Verdades y mitos de 'flurona', la gripe mezclada con la COVID-19

Un nuevo estudio muestra que estos casos siguen siendo extremadamente raros y se dan sobre todo en pacientes relativamente jóvenes y sanos.

Por Sanjay Mishra
Publicado 14 feb 2022, 13:37 CET
Dos personas, con y sin mascarilla, junto a un cartel que ofrece vacunas gratuitas contra la ...

Dos personas, con y sin mascarilla, junto a un cartel que ofrece vacunas gratuitas contra la gripe y el COVID-19.

Fotografía de Alexi Rosenfeld, Getty Images

Desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, los expertos en salud pública se han preocupado por la posibilidad de que las personas se infecten con el virus de la gripe y del SARS-CoV-2 al mismo tiempo, una enfermedad a veces llamada flurona (una mezcla de la palabra que denomina la gripe en inglés, flu, y coronavirus).

Ahora, un estudio de varios años sobre pacientes hospitalizados ofrece algunos de los datos más completos sobre la frecuencia de los casos de flurona, y sobre quiénes parecen ser los más afectados.

El estudio, que aún no ha sido revisado por pares, muestra que, efectivamente, ha habido casos de flurona a lo largo de la pandemia, pero que han sido relativamente raros. De los más de 170 000 casos de COVID-19 registrados en los datos hospitalarios de la Clínica Mayo, en Estados Unidos, sólo 73 estaban coinfectados por la gripe. Los estados de Alabama y Georgia registraron el mayor porcentaje de pacientes de COVID-19 hospitalizados con infecciones de gripe: un 0,8 por ciento y un 0,7 por ciento, respectivamente. Todos estos pacientes con flurona eran relativamente jóvenes, y sus enfermedades eran generalmente leves.

Sin embargo, el estudio revela que las hospitalizaciones debidas a la coinfección experimentaron un repunte en enero de 2022 en comparación con todos los meses anteriores de la pandemia, un aumento impulsado en parte por la variante Ómicron, altamente transmisible.

Además del aumento de Ómicron, la gripe ha enfermado a un mayor número de personas este año que la temporada de gripe pasada, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Esto se debe probablemente a que la cepa dominante de la gripe que está circulando (H3N2) ha evolucionado con varias mutaciones, creando un desajuste con la vacuna antigripal de este año, que parece menos protectora.

"La ola de Ómicron coincidió con una temporada de gripe H3N2 muy activa. Esto ha (...) creado un escenario en el que hay muchos más casos de flurona ahora que nunca antes en la pandemia de COVID-19", afirma el coautor del estudio Venky Soundararajan, cofundador y director científico de la empresa de datos biomédicos nference, con sede en Cambridge, Massachusetts (Estados Unidos).

Sin embargo, los expertos subrayan que no es en absoluto probable que la flurona provoque intercambios genéticos entre los virus y provoque formas híbridas más graves de la gripe o del COVID-19.

"Aunque es posible, en teoría, que se produzcan estos intercambios de genes, las posibilidades de que esto ocurra son muy, muy bajas y casi seguro que darían lugar a un virus no viable", afirma Stephen Goldstein, virólogo evolutivo del Instituto Eccles de Genética Humana de la Universidad de Utah.

El coautor del estudio, Andrew Badley, médico-científico especializado en enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo de Minnesota, añade que "el principal mensaje [de nuestro estudio] es que las coinfecciones se producen y, por tanto, tenemos que tomarnos ese concepto en serio."

Una coinfección se produce cuando un paciente contrae múltiples patógenos, ya sean del mismo tipo, como dos o más virus, o de clases diferentes, como un virus y una bacteria u hongo. Esto ocurre en muchas enfermedades; las estimaciones sugieren que el 43 por ciento de los pacientes hospitalizados con síntomas parecidos a los de la gripe están en realidad infectados por múltiples virus. Durante la ola Delta en la India, muchos pacientes de COVID-19 también se infectaron con mucormicosis u hongo negro.

Conociendo esta posibilidad, los científicos de China investigaron por primera vez en enero de 2020 si podía producirse una coinfección de gripe y SARS-CoV-2: no encontraron ningún caso en un estudio realizado sobre 99 pacientes de COVID-19. Pero un seguimiento realizado un mes después descubrió que aproximadamente uno de cada nueve pacientes de un único hospital en el epicentro del brote de COVID-19 en Wuhan (China) había contraído ambas enfermedades.

