El alcohol está matando a más mujeres que nunca

A medida que se reducen las diferencias entre hombres y mujeres en el consumo de alcohol, aumentan las complicaciones relacionadas con este hábito en las mujeres.

Por Meryl Davids Landau
Publicado 23 ago 2023, 11:01 CEST
¿Cuánto alcohol debe tomar una mujer?

Las directrices federales recomiendan que las mujeres que quieran beber no consuman más de una toma al día. Pero desde el punto de vista de la salud, menos (o nada) es mejor.

Fotografía de Artur Widak, NurPhoto, Getty Images

Jasmine Charbonier empezó a beber en la universidad. Con 30 y pocos años, se tomaba hasta ocho cócteles de tequila al día, varios días a la semana. El año pasado intentó dejarlo y se sorprendió al caer en el síndrome de abstinencia.

Nuevos estudios demuestran que, aunque los hombres siguen teniendo más probabilidades de morir por una enfermedad relacionada con el alcohol, la diferencia se está reduciendo. El aumento de las muertes se debe a una desafortunada igualdad de género: las mujeres levantan ahora la copa casi con la misma frecuencia que los hombres. Una reciente encuesta gubernamental en Estados Unidos reveló que el 49% de las mujeres bebieron durante el mes anterior, frente al 55% de los hombres. Las mujeres de entre 30 y 40 años, en particular, beben más que los hombres.

A diferencia de las drogas duras, el alcohol suele considerarse una forma menos peligrosa de desestresarse y reducir las inhibiciones de las mujeres, afirma Dhruti Patel, especialista en psiquiatría de las adicciones de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami (Estados Unidos). "Es legal, fácil de conseguir y no es tan tabú en la sociedad, por lo que las mujeres se sienten menos preocupadas al beber", afirma.

Ese fue sin duda el caso de Charbonier. "Yo era la amiga de vacaciones que tomaba mimosas a las 8 de la mañana", dice Charbonier, de 35 años, especialista en recaudación de fondos, empresaria y bloguera en Tampa (Florida). Beber hacía que las salidas nocturnas y los viajes fueran más divertidos, le permitía conocer gente nueva y bailar sin inhibiciones. El año pasado, dejó temporalmente el alcohol para perder unos kilos y se sorprendió por los síntomas de abstinencia: intensos antojos, aumento de la ansiedad y temblores periódicos en las manos. "Me quedé en shock", dice. "No pensé que tuviera una adicción hasta entonces".

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Cuerpos diferentes, efectos más fuertes

El uso a veces de terminología simpática para referirse a ciertas bebidas puede enmascarar la realidad de que incluso pequeñas cantidades de vino, cerveza o cócteles ponen en peligro la salud. El año pasado, la Federación Mundial del Corazón, organización mundial sin ánimo de lucro, puso en entredicho la idea generalizada de que un vaso diario de vino tinto es bueno para la salud. Cualquier cantidad aumenta el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y aneurismas, afirmaba el grupo.

Incluso consumiendo la misma cantidad de alcohol que los hombres, las mujeres son más susceptibles a sus efectos negativos. Los expertos apuntan a la composición corporal de las mujeres, que tienen más tejido adiposo y menos agua que los hombres de peso similar, lo que provoca una concentración de alcohol en sangre mayor y más persistente. Las mujeres también tienen menos enzimas que metabolizan el alcohol. Y se cree que sus fluctuaciones hormonales influyen en la rapidez con que se descompone el alcohol.

Además, las mujeres que beben desarrollan un mayor número de problemas médicos, y con niveles de alcohol mucho más bajos, que los hombres. Las mujeres que consumen más de dos copas al día aumentan su riesgo de muerte por cualquier causa, según un análisis publicado en marzo. El mismo estudio afirma que "el consumo bajo de alcohol no está asociado a una mayor protección ante la muerte por cualquier causa"

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Unos datos que se veían venir y sus consecuencias

Aunque mueren más hombres que mujeres por el consumo de alcohol, el reciente estudio publicado en JAMA Network Open constata que la diferencia se está reduciendo. Las muertes anuales relacionadas con el alcohol en los Estados Unidos se mantuvieron relativamente estables para ambos sexos hasta 2007, después de lo cual aumentaron unos pocos puntos porcentuales para cada uno.

A partir de 2018, las cifras saltaron dramáticamente. Las muertes de mujeres comenzaron a aumentar un 15 por ciento anual, frente a un aumento del 12,5 por ciento para los hombres.

