Así se ha convertido internet en un canal para el mercado negro de animales salvajes

Los anuncios ilegales de especies silvestres en Facebook han aumentado pese a las medidas para combatir el tráfico de animales. Los grupos de vigilancia criminal demandan reformas legales generalizadas.

Por Rene Ebersole
Publicado 23 dic 2020, 16:01 CET
Marfil

El marfil ilegal de elefantes, rinocerontes y otros animales está muy demandado para la producción de esculturas talladas, baratijas y joyas, como estas piezas destruidas en Hong Kong en mayo de 2014 como muestra pública de desafío al tráfico de fauna y flora silvestres. Los científicos que estudian el comercio de marfil por internet han descubierto que los vendedores suelen usar palabras clave para que las fuerzas del orden no los descubran.

Fotografía de Felix Wong, South China Morning Post, Getty Images

Cuando una brigada de agentes federales y estatales entró con armas y chalecos antibalas en una casa de ladrillo de una sola planta en Buffalo, Nueva York, el 5 de julio de 2018, buscaba registros comerciales de una presunta organización delictiva.

Expertos capacitados para manipular felinos exóticos peligrosos se congregaron en una terraza acristalada que olía a orina de gato. Con guantes de látex azules, recogieron cuidadosamente a dos caracales jóvenes que se distinguen por sus largos mechones en las orejas de puntas negras; cuatro servales jóvenes de color cobre con preciosas manchas negras; y un gato savannah adulto, un cruce entre un serval y un gato doméstico. El dueño de casa, Christopher Casacci (38), un hombre bajo de pelo negro rapado, vio cómo se llevaban a los felinos en transportines de plástico a un camión que esperaba fuera mientras protestaba porque el gato savannah, llamado Tigger, era la mascota de su familia.

Casacci, que llevaba la página web ExoticCubs.com, se enfrenta a 33 cargos de tráfico de felinos africanos protegidos para el comercio de mascotas exóticas, entre ellos ocultar la actividad ilícita declarando falsamente algunos de los animales como razas domesticadas y violar una ley federal de bienestar animal.

El comercio ilegal de especies salvajes protegidas no solo viola las leyes medioambientales de los Estados Unidos, sino también la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), un acuerdo mundial que aspira a garantizar que el comercio de especies silvestres no suponga una amenaza para su supervivencia.

Si es declarado culpable, Casacci podría enfrentarse a multas de hasta 1,3 millones de dólares e incluso una pena de cadena perpetua, según los fiscales federales que llevan el caso.

Este no es el único encontronazo de Casacci con la ley. Ya había cumplido cinco años de libertad condicional por un delito grave de falsificación de carnés de conducir que vendía por internet, que tenían códigos de barras escaneables y marcas de agua ultravioletas.

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    El cálao de yelmo, autóctono del Sudeste Asiático, tiene un «casco» sólido hecho de queratina, que puede tallarse para fabricar joyas y objetos elaborados. Las autoridades se percataron del tráfico a gran escala hace unos ocho años. Un estudio de 2019 de la organización de conservación sin ánimo de lucro Traffic documentó casi 550 partes y productos de cálao de yelmo a la venta en las redes sociales tailandesas en un periodo de cinco años.

    Fotografía de Yokyok "Yoki" Hadiprakarsa

    Sus abogados, James Grable Jr. y Nicholas Romano, se negaron a que diera una entrevista para este reportaje, pero nos han proporcionado una declaración alegando que Casacci, que entonces tenía 21 años y que, por lo tanto, es mucho más maduro ahora, «admitió que eso estuvo mal, aceptó la responsabilidad por su conducta y recibió una sentencia de libertad condicional», que ya ha cumplido.

    En mayo de 2020, Casacci volvió a aparecer en las noticias. Unos agentes federales registraron sus instalaciones del Sunbeam Laboratory, en Lockport, Nueva York, que fabricaba productos de cáñamo antes de la pandemia de COVID-19, cuando readaptó sus actividades para fabricar gel hidroalcohólico en masa. Presuntamente, las autoridades incautaron más de 22 000 mascarillas KN95 mal catalogadas y de mala calidad y mil lotes de pruebas de COVID-19 no autorizados importados de China. No se han presentado cargos en relación con las presuntas incautaciones. La compañía ha negado las irregularidades.