En Estados Unidos, un estudio realizado entre el 1 de marzo y el 4 de abril de 2020 en la ciudad de Nueva York mostró que sólo uno de los 1 996 pacientes hospitalizados por COVID-19 estaba coinfectado por la gripe y que el 2 por ciento estaba coinfectado por otros virus respiratorios.

La razón de estas tasas de coinfección inicialmente bajas puede haber sido una temporada de gripe inusualmente suave en 2020. Los CDC estimaron que en Estados Unidos se han producido más de 35 millones de casos de gripe y 380 000 hospitalizaciones en la temporada de gripe 2019-2020. En cambio, entre el 28 de septiembre de 2020 y el 22 de mayo de 2021 solo se registraron 1 675 casos confirmados de gripe, con una tasa de hospitalización de menos de una de cada 100 000 personas.

No está claro por qué los casos de gripe se redujeron tan precipitadamente, pero posiblemente se deba en parte a las medidas preventivas adoptadas para la COVID-19, como el distanciamiento social, los cierres, la higiene de manos y el uso de mascarillas. Además, Estados Unidos tuvo una cifra récord de dosis de vacunas contra la gripe (193,8 millones) suministradas durante esa temporada.

La temporada de gripe es peor este año, según el sistema de vigilancia FluSurv-NET de los CDC. Y lo que es más, está teniendo lugar encima de una asombrosa ola de casos de COVID-19 debido a la variante Ómicron, que ha aumentado las probabilidades de contraer ambos virus simultáneamente. La ventaja es que los casos de flurona han sido menos graves, lo que puede deberse al hecho de que la mayoría parecen estar dándose en personas de entre 14 y 41 años, que generalmente son menos propensas a desarrollar resultados graves.

Entonces, ¿por qué las poblaciones más jóvenes padecen la llamada flurona con más frecuencia? "Es probable que el distanciamiento social y el grado de concienciación del uso de la mascarilla sean menores en esa población", dice Badley. "Es probable, aunque no lo hemos evaluado, que la tasa de vacunación tanto de la COVID-19 como de la gripe sea menor en la [población] más joven".

Aun así, otros estudios también muestran que la coinfección no ha empeorado significativamente la gravedad de la enfermedad.

¿Aumenta la coinfección el riesgo de nuevos virus híbridos?

En cuanto a la preocupación de que la flurona provoque la aparición de virus híbridos, los expertos afirman que no hay pruebas de que los virus del SRAS-CoV-2 y de la gripe intercambien genes mientras alguien está coinfectado.

"En mi opinión [es] imposible", afirma Susan Weiss, viróloga de la Universidad de Pensilvania que lleva más de cuatro décadas estudiando los coronavirus.

Dos cepas diferentes de virus de la gripe pueden intercambiar fácilmente segmentos de genes entre sí durante las coinfecciones, pero no hay ejemplos de coinfecciones entre el virus de la gripe y un coronavirus que den lugar a una variante más problemática, afirma Goldstein.

Aunque el SARS-CoV-2 ha evolucionado y sigue evolucionando a través de la transmisión en humanos, "no creo que la coinfección cree ningún riesgo adicional", añade.

La mayoría de los expertos también duda de que las coinfecciones entre el SARS-CoV-2 y el coronavirus del resfriado común, HCoV-229E, sean preocupantes, a pesar de que un estudio, aún no revisado por pares, sugiere que tales coinfecciones pueden haber desempeñado un papel en la evolución de Ómicron.

"El coronavirus del resfriado común 229E es un virus evolutivamente diferente del SARS-CoV-2", dice Weiss. "Este tipo de experimentos no se hacen en los laboratorios, así que no podemos saber lo cerca que tienen que estar los coronavirus para recombinarse".

Es posible que dos variantes del SARS-CoV-2 (como la Alfa y la Delta) intercambien partes de sus códigos genéticos durante la coinfección. Algunos expertos incluso especulan que las subvariantes Ómicron BA.2 y BA.3 pueden haber surgido a través de tales eventos de recombinación, pero las pruebas no son concluyentes.

Mientras tanto, los estudios han seguido demostrando que el riesgo de desarrollar una COVID-19 grave y morir es mucho menor entre los pacientes que habían recibido una vacuna contra la gripe antes de contraer la COVID-19.

Según John O'Horo, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo, "siguen siendo importantes las mismas cosas que han podido mantener a raya esta pandemia hasta ahora, es decir, el uso de mascarillas cuando sea conveniente, la vacunación y los refuerzos de Ómicron, y la tradicional vacuna contra la gripe."

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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