¿Cómo de malo es beber agua del grifo? Los expertos responden

Siempre se alerta sobre beber agua del grifo en países menos desarrollados, pero ¿qué pasa en países como EE. UU.? Los expertos opinan sobre las sustancias químicas que pueden encontrarse en el agua corriente, cómo se regula y qué hacer si te preocupa.

Por Sarah Gibbens
Publicado 24 mar 2023, 10:34 CET
Un empleado de una planta de tratamiento de aguas de San Diego analiza el agua en ...

Un empleado de una planta de tratamiento de aguas de San Diego analiza el agua en busca de contaminantes. La mayoría de los habitantes de Estados Unidos tiene acceso a agua potable limpia, pero un pequeño porcentaje de millones de personas se expone cada año a la contaminación.

Fotografía de Donald Miralle, The New York Times, Redux

Cualquiera que haya viajado a países como Camboya o Tailandia lo ha experimentado de primera mano: no beber agua del grifo es una de las primeras indicaciones que recibe el turista del Sudeste Asiático. En España, en cambio, donde se considera que el 99,5% del agua de grifo es apta para su consumo, el único objeto de polémica es el que nace en torno al debate de cuál es la provincia con el agua más deliciosa. Pero, no en todo el mundo ocurre y ni siquiera en los países occidentales, por ejemplo: ¿que pasa en Estados Unidos con el agua del grifo?

La mayoría de los residentes en EE.UU. no necesitan preocuparse por la seguridad del agua del grifo, pero son millones los estadounidenses que siguen estando expuestas a contaminantes cada año. ¿Y si fuese necesaria una crisis del agua para poner de manifiesto dónde están fallando las infraestructuras de agua potable?

Una de las crisis hídricas más devastadoras de los últimos tiempos fue la contaminación por plomo del agua potable de Flint, Michigan, en 2014. En enero de 2023, nueve años después de la contaminación inicial, los residentes siguen lidiando con los efectos. Y el año pasado, una crisis del agua en Jackson, Mississippi, dejó a muchos de los 150 000 residentes de la ciudad sin agua potable, un problema que persiste en la actualidad.

A continuación, varios expertos en agua potable de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el mundo académico y grupos de defensa opinan sobre lo que debes saber sobre su grifo.

Funcionarios del Gobierno visitan una planta de tratamiento de agua en Maplewood, Minnesota. En EE.UU. hay más de 50 000 depuradoras, y muchas sólo dan servicio a un par de centenares de personas. Una solución para evitar la contaminación, dicen los expertos, es combinar pequeñas instalaciones para crear una base de clientes más amplia que permita disponer de más fondos y personal.

Fotografía de Alex Kormann, Star Tribune, Getty Images

¿Cuáles son los componentes más comunes del agua del grifo?

En EE.UU., cerca del 90% de la población obtiene el agua del grifo de un sistema público de abastecimiento de agua. El agua de un lago, embalse, río o acuífero se conduce a una instalación de tratamiento de aguas donde se le añaden sustancias químicas que se adhieren a los contaminantes y se eliminan del sistema. Algunas instalaciones también utilizan luz ultravioleta para eliminar las bacterias.

A continuación, se añaden al agua desinfectantes químicos como el cloro o la cloramina para ayudar a eliminar los patógenos que puedan quedar en el agua y los que puedan estar al acecho en las tuberías cuando el agua llega a casa.

Por desgracia, algunas instalaciones de tratamiento del agua, ya sea por falta de financiación o por una supervisión insuficiente, no limpian eficazmente el agua. En 2015, alrededor de 21 millones de personas que vivían en Estados Unidos estuvieron expuestas a agua del grifo que violaba las directrices federales, según un estudio publicado en 2018.

Los niveles inseguros y, por lo tanto, ilegales de patógenos (bacterias y virus), nitratos, arsénico y subproductos nocivos de desinfectantes como el cloro fueron las fuentes más comunes de infracciones, dice Maura Allaire, autora del estudio y experta en calidad del agua de la Universidad de California en Irvine.