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      En las declaraciones sobre el caso de tráfico de felinos de Casacci, sus abogados lo describieron como un «eterno amante de los animales» e indicaron que no es «un cazador furtivo, traficante ni maltratador de animales». Afirman que puso en marcha en su negocio de felinos exóticos para rescatar a felinos africanos y colocarlos en refugios de animales. Según ellos, «Casacci hizo todo lo posible para seguir la ley y las orientaciones que le ofrecieron los funcionarios gubernamentales estatales y federales, y por consiguiente el señor Casacci mantiene que no es culpable».

      Puede que Casacci haya llamado la atención de las fuerzas del orden, pero según los expertos hay muchos más traficantes de animales salvajes que siguen activos a plena vista en internet, debido a una ley que protege a las empresas de internet de responsabilizarse de la actividad ilegal realizada en sus plataformas.

      Internet se ha convertido en un bazar global para el mercado negro y multimillonario de mascotas exóticas y partes de animales, donde se compra y vende de todo, desde curiosidades y medicamentos hasta botas de cuero y alfombras de piel.

      «Hay una variedad increíble de plataformas donde se lleva a cabo todo tipo de comercio, disfrazando a menudo lo ilegal como legal», indica Craig Tabor, exagente especial a cargo de la unidad de inteligencia del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, que ahora es el agregado internacional de la agencia en Gabón.

      «En los Estados Unidos, los delincuentes pueden comunicarse con personas de China, Tanzania e Indonesia en tiempo real y de forma anónima», explica. «Utilizarán cualquier plataforma disponible y adaptarán sus métodos para evitar que los descubran, como cambiar de terminología y usar palabras clave».

      El comercio electrónico ilícito de especies exóticas es una gran amenaza para las aves silvestres como el loro yaco. En una reciente investigación de 15 meses sobre una plataforma argelina de comercio electrónico, se encontraron casi 270 anuncios que vendían ilegalmente más de 560 loros yacos, la mayoría capturados en el medio natural.

      Fotografía de World Animal Protection

      El comercio electrónico ilícito de especies exóticas es una gran amenaza para las aves silvestres como el guacamayo azulamarillo. Las aves se venden a intermediarios, que a su vez les ofrecen por cientos e incluso miles de dólares en el mercado negro internacional.

      Fotografía de World Animal Protection

      Los grupos de vigilancia criminal se han centrado en gran medida en Facebook, con 2600 millones de usuarios mensuales en decenas de países y una cartera creciente de antiguos competidores, como Instagram y WhatsApp. (A principios de diciembre de 2020, la compra de esas empresas hizo que los reguladores federales acusaran a Facebook de aplastar ilegalmente a sus rivales para monopolizar las redes sociales. Facebook ha rechazado las acusaciones, indicando que el gobierno «autorizó las adquisiciones hace años» y ahora «quiere más», según informa CNN Business.)

      Facebook dice que está tomando medidas contra el tráfico de especies silvestres y que colabora con grupos de conservación para eliminar los anuncios de animales en peligro de extinción. Con todo, algunos expertos en delitos en línea dicen que tales políticas de eliminación de anuncios ilícitos de venta de animales salvajes podrían estar haciendo más mal que bien. Señalan que esto alerta prematuramente a los delincuentes de que han sido descubiertos y que los traficantes abren cuentas nuevas con nombres de usuario diferentes. Además, afirman que así se eliminan pruebas públicas que podrían ayudar a las autoridades a atrapar a los traficantes.

      Puede que Facebook actúe con buenas intenciones. Pero aunque sea así, varios grupos, como la organización sin ánimo de lucro Alliance to Counter Crime Online (ACCO) y el National Whistleblower Center, una organización sin ánimo de lucro que apoya a las personas que denuncian las actividades ilícitas, piden que se tomen medidas más amplias para combatir el tráfico cibernético de fauna y flora silvestres.

      Las críticas a Facebook

      Un nuevo informe de la ACCO desveló que el número de páginas y grupos de Facebook dedicados al comercio de especies en peligro de extinción y de partes de animales ha aumentado desde que la empresa se comprometió a eliminar esas ventas en 2018.