Este hallazgo no es inesperado, dice Ibraheem Karaye, profesor asistente de salud de la población en la Universidad de Hofstra en Hempstead, Nueva York, y coautor del estudio. "Es lógico que veamos estas diferencias por sexo en las muertes relacionadas con el alcohol, teniendo en cuenta que la bibliografía ha venido mostrando que la brecha en el consumo se ha ido reduciendo y que las complicaciones en las mujeres están aumentando", afirma. Una parte del marcado aumento también puede atribuirse a la epidemia de opiáceos que se extiende por Estados Unidos, ya que la gente tiende a abusar de más de una sustancia simultáneamente, afirma.

Las muertes por alcohol pueden producirse con rapidez, como el repentino fallo cardíaco o hepático de la intoxicación etílica, o los accidentes de coche, caídas o ahogamientos tras beber demasiado.

Pero la mayoría de las muertes reflejan el peaje del consumo a largo plazo, dice Karaye, incluido su eventual impacto en el hígado, el páncreas o el corazón.

Beber también puede provocar cáncer de mama, cuyo riesgo a lo largo de la vida aumenta hasta un 9% incluso con una copa diaria (cada copa adicional aumenta aún más los índices), y alteraciones del sistema inmunitario, que pueden aumentar las infecciones y disminuir la cicatrización de heridas y postoperatorios. Los problemas de fertilidad y la menopausia precoz también están relacionados con el alcohol. Y, por supuesto, las mujeres que beben durante el embarazo ponen a sus hijos en riesgo de sufrir problemas físicos, mentales y de comportamiento.

El 8,8% de la población (más de 4 millones de personas) de España reconoce consumir alcohol diariamente, según un estudio del Ministerio de Sanidad de 2021. En Estados Unidos, donde unos 29,5 millones de personas padecen un trastorno por consumo de alcohol, las mujeres que tienen un problema son menos propensas a buscar ayuda que los hombres. Se diagnostica anualmente al 7% de los hombres, pero sólo al 4% de las mujeres.

Una de las razones puede ser que las mujeres no siempre reconocen cuánto están bebiendo, dice Patel. Una ración oficial de vino es de 140 gramos, pero las copas grandes de hoy en día suelen contener el doble o más. Cuando dos personas se beben una botella durante la cena, cada una ha bebido dos raciones y media.

En su Estrategia de Promoción de la Salud, el Ministerio de Sanidad estable que un consumo máximo recomendado de 20 gramos de alcohol día en varones, y 10 gramos de alcohol en mujeres. Estas recomendaciones se han reducido un 50% en los últimos años, pero en 2018 algunos expertos a afirmaban que España es el país más laxo de la Unión Europea en cuanto a la cantidad recomendada de ingesta de alcohol. 

Reducir el consumo empieza por sustituir el alcohol en situaciones sociales. Charbonier ahora toma chupitos de agua cuando sus amigos beben tequila. Pedir agua con gas, un refresco o un cóctel sin alcohol con la cena o en la hora feliz permite a la persona tener un vaso en la mano cuando los demás lo hacen, dice Patel. También recomienda decir a amigos y familiares que ya no bebes.

Las personas que recurren con frecuencia al alcohol para controlar el estrés o que experimentan con regularidad síntomas de consumo excesivo (como letargo o pensamiento confuso) deberían hablar con su médico de atención primaria, dice Patel. El médico puede recomendar acudir a un terapeuta para aprender técnicas alternativas de control del estrés o unirse a un grupo de apoyo como Alcohólicos Anónimos.

También pueden derivar al paciente a un psiquiatra, que puede recetarle medicamentos para reducir el deseo de consumir alcohol, como naltrexona, disulfiram y acamprosato. Sin embargo, como señala el estudio de Karaye, estos fármacos (como muchos otros) se han estudiado principalmente en hombres, por lo que no se sabe con certeza en qué medida mejoran la salud o la mortalidad de las mujeres.

También hay varios tratamientos novedosos en el horizonte. Cuando la psilocibina (el principio activo de las setas mágicas) se administró dos veces junto con psicoterapia, redujo significativamente los días de consumo excesivo de alcohol en personas con trastorno por consumo de alcohol. Y en junio, unos investigadores informaron de que las ratas a las que se administró el nuevo fármaco para adelgazar semaglutida (también conocido como Wagovy) redujeron su deseo de beber.

Charbonier consiguió dejarlo por sí sola, motivada por lo mucho más sana física y mentalmente que se siente. Ha dejado de tener insomnio y ahora duerme profunda y reparadoramente por las noches. Su piel es más clara, su humor menos volátil y su vida laboral está floreciendo. "El alcohol suprimía mi creatividad y contribuía a crear creencias limitantes que ya no tengo", afirma.

Y alejarse del bar puede tener otro efecto, como demuestra la investigación JAMA Network Open: podrías estar salvando la vida.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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