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    Jabari Omari, empleado de la ciudad de Jackson, reparte cajas de agua embotellada en un punto de distribución de la Coalición de Respuesta Rápida de Misisipi el 31 de agosto de 2022 en Jackson, Misisipi. La ciudad sufrió una crisis de agua después de que las inundaciones interrumpieran el suministro de agua local.

    Fotografía de Brad Vest, Getty Images

    ¿Cómo se regula el agua del grifo?

    En 1974, el Congreso aprobó la Ley de Agua Potable Segura, que otorgaba a la Agencia de Protección del Medio Ambiente la autoridad para regular el agua del grifo.

    Cuando se demuestra que algo como el plomo, por ejemplo, es perjudicial para la salud humana, la EPA puede establecer un límite para la cantidad permitida en el suministro de agua. Los límites se basan en qué cantidad es segura para el consumo humano y qué cantidad es tecnológicamente viable para las instalaciones de tratamiento del agua.

    Pero estos límites no siempre dan como resultado un agua libre de contaminantes.

    "Hay un abismo entre lo que es legal y lo que es seguro", afirma Sydney Evans, analista científica del Grupo de Trabajo Medioambiental (EWG, por sus siglas en inglés). Añade que muchas normativas se basan en datos científicos de hace décadas, lo que, según el EWG, las hace obsoletas e insuficientes.

    El EWG mantiene su propia base de datos sobre el agua del grifo, en la que establece límites mucho más estrictos que los de la EPA, basados en lo que considera seguro para la salud humana. Sus límites están determinados por estudios revisados por expertos, investigaciones realizadas por organismos estatales y científicos de plantilla.

    Shanice Ollie lava los platos con agua embotellada hervida, un proceso que puede llevar una hora o más, en su casa de Flint, Michigan, en 2016. La crisis del agua de Flint se debió a la corrosión provocada por la filtración de plomo de las tuberías que abastecían de agua a los hogares.

    Fotografía de Brittany Greeson, The New York Times, Redux

    ¿Qué son los PFAS, las últimas sustancias químicas que han llamado la atención de la EPA?

    Escribe "agua potable" en tu barra de búsqueda, y últimamente es probable que veas artículos sobre cómo está llena de PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), contaminantes a veces denominados "sustancias químicas perpetuas". Los PFAS son un grupo de miles de sustancias químicas con estrechos enlaces químicos que les ayudan a perdurar en el medio ambiente durante años.

    Algunos compuestos de PFAS se han relacionado con graves problemas de salud, como el cáncer. Recientemente, la EPA ha propuesto nuevos límites para seis de estas sustancias químicas en el agua potable. Los estudios realizados sobre el agua potable muestran que los PFAS son comunes en los suministros de agua potable en todo EE.UU., y como resultado, estos productos químicos se han encontrado en nuestra sangre.

    Las normas de la EPA propuestas este mes serían las primeras en abordar de forma significativa la contaminación por PFAS a nivel federal y allanan el camino para eliminar una toxina que lleva décadas contaminando el agua potable.

    (Relacionado: Del océano al grifo, la contaminación del agua nos afecta a todos)

    ¿Qué ocurre con otros contaminantes no regulados?

    Las nuevas normas para los contaminantes que actualmente no están regulados llevarán tiempo. Los PFAS, por ejemplo, son un peligro conocido desde hace años, pero ha sido necesaria una gran cantidad de pruebas e investigaciones antes de poder proponer una norma.

    Eric Burneson, director de la Oficina de Aguas Subterráneas y Potables de la EPA, afirma que la propuesta de nuevas normas supone un reto importante. "Necesitamos información científica sólida y una revisión por pares de esa información. Necesitamos conocer nuestra capacidad de gestión. ¿Podemos medirla? ¿Podemos tratarla?".

    Las respuestas a estas preguntas ayudan a la EPA a defender el coste potencial de regular una nueva sustancia química.

    Además de los 90 contaminantes que ya regula la EPA, hay docenas más que la agencia ha identificado como una amenaza para la salud y en el agua del grifo. Incluyen 66 sustancias químicas, 12 microbios y todos los PFAS, en lugar de los seis que propusieron limitar recientemente.