      El hallazgo es paralelo a otras investigaciones recientes que revelan un comercio ilegal generalizado de especies silvestres en Facebook, como un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza que señala que, durante el período de cinco meses que finalizó en mayo de 2020, los investigadores contaron más de 2000 animales salvajes de 94 especies procedentes de Birmania a la venta en anuncios de Facebook.

      Los investigadores de la ACCO buscaron en Facebook 17 combinaciones de palabras que suelen estar asociadas con el comercio ilícito de fauna y flora silvestres, como «venta cuerno de rinoceronte», en cuatro idiomas: inglés, árabe, indonesio y vietnamita. Descubrieron que más de la mitad de las 473 páginas y los 281 grupos (que representan a casi 1,5 millones de usuarios) identificados como puntos de venta de especies silvestres en peligro de extinción se habían creado en los dos últimos años.

      Un portavoz de Facebook no respondió a las preguntas sobre las acusaciones de la ACCO u otros grupos, pero sí proporcionó una declaración sobre las políticas de la empresa: «Prohibimos los anuncios y el contenido que intenten intercambiar, vender o comprar animales en peligro y eliminamos el contenido que viole nuestras políticas cuando estamos al tanto. Además de la detección proactiva y las colaboraciones con expertos en fauna salvaje, trabajamos progresivamente para mejorar la aplicación de nuestras políticas y responder a las solicitudes válidas de las fuerzas del orden cuando se realizan».

      Además, el portavoz indicó que hay una nueva característica que se lanzará en la plataforma de la empresa este mes y que informará a los usuarios del comercio ilegal cuando se introducen determinadas palabras de búsqueda relacionadas con animales salvajes. «Por ejemplo, si un usuario buscara una especie protegida combinada con una actividad comercial como "tigre + comprar", aparecería una alerta que declara que Facebook no permite ni el maltrato de animales ni la venta de animales en peligro de extinción o sus partes».

      “La eliminación de cuentas es absurda, porque los delincuentes simplemente crean una nueva. Básicamente, le dicen al traficante que los han descubierto, así que ahora pueden esconderse.”

      por STEPHEN KOHN, NATIONAL WHISTLEBLOWER CENTER

      El dominio de Facebook en internet crece constantemente a medida que los algoritmos de la compañía hacen recomendaciones para conectar a los usuarios con personas y grupos con intereses similares.

      «Esas recomendaciones dan miedo cuando las personas comercian con bienes ilícitos», afirma Gretchen Peters, fundadora de la ACCO, que trabaja para combatir las redes de delincuencia organizada que trafican desde armas, drogas y personas hasta tarántulas, loros, cuerno de rinoceronte y partes del cuerpo humano. «Si es ilegal hacer algo en la vida real, debería ser ilegal hacerlo por internet», afirma.

      «Los gobiernos deben promulgar leyes que obliguen a las empresas de redes sociales a modificar sus algoritmos para detectar [mejor] la actividad ilegal en lugar de facilitarla», afirma Dan Stiles, investigador del comercio ilegal de fauna salvaje afincado en Kenia que trabaja con la ACCO. «Facebook y otras empresas tecnológicas son sofisticadas y amasan miles de millones en ingresos anuales. Son más que capaces de combatir delitos en sus plataformas, pero la ley no les obliga a hacerlo. Eso tiene que cambiar».

      Con ese fin, la ACCO y el National Whistleblower Center son partidarios de cambiar una ley estadounidense de 1996 que exime a las empresas tecnológicas de la responsabilidad legal por muchos delitos cometidos a través de sus plataformas. También apoyan la aprobación de una nueva ley de conservación de especies silvestres y de lucha contra el tráfico, que ya está en el Congreso de los Estados Unidos y que permitiría que cualquier persona en cualquier parte del mundo —incluso los empleados de grandes empresas tecnológicas— denuncie de forma anónima y confidencial el tráfico de animales y reciba una compensación económica por hacerlo.

      Las organizaciones afirman que responsabilizar más a las empresas de las actividades delictivas en sus plataformas requerirá que cooperen más estrechamente con las fuerzas del orden. Además, en lugar de atrapar a un traficante de animales salvajes cada vez, pueden cerrar redes delictivas enteras que realizan sus actividades por internet.

