo que la situación de los elefantes queda relativamente igual.

    Pero sí se aprobó una medida respecto a los elefantes: una prohibición casi total a la captura y el envío de elefantes africanos desde algunos países a zoológicos y otros centros de cautividad extranjeros. El tema, derivado en gran medida de la preocupación por las recientes ventas de elefantes jóvenes a China y Estados Unidos, ocupó el debate final. En particular, Zimbabue ha pretendido vender a algunos de sus elefantes recientemente.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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