La nueva IA podría superar el famoso Test de Turing; este es el hombre que lo creó

El brillante matemático inglés Alan Turing descifró los códigos alemanes en la Segunda Guerra Mundial, revolucionó la informática y supo prever las cuestiones morales de la tecnología moderna y la inteligencia artificial, como la que usa ChatGPT.

Por Erin Blakemore
Publicado 1 mar 2023, 10:45 CET
Escultura de pizarra de Turing en el antiguo cuartel general de descifrado de códigos, Bletchley Park

Uno de los muchos logros de Alan Turing fue descifrar códigos para Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. En honor a sus esfuerzos (que ayudaron a las potencias aliadas a derrotar a la Alemania nazi) esta escultura de pizarra de Turing se alza en el antiguo cuartel general de descifrado de códigos, Bletchley Park.

Fotografía de Matthew Oldfield Editorial Photography, Alamy Stock Photo

¿Pueden pensar las máquinas? La clásica pregunta ha resucitado con fuerza en la mente de muchos desde la aparición de la potente inteligencia artificial (IA) que hace funcionar a, entre otros, el servicio ChatGPT, una máquina de aprendizaje profundo que puede conversar con usuarios humanos (y a veces engañarlos). Los usuarios del chatbot del motor de búsqueda Bing, que se basa en la tecnología ChatGPT, informan incluso de conversaciones inquietantes en las que la IA les profesa su amor.

En 1950, Alan Turing dio una respuesta a esa pregunta: un ordenador era capaz de "pensar" si sus resultados eran tan convincentes que una persona que interactuara con él no pudiese distinguir sus respuestas de las de un ser humano real. Este concepto, conocido como la prueba de Turing, ha vuelto a cobrar importancia hoy en día, ya que algunos sostienen que esta nueva generación de IA supera de hecho la prueba de Turing.

Pero, ¿quién fue Turing y por qué siguen siendo tan importantes sus ideas sobre la informática y la IA? Esto es lo que debes saber sobre el legendario matemático, descifrador de códigos e informático inglés.

Los primeros años de Alan Turing

Nacido en Londres en 1912, Turing era hijo de un alto administrador colonial británico afincado en la India. Sus padres, sin embargo, no querían que sus hijos se criaran allí, por lo que los dejaron a cargo de amigos de la familia. Según su biógrafo Andrew Hodges, fue un niño solitario criado en "varios hogares ingleses donde nada fomentaba la expresión, la originalidad o el descubrimiento". Pero el joven Turing tenía una mente única y brillante.

Alan Mathison Turing nació en Londres el 23 de junio de 1912. Aunque vivió una infancia solitaria, tenía una mente brillante y hoy se le recuerda como uno de los matemáticos con más talento de la historia moderna.

Fotografía de ARCHIVIO GBB, Redux

En el internado, el adolescente Turing estableció un estrecho vínculo con su compañero de clase, Christopher Morcom, por su amor a la ciencia. Cuando Morcom murió inesperadamente en 1930, Turing quedó desolado. En sus cartas a la madre de Morcom, se preguntaba si la mente de Morcom podría seguir viviendo sin su cuerpo.

La pérdida cambió a Turing, sumergiéndole en una investigación filosófica, matemática y científica de la mente humana que duraría toda su vida. Realizó estudios científicos y matemáticos avanzados, licenciándose en matemáticas por la Universidad de Cambridge en 1934 y doctorándose en matemáticas por la Universidad de Princeton (Estados Unidos) en 1938.

Como estudiante de posgrado, Turing escribió una influyente prueba que cuestionaba una teoría del venerado matemático David Hilbert, quien suponía que no existían los problemas matemáticos irresolubles. Como parte de la prueba, Turing planteó un experimento mental que describía un dispositivo ahora conocido como la "máquina" de Turing. El hipotético dispositivo podía leer datos de una cinta infinitamente larga y resolver problemas de acuerdo con una serie de reglas. No fue posible construir una verdadera máquina de Turing, pero el concepto (una máquina reproducible que pudiera programarse, almacenar información y realizar cálculos) sentó las bases de los ordenadores modernos.

Enigma y el descifrado de códigos de la Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, Turing trabajó en otra forma de cálculo complejo: el descifrado de códigos. Se le encomendó la tarea de descifrar los mensajes alemanes codificados por Enigma, una máquina que convertía las palabras en un galimatías. El código resultante sólo podía ser descifrado por alguien que tuviera su propia máquina Enigma y una clave independiente que le indicara cómo configurarla, y que cambiaba a diario.

Enigma podía generar miles de millones de combinaciones posibles, y había dejado perplejos a los descifradores de códigos aliados. Pero a las pocas semanas de llegar a Bletchley Park (una escuela de códigos y cifrado que albergaba los esfuerzos de los Aliados por descifrar códigos), Turing descifró el código. Lo hizo diseñando Victory, una máquina que mecanizaba el descifrado de códigos utilizando múltiples Enigmas para acotar los mensajes probables. Con la ayuda de Turing, las fuerzas aliadas supieron cuándo y dónde planeaban atacar los submarinos alemanes.

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      Izquierda: Arriba:

      Un ingeniero electrónico inspecciona un prototipo del Automatic Computing Engine de Alan Turing en el National Physical Laboratory de Londres el 29 de noviembre de 1950. Turing tuvo que luchar para que se construyera la máquina, uno de los ordenadores más avanzados de su época.