      Hasta ahora, Casacci es la única persona acusada en relación con su empresa electrónica de venta de felinos exóticos, según los fiscales federales. Los documentos judiciales sostienen que que puso en marcha ExoticCubs hace casi tres años, vendiendo servales y caracales importados de Sudáfrica por 7500 y 10 000 dólares. La página web afirmaba que los felinos adultos, que pesan de nueve a 23 kilogramos, son «mascotas excelentes».

      Además, decía que se puede adiestrar a los felinos exóticos para usar el retrete y aconseja no confundir el bufido del caracal con una muestra de agresión, ya que es su «versión de un maullido». La página web también indicaba que había cachorros que podían recogerse en el Aeropuerto Internacional de Buffalo o que Cassaci los llevaría en coche a un radio de varias horas de la ciudad. También anunciaba que ofrecía servicios de rescate para grandes felinos no deseados, como guepardos, tigres, leones, panteras y jaguares.

      Entre enero y junio de 2018, Casacci importó 30 felinos salvajes africanos, entre ellos 18 caracales y 12 servales, de un criadero de Sudáfrica, según documentos judiciales. Las autoridades federales sostienen que violó la Ley Lacey, que prohíbe el comercio ilegal de fauna y flora silvestres, y las leyes de bienestar animal.

      Un gran jurado lo acusó de vender 17 de los felinos a compradores de todo el país, etiquetando falsamente cuatro de ellos como híbridos domésticos, y también de 15 cargos de trato inhumano de los animales. Hay cinco felinos que no se han incluido en los registros públicos. ExoticCubs.com se ha esfumado, pero las fotos de felinos en venta que publicó Casacci en 2018 todavía aparecen en redes sociales.

      En el mundo de la prensa escrita, si un periódico publica una historia difamatoria sobre alguien, esa persona puede demandar al medio. Pero no puede demandar al quiosco que ha vendido el periódico. Si pudiera, pocas empresas se arriesgarían a vender periódicos, sobre todo aquellos que publican historias críticas sobre particulares o que detallan actividades ilícitas.

      Igualmente, de acuerdo con la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de los Estados Unidos, un «servicio informático interactivo» no puede ser «tratado como el distribuidor ni el portavoz de ninguna información» proporcionada por un tercero. Por consiguiente, si alguien difama a un exsocio o vende productos ilegales en Facebook, se considera responsable a esa persona, y no a Facebook.

      Una «espada y un escudo»

      Tras la aprobación del proyecto de ley, uno de sus promotores, Ron Wyden, un senador demócrata de Oregón, afirmó que la Sección 230 proporciona una «espada y un escudo». La espada permitiría que las empresas tecnológicas vigilen el propio contenido de sus plataformas como consideren conveniente. El escudo proporcionaría una amplia exención de responsabilidad por el contenido publicado por terceros.

      «Resulta que la espada estaba hecha de goma, mientras que el escudo era de teflón», dice Stiles. Él es uno de los muchos críticos que afirman que las compañías tecnológicas están abusando del escudo.

      Las compañías están luchando contra las presiones de los legisladores para reformar las protecciones de la Sección 230, argumentando que la autovigilancia de contenido como la venta ilícita de especies silvestres y productos derivados, armas de fuego, drogas y seres humanos es eficaz.

      Desde 2018, más de 30 empresas internacionales de tecnología, comercio electrónico y redes sociales han aunado fuerzas con grupos de conservación para formar la Coalición para Acabar con el Tráfico de Fauna Silvestre en Internet. Entre los miembros figuran Facebook, eBay, Google, Twitter y el propietario de WeChat, Tencent. La coalición está liderada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), Traffic (un grupo que vigila el comercio de especies silvestres) y el Fondo Internacional para el Bienestar Animal.

      Su objetivo es reducir el tráfico cibernético de especies silvestres en un 80 por ciento para finales de este año. Sin embargo, Peters y otros expertos cuestionan la premisa de ese objetivo, diciendo que es imposible cuantificar el tráfico electrónico de especies silvestres porque los negocios suelen hacerse en secreto.