    "Necesitamos más información para avanzar", dice Burneson sobre la regulación de sustancias químicas potencialmente dañinas, pero añade: "Pueden estar en el agua potable, y plantean riesgos".

    Las comunidades rurales y de bajos ingresos son las que más problemas tienen para acceder a agua limpia del grifo; las instalaciones de tratamiento de agua de estas zonas son las que más probabilidades tienen de incumplir las normas de la EPA. La proximidad de la contaminación agrícola, las aguas subterráneas contaminadas y unas instalaciones de tratamiento con escasez de fondos o personal ponen en peligro a estas comunidades.

    Un análisis de tres décadas de violaciones de las normas de agua potable en EE.UU. reveló que algunos estados tenían más probabilidades de tener agua potable de peor calidad que otros. Los estados con núcleos agrícolas corrían especial riesgo.

    Algunos grupos raciales de Estados Unidos también tienen más probabilidades de estar expuestos a agua potable de mala calidad. Un estudio realizado en California y Texas reveló que las comunidades latinas y negras corrían un riesgo de cáncer persistentemente más elevado a causa del agua potable.  

    (Relacionado: 11 datos interesantes sobre el agua)

    ¿Qué puedes hacer si te preocupa tu grifo?

    La EPA exige a las empresas de suministro de agua que publiquen informes anuales en los que se identifique cualquier peligro potencial para la salud de la comunidad en relación con su suministro de agua.

    Cuando surgen peligros, garantizar agua potable limpia puede llegar a salvar vidas a largo plazo. Para emergencias a corto plazo, como un aviso de agua hirviendo, el agua embotellada puede ser un recurso útil.  

    El agua embotellada que se compra y vende en EE.UU. está regulada por la Administración de Alimentos y Medicamentos, que regula el agua basándose en las mismas normas que la EPA aplica al agua del grifo. Los estudios realizados sobre el agua embotellada han descubierto que no es más limpia ni más segura que el agua del grifo bien regulada, pero se vende a un precio varias veces superior al del agua del grifo y fomenta los residuos plásticos, una amenaza emergente para el agua potable.

    Los filtros son otra opción para resolver los problemas del agua del grifo. Pueden ser tan sencillos como los filtros relativamente baratos que caben en el frigorífico o tan complejos como un sistema de filtración de mil dólares conectado a las tuberías domésticas.

    (Relacionado: En Lima, la falta de agua se suple con niebla)

    ¿Cómo podemos asegurarnos de que todo el mundo tenga agua potable?

    En EE.UU. hay unas 3000 empresas de electricidad, pero más de 50 000 de agua. Mientras que algunas prestan servicio a ocho millones de personas, la mitad de esas instalaciones dan servicio a menos de 500. Estas empresas más pequeñas tienen menos probabilidades de contar con operarios a tiempo completo o con suficientes clientes para pagar el mantenimiento.

    Con las políticas adecuadas y financiación suficiente, los expertos afirman que se puede garantizar agua limpia para todos.

    "Tenemos los conocimientos técnicos para suministrar agua potable", afirma Allaire. "La cuestión es cómo hacerla realidad".

    Combinando esas empresas más pequeñas, creando contratos de agua en los que una comunidad compra agua a una empresa más grande, y pagando por gestores de instalaciones bien formados, se podría crear más agua para más comunidades.  

    Un nuevo Mapa Mundial del Agua permite conocer el suministro de agua en el lugar donde se vive. Al teclear una dirección se revelará el déficit hídrico de esa zona, es decir, la diferencia entre la demanda humana de agua y el suministro renovable de fuentes como ríos, lagos y acuíferos. El mapa (desarrollado por los exploradores de National Geographic Marc Bierkens y Niko Wanders, con el apoyo de la National Geographic Society, la Universidad de Utrecht y ESRI) muestra también las regiones donde el déficit hídrico es mayor y el agotamiento de las aguas subterráneas más grave, como el Valle Central de California, el delta del río Nilo en Egipto y la cuenca del río Indo en Pakistán.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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