      Fotografía de Jimmy Sime, Central Press, Hulton Archive, Getty Images
      Derecha: Abajo:

      Miembros del Women's Royal Naval Service, apodadas "Wrens", manejan el ordenador Colossus en Bletchley Park el 23 de octubre de 1943. Con la ayuda de Colossus (y de Alan Turing) los criptógrafos descifraron el "indescifrable" código Lorenz, lo que contribuyó a la victoria de los Aliados.

      Fotografía de SSPL, Getty Images

      Cuando los alemanes cambiaron al Lorenz, un dispositivo aún más complejo, Turing desarrolló una técnica que ayudó a descifrar también sus mensajes codificados, lo que permitió a los Aliados conocer en detalle los mensajes que Hitler y su ejército intercambiaban con sus oficiales militares de más alto rango.

      Se cree que el trabajo de descifrado de códigos realizado en Bletchley Park acortó la guerra hasta cuatro años. Turing "salvó a Gran Bretaña de la era oscura nazi", escribió su colega Jerry Roberts, y el Gobierno británico concedió a Turing la Orden del Imperio Británico, la más alta condecoración de la nación, por sus logros en tiempos de guerra. Pero la operación y el papel de Turing en ella permanecieron en secreto hasta la década de 1970, cuando se desclasificó el papel de Bletchley Park en la Segunda Guerra Mundial.

      El juego de imitación

      Pero el secretismo del trabajo de Turing en Bletchley Park le perjudicó profesionalmente. En 1945 propuso un avanzado dispositivo de cálculo al que llamó Motor de Computación Automática (ACE), un ordenador que habría sido el más avanzado de su época.

      "El ACE fue el primer diseño completo de ordenador electrónico", escribe el ingeniero informático e historiador Brian Edward Carpenter. Sin embargo, Turing tuvo problemas para convencer a sus colegas, que desconocían sus éxitos anteriores, de que la idea era factible. Tuvo que luchar para que se construyera, y cuando los trabajadores del Gobierno británico fabricaron el primer ACE, se trataba de un modelo más sencillo.

      Alan Turing termina segundo en una carrera de cinco kilómetros en el Reino Unido el 26 de diciembre de 1946. Además de ser un brillante matemático, Turing era un talentoso corredor de fondo, e incluso se quedó a las puertas de clasificarse para los Juegos Olímpicos de 1948.

      Fotografía de NATIONAL PHYSICAL LABORATORY CROWN COPYRIGHT, SCIENCE PHOTO LIBRARY

      Turing pasó a trabajar en la Universidad Victoria de Manchester, donde siguió explorando su idea de una máquina de computación universal. Allí también abordó el concepto de inteligencia artificial y se preguntó si las máquinas podían pensar.

      En 1950, Turing respondió al creciente debate sobre estas cuestiones con un artículo pionero en el que describía un experimento mental que denominó "juego de imitación". En el experimento, una persona en una habitación aislada plantea preguntas a un hombre y una mujer en otra habitación, recibe sus respuestas por escrito e intenta determinar el sexo de ambos. Si uno de los humanos que respondía a las preguntas era sustituido por una máquina que fuese capaz de engañar al interrogador con respuestas parecidas a las humanas, proponía Turing, la máquina era considerada "inteligente".

      En el artículo, Turing también comparaba la mente humana con una máquina y proponía que algún día las máquinas podrían ser capaces de enseñarse unas a otras. Aunque impensable con la tecnología de su época, el concepto es la base del aprendizaje automático y la inteligencia artificial modernos. Tecnologías modernas como ChatGPT se entrenan con enormes conjuntos de datos a los que recurren para resolver problemas y conversar con humanos.

      La prueba de Turing sigue siendo objeto de acalorados debates y ha dado lugar a décadas de derivaciones, discusiones y experimentos, todos ellos relacionados con los dispositivos modernos que él imaginó, aunque limitados por la insuficiente tecnología de su época.

      Turing tenía una mente brillante. Pero su orientación sexual le puso en peligro en una época en la que la homosexualidad era ilegal.

      En 1952, Turing sufrió un robo en su casa y, durante la investigación, dijo a la policía que el ladrón era su antiguo novio. Turing fue acusado de indecencia grave y se declaró culpable. En lugar de cumplir una pena de cárcel, que le habría costado su puesto de trabajo, optó por la libertad condicional y la "castración química" (inyección de estrógenos) destinada a reducir su libido sexual.

      Como criminal convicto, Turing perdió su autorización de seguridad, y el año de inyecciones de estrógeno le dejó impotente. El 7 de junio de 1954, su ama de llaves lo encontró en la cama, muerto a los 41 años. Cerca de su cuerpo se encontró una manzana a medio comer, que algunos sospechan que contenía cianuro.

      Aunque su muerte fue declarada suicidio por envenenamiento con cianuro, no está claro si su intención era suicidarse. Hoy en día, los historiadores ven a Turing como una brillante víctima de los prejuicios de su época. Y con el tiempo, su contribución tanto al esfuerzo bélico como a la informática moderna se ha vuelto cada vez más evidente.

      También su clarividencia. Como dijo en una entrevista en 1951: "Si una máquina pudiese pensar, podría pensar de forma más inteligente que nosotros. ¿En qué lugar nos dejaría eso?"

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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