      El informe más reciente de la coalición demuestra que, desde marzo de 2020, se han eliminado más de tres millones de anuncios de especies en peligro de extinción en internet gracias a que las empresas comparten datos con expertos en fauna y flora, las mejoras de los algoritmos, la vigilancia de las búsquedas de palabras clave y la información enviada por ciudadanos voluntarios o «ciberobservadores».

      Emilie Van der Henst, gestora de proyectos de tráfico de especies silvestres de WWF y Traffic en Bruselas, Bélgica, elogia a Facebook en particular por eliminar el contenido sospechoso. «Han dado un gran paso al decir que prohíben todo tipo de comercio de animales a no ser que provenga de un comerciante autorizado», explica Van der Henst. «En cuanto encontramos anuncios [de animales], Facebook tarda un máximo de dos semanas en eliminarlos».

      Pero otros alegan que cerrar cuentas y eliminar publicaciones hace más mal que bien. «Eliminar cuentas es absurdo porque los criminales simplemente crean cuentas nuevas», afirma Stephen Kohn, abogado del National Whistleblower Center. Es más, dice que la eliminación de cuentas puede borrar evidencias cruciales que podrían utilizarse para encontrar y enjuiciar a los delincuentes. «Básicamente, le dicen al traficante que lo han descubierto, así que ahora puede esconderse.  Qué agradable ser un delincuente y, cada vez que están a punto de pillarte, una gran empresa te alerta y luego borra todas las pruebas [públicas]».

      Los agentes de policía con los que hablé no querían que constara cómo trabaja Facebook con ellos en sus investigaciones. Señalaron que es útil que las empresas tecnológicas les alerten cuando hay comercio ilícito y que pongan pruebas a su disposición cuando se las solicitan.

      “En poco tiempo, los agentes se habían infiltrado en una red de cientos de traficantes de marfil dispuestos a comprar su mercancía.”

      Ante las acusaciones al Whistleblower Center, un portavoz de Facebook citó las directrices prácticas para la aplicación de la ley de la empresa, indicando que tiene derecho a revelar los registros de una cuenta cuando se les presenta una citación, orden judicial, orden de registro o disposición de seguridad nacional.

      Patricia Tricorache, detective independiente de fauna silvestre en Ciudad de México que rastrea a delincuentes que venden guepardos por internet y trabaja con la ACCO, dice que alertar a las empresas tecnológicas del tráfico que ocurre en sus sitios ha desbaratado algunas de sus investigaciones. Tiene la impresión de que «si lo denuncias, o te ignoran o lo eliminan todo», dice. «Entonces pierdo al tipo y él simplemente abre otra cuenta con un nombre de usuario diferente».

      En la actualidad, Tricorache rastrea alrededor de 550 cuentas, el 80 por ciento de ellas en Instagram, que «en total han anunciado más de 2000 guepardos en venta en los últimos 10 años». (Los científicos estiman que solo quedan alrededor de 7100 guepardos salvajes en todo el mundo.)

      Denuncias de informantes

      El National Whistleblower Center afirma que, según una denuncia presentada en 2017 de forma confidencial ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), Facebook facilita las actividades ilegales en su plataforma, gana dinero con anuncios generados por algoritmos y no revela el riesgo de esa conducta a los accionistas de la compañía, en violación de las regulaciones de la SEC.

      «En todas sus presentaciones y comunicaciones a accionistas e inversores en potencia que exige la SEC desde su oferta pública de venta el 18 de mayo de 2012, Facebook ha violado numerosas leyes y regulaciones de valores al no revelar los ingresos derivados ni los grandes riesgos que corre por el tráfico ilegal desenfrenado que ha permitido que ocurra en sus productos», afirma la denuncia.

      Para recopilar pruebas en apoyo a la denuncia, el Whistleblower Center contó con la ayuda de dos exagentes anónimos que iniciaron sesión en Facebook y crearon perfiles falsos haciéndose pasar por distribuidores de marfil. Tras incluir fotografías de safaris en sus perfiles para parecer comerciantes de marfil auténticos, enviaron solicitudes de amistad a los presuntos traficantes de fauna silvestre en Vietnam, un importante foco del comercio ilegal. A continuación, se unieron a grupos de Facebook donde solían participar esas personas. Como no hablaban vietnamita, usaron Google Translate para escribir palabras como ngà voi y sừng tê giác, que significan marfil y cuernos de rinoceronte.

      En poco tiempo, los agentes se habían infiltrado en una red de cientos de traficantes de marfil dispuestos a comprar su mercancía. Recibieron mensajes de clientes como un usuario en la ciudad de Ho Chi Minh, en Vietnam, que escribió: «Hola, quiero comprarte marfil». También hicieron capturas de pantalla de los productos anunciados en Facebook, como pulseras y anillos de marfil de elefante adornados con oro de 14 quilates hasta intrincadas tallas de marfil de Budas felices, cuernos de rinoceronte enteros y colgantes de colmillos de tigre.

      Muchas de las publicaciones estaban junto a anuncios generados automáticamente de una amplia gama de multinacionales, como cadenas de comida rápida, equipos deportivos, vendedores de automóviles, aerolíneas, empresas tecnológicas, marcas de zapatos, comercios minoristas y equipo militar.

      «Hubiera sido difícil que el Congreso comprendiera hasta qué punto evolucionaría internet durante los años 20 posteriores a la aprobación de la Sección 230 y casi imposible imaginar que una compañía como Facebook valdría miles de millones de dólares, ingresos que proceden en gran medida de los anuncios, buena parte de los cuales aparecen directamente junto al contenido de tráfico ilegal», dice la denuncia

      Kohn dice que se sorprendió cuando se enteró de la «gran cantidad de actividades ilegales que ocurren en Facebook» y cuánto debe beneficiarse económicamente la compañía. «Es increíble», afirma. «¿Cómo puede estar tan profundamente involucrada en la fauna silvestre ilegal una corporación multimillonaria que cotiza en bolsa y cuyos inversores obtienen miles de millones en ingresos?».

      La SEC se negó a hacer comentarios sobre la denuncia del informante.

      Un portavoz de Facebook que respondió a las preguntas sobre las acusaciones del informante reiteró las políticas y la participación de la empresa en la Coalición para Acabar con el Tráfico de Fauna Silvestre en Internet para prohibir el contenido sobre el comercio de especies en peligro de extinción.

      El reciente informe de la ACCO concluye que Facebook «no solo falla al eliminar páginas y grupos que venden especies silvestres, sino que también orienta a otros usuarios hacia ellas», algo que ilustra el 30 por ciento de las páginas que venden especies salvajes encontradas a través de la función de «páginas relacionadas» de la plataforma, que emplea algoritmos para recomendar páginas similares a las que han visitado los usuarios o que les han gustado en el pasado.

      Facebook no ha respondido a nuestra petición de comentarios sobre el informe de la ACCO, solo proporcionó una declaración sobre las políticas de la empresa.

      Peters tiene la impresión de que las organizaciones sin ánimo de lucro que dirigen la Coalición para Acabar con el Tráfico de Fauna Silvestre están «haciendo lo imposible para pintar el programa como un éxito cuando no lo ha sido».

      Sorcha, un caracal hembra confiscado en la casa de Christopher Casacci en Buffalo, Nueva York, el 5 de julio de 2018, vive en el refugio para animales salvajes Safe Haven, en Imlay, Nevada. Ella y otros tres felinos incautados a Casacci comparten un recinto de 464 metros cuadrados con plataformas de escalada de varios niveles y una guarida climatizada para pasar el invierno. Las autoridades gubernamentales acusaron a Casacci de tenencia ilegal y venta de los felinos, que viola la legislación estatal y federal. Un juez federal de Buffalo, Nueva York, está examinando las pruebas del caso.

      Fotografía de Safe Haven Wildlife

      Los líderes de la coalición no accedieron a concedernos una entrevista sobre las acusaciones. En cambio, proporcionaron una declaración que resume los objetivos de la coalición, que incluyen «armonizar las políticas de especies silvestres prohibidas, capacitar al personal para detectar mejor los productos ilegales de especies silvestres, mejorar los filtros de detección automatizados y capacitar a los usuarios para que formen parte de la solución». Entre las victorias citadas figuraba la decisión de Facebook de 2019 de prohibir el comercio de animales vivos, salvo los procedentes de vendedores verificados, y de los productos de las especies de fauna y flora más amenazadas.

      Nuevas herramientas para combatir el crimen

      Un informe publicado en julio de 2020 por Traffic menciona más de una docena de herramientas para detectar especies ilegales en internet. Utilizando la misma tecnología de reconocimiento de imágenes que identifica tu fotografía en la publicación de Facebook de un amigo, los programas buscan imágenes de especies amenazadas en las plataformas.

      Una de esas herramientas es el software ChimpFace, desarrollado por Conservation X Labs, una empresa con sede en Washington D.C. centrada en la conservación de las especies silvestres. Utiliza cientos o miles de imágenes de chimpancés fotografiados desde ángulos diferentes y con iluminaciones variables para entrenar el algoritmo para reconocerlos. Cuantas más fotos se suban, más preciso será el algoritmo.

      «Tiene mucho potencial», dice Stiles, investigador de tráfico de simios. «ChimpFace puede encontrar las caras de los chimpancés con una probabilidad de más del 90 por ciento, pero aún hay que perfeccionar la aplicación antes de que la policía pueda utilizarlo». E incluso entonces, las empresas tecnológicas tendrán que acceder a usarlo, señala.

      David Roberts es un experto en comercio de especies silvestres en la Universidad de Kent, en Canterbury, Inglaterra, que colaboró con un colega para crear un sistema automatizado de minería de datos capaz de detectar marfil en bruto en venta en eBay basado en los distintivos trazados transversales conocidos como líneas de Schreger. Roberts dice que la herramienta tiene un índice de precisión del 93 por ciento.

      Sus investigaciones han revelado que la mayoría de los traficantes de fauna salvaje no ocultan su actividad criminal en la denominada dark web, redes que requieren software especial o autorización para acceder, ni utilizan los términos obvios de búsqueda de marfil. Por eso las herramientas de detección visual como la que ha desarrollado pueden ser un activo importante. Roberts cuenta que, cuando compartió la investigación del algoritmo con la empresa, el «interés inicial» enseguida desapareció.

      Un portavoz de eBay respondió a las preguntas sobre por qué la compañía no adoptó la tecnología alabando el sistema patentado de detección de tráfico de especies silvestres de eBay. «Solo entre 2017 y 2019 eliminamos o bloqueamos más de 265 000 anuncios de artículos prohibidos por nuestra política de productos de origen animal», declaró.

      En 2016, el National Whistleblower Center creó una plataforma digital galardonada que permite que personas de todo el mundo envíen denuncias de delitos contra la fauna salvaje a las autoridades y que opten a recompensas económicas si su información ayuda a enjuiciar a delincuentes. Ahora, la organización está abogando por la aprobación de la Ley de Conservación y contra el Tráfico de Vida Silvestre de Estados Unidos, que fortalecería la lucha contra la delincuencia al establecer las violaciones como delitos en virtud de las leyes federales de extorsión y contra el crimen organizado y proporcionaría incentivos económicos y protecciones a los informantes.

      Kohn espera que, si se aprueba la ley (junto con la reforma de la Sección 230), los empleados de Facebook se animen a aportar información creíble que exponga irregularidades y a convertirse en denunciantes anónimos a cambio de la oportunidad de recibir una recompensa económica.

      Enmascarados como organizaciones de conservación

      Mientras que jueces, abogados y legisladores sopesan si cambiar leyes históricas y promulgar otras nuevas, los inspectores de especies silvestres pasan horas frente a las pantallas de sus ordenadores siguiendo el laberinto interminable de enlaces de una publicación sospechosa a otra. Tricorache dice que, a veces, los comerciantes se hacen pasar por organizaciones de conservación o centros de rescate de animales para saltarse las leyes y los requisitos de permisos.

      De hecho, la afirmación de Casacci de que era una sociedad humanitaria fue lo que llamó la atención de las fuerzas del orden.

      A principios de junio de 2018, Birgit Hutchcroft, una criadora de felinos exóticos con licencia de Tampa, Florida, estaba estudiando las condiciones de un acuerdo con Casacci para comprar dos cachorros de caracal por 11 000 dólares. El estado de Nueva York, donde vive Casacci, prohíbe la cría y los negocios con felinos salvajes (salvo los híbridos, sacados del medio natural hace al menos cuatro generaciones), ya que los considera un peligro para las personas y la fauna autóctona. Cuando Hutchcroft le preguntó al respecto, él intentó tranquilizarla diciéndole que las ventas de felinos exóticos son legales si el negocio es una sociedad humanitaria anónima: «Como colocamos felinos en refugios, nos ampara ese aspecto de la ley», escribió en un correo electrónico incluido entre los documentos judiciales.

      Hutchcroft reenvió el correo electrónico a un contacto del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y le pidió que verificara la licencia de Casacci. «Simplemente no estoy segura de si sus credenciales son suficientes», escribió Hutchcroft. «Tengo dudas».

      De hecho, la solicitud de licencia de tenencia de felinos africanos de Casacci se había rechazado en noviembre 2017. Casacci retiró una solicitud al Departamento de Agricultura antes de completarla, según un correo electrónico entre dos funcionarios de la agencia.

      La agencia envió a una inspectora y, cuando llegó a su casa el 22 de junio de 2018, encontró ocho cachorros de caracal y serval en la terraza acristalada y un «olor muy fuerte que claramente era diferente de los olores normales de esta especie», indica su informe. Había un cachorro de serval en una caja que parecía letárgico, con ojos llorosos y diarrea. Le recomendó que lo llevara al veterinario lo antes posible. También señaló que el animal y otro serval, ambos de entre nueve y once semanas, estaban tan delgados que se les veían los huesos de la cadera y tenían el abdomen cóncavo y las costillas palpables, probablemente por la desnutrición.

      Cuando las autoridades registraron la vivienda de Casacci casi dos semanas después, dos cachorros de serval demacrados habían muerto de sepsis, según el informe de la necropsia practicada por la Universidad de Cornell.

      En un comunicado, los abogados de Casacci indican que «proporcionó una nutrición adecuada a todos los cachorros a su cargo. Sin embargo, cuando llegaron de Sudáfrica, algunos sufrían problemas de salud no diagnosticados que Chris intentó identificar y tratar con un veterinario. Es importante señalar que el gobierno no ha acusado al señor Casacci de maltratar ni desatender a ningún animal, y no se le ha acusado de nada relacionado con el estado de los animales a su cargo».

      Los expertos en fauna silvestre del grupo sin ánimo de lucro World Animal Protection y dos organizaciones privadas de rescate accedieron a acoger a los seis cachorros restantes y a Tigger, el gato savannah.

      Tanya Smith, presidenta y cofundadora del refugio para fauna silvestre Turpentine Creek, en Eureka Springs, Arkansas, ayudó en el rescate en la casa de Casacci. Se llevó a Tigger y a los dos servales más pequeños, que ahora se llaman Sammy y Enzo, a su refugio. Los servales estaban en mala forma, dice. «Tenían una enfermedad metabólica ósea debido a la mala alimentación, hipocalcemia, parásitos, tiña, giardiasis y coccidiosis. Estaban moribundos y nos preocupaba que no sobrevivieran».

      Lynda Sugasa, fundadora del refugio para animales salvajes Safe Haven, en Imlay, Nevada, acogió al resto de los felinos. Ahora, los servales Reina y Goya y los caracales Hantara y Sorcha viven juntos en un recinto de 464 metros cuadrados con guaridas climatizadas para pasar el invierno, plataformas de escalada de varios niveles, piscinas y árboles. «Es agradable verlos acicalándose bajo el follaje», dice Sugasa. Pero añade que son de todo salvo animales domésticos. «Son animales salvajes. Siempre tendrán esos comportamientos instintivos de morder y arañar. No puedes domesticarlos».

      Sagasa y Smith respaldan la Big Cat Public Safety Act, que incluye más restricciones sobre la tenencia y la exhibición de felinos exóticos, como que no tengan contacto directo con el público.

      Si Casacci es declarado culpable, será una victoria para las autoridades que rastrean a los presuntos cibertraficantes de vida silvestre. Mientras escribo estas líneas, la evidencia del negocio de felinos de Casacci aún es visible en Instagram. Entre videos de él practicando paracaidismo desde helicópteros y conduciendo un Tesla rojo, más de una docena de publicaciones de 2018 muestran felinos exóticos en venta. Algunos comentarios dicen: «¡Quiero uno!». Otros preguntan: «¿Cuánto cuestan?».

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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