Anticongelante en el helado, y otros ingredientes desconocidos y extraños en objetos del día a día

Indaga en la historia de estos objetos domésticos y encontrarás algunas sorpresas: desde metales lunares hasta el extracto de lagos tibetanos.

Por National Geographic Staff
Publicado 17 ago 2023, 11:46 CEST

Si compras helado comercial, es probable que contenga un anticongelante no tóxico conocido como propilenglicol, que ayuda a conservar los alimentos.

Fotografía de Krista Rossow, Nat Geo Image Collection

Un refrigerante que evita el sobrecalentamiento de los motores, pero que también se encuentra en los helados. Un mineral familiar que se encuentra en el detergente para la ropa requirió una vez equipos de 20 mulas para transportarlo a través de una agotadora caminata de 265 kilómetros a través de uno de los lugares más calurosos del mundo. Y un alimento básico de cocina permitió a las civilizaciones antiguas (desde Egipto hasta el Machu Picchu peruano) fundir formas en moldes cerrados, produciendo no sólo herramientas y armas complejas, sino también obras de arte intemporales descubiertas por los arqueólogos.

¿Puedes adivinar a qué productos comunes están ligadas las historias anteriores? Aquí están las respuestas a esas y otras preguntas.

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1) La historia del anticongelante abarca desde la dinamita al helado

El etilenglicol, que conocemos como anticongelante, se utilizaba originalmente en la dinamita: permitía fabricar el explosivo en un entorno seguro y fresco.

Los primeros motores de coche utilizaban agua como refrigerante, y funcionaba a las mil maravillas en verano. Pero en invierno, el panorama era muy distinto, pues el agua no sólo se congela, sino que se expande al congelarse, por lo que no resultaba práctico en un motor cerrado.

Los fabricantes de coches empezaron a añadir metanol, un alcohol, al agua. El metanol reducía el punto de congelación del refrigerante, pero su tendencia a evaporarse y corroer el motor hacía que tampoco fuera ideal. Así que los fabricantes recurrieron al etilenglicol, un compuesto químico orgánico sintetizado por primera vez en 1856 por el químico francés Charles-Adolph Wurtz. Añadido al agua, no sólo reduce el punto de congelación, sino que también aumenta el de ebullición, lo que lo convierte en un anticongelante. Los fabricantes de automóviles adoptaron este compuesto en 1926 y sigue utilizándose en la actualidad.

El etilenglicol es tan tóxico como útil. El etileno es una hormona vegetal natural, y el etilenglicol tiene un sabor dulce y afrutado que puede atraer a mascotas y niños pequeños. Por eso, algunos fabricantes añaden un sabor amargo al líquido, mientras que otros recurren a otra sustancia química, el propilenglicol.

Esta forma de anticongelante es tan benigna que se utiliza en dentífricos y helados.

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2) El bórax se puede encontrar desde en la lavandería hasta en la Gran Muralla China

El bórax también se llama tincal, una palabra sánscrita para designar este mineral blando e incoloro que se ha utilizado y comercializado durante siglos. Primero se extrajo de lagos salados en lugares como el Tíbet y Cachemira, y luego se comercializó a lo largo de la Ruta de la Seda desde el siglo IX d.C.

Los orfebres árabes utilizaban el bórax para separar y purificar los metales. Los alfareros de la China del siglo X lo utilizaban para dar durabilidad y brillo a sus vasijas, igual que siguen haciendo los alfareros modernos.

Cuando el bórax llegó a Europa en la Edad Media, se empleaba en el proceso de soldadura para limpiar las piezas metálicas que se iban a fundir y unir. Pero el bórax era caro, una importación exótica. En 1776 se descubrieron yacimientos en Italia, pero América tuvo que esperar otros 100 años. Fue entonces cuando F. M. Smith, "el rey del bórax", lo descubrió en las salinas del Valle de la Muerte (California) y fundó su fábrica Harmony Borax Works. Las famosas cuadrillas de 20 mulas de Smith transportaban el mineral desde Furnace Creek hasta el ferrocarril cerca de Mojave, una agotadora travesía de 265 kilómetros por uno de los lugares más calurosos del mundo. Las mulas hicieron esos viajes sólo durante unos seis años antes de ser suplantadas por el ferrocarril, pero la continua comercialización del "jabón de bórax de 20 mulas" convirtió los viajes en símbolos del Viejo Oeste.

En la actualidad, alrededor del 50% del bórax del mundo procede del sur de California. Es posible que los antiguos lo utilizaran para fabricar metales, pero su valor como ablandador natural del agua hace que sea más probable encontrarlo hoy en día en detergentes para la ropa.

Algunas vasijas de arcilla encontradas en un yacimiento del siglo XI cerca de la Gran Muralla China estaban cubiertas de un vidriado verde hecho con bórax.

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3) El aceite de cedro repele y cura

Si alguna vez has metido la nariz en un cofre de cedro, recordarás el olor cálido, amaderado y reconfortante que te recibía. Pero el aceite presente en el cedro hace algo más que oler bien: desinfecta, preserva, calma y mantiene a raya a los insectos.

Las civilizaciones antiguas comprendían el poder del aceite de cedro para limpiar y curar. Los sumerios consideraban el cedro el Árbol de la Vida. Utilizaban su aceite con fines medicinales y lo molían con aditivos como cobalto y cobre para hacer pinturas de colores brillantes. Los egipcios utilizaban a veces el aceite de cedro en el proceso de embalsamamiento y los antiguos griegos lo consideraban eficaz contra las infecciones. En la Edad Media, algunos creían que quemando cedro y aplicando su aceite se podía librar a una casa de la peste (aunque las ratas no estuvieran de acuerdo). El herborista inglés del siglo XVII Nicholas Culpeper observó que la madera y el aceite de cedro aliviaban desde los problemas cardiacos y la falta de aliento hasta los dolores de parto. En la actualidad, el "aceite de cedro" comercial suele obtenerse de la destilación de la madera, las hojas y otras partes de otras coníferas además del cedro, como el enebro y el ciprés, pero el resultado es similar. El aceite de cedro sigue brillando como repelente de insectos y como aroma favorito en aromaterapia.

Los nativos americanos utilizaban el aceite de cedro para curar heridas, aliviar músculos doloridos, curar dolores de cabeza y estreñimiento, e incluso eliminar verrugas.  

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4) El escandio abunda en la Luna y puede utilizarse para iluminar un campo de béisbol

El escandio, un metal plateado casi tan ligero como el aluminio pero con un punto de fusión más alto, fue descubierto por el químico sueco Lars F. Nilson en 1879. Una década antes, Dimitri Mendeleev, el ruso padre de la tabla periódica, predijo que debía existir un elemento entre el calcio y el titanio, al que llamó ekaboron. Nilson dio la razón a Mendeleev, pero optó por llamarlo escandio, por la región de su descubrimiento.

Nilson descubrió el escandio por casualidad mientras estudiaba los llamados metales de tierras raras. La mayoría de estos metales no son raros, pero el escandio es una excepción: es más abundante en la Luna que en la Tierra. El escandio puro se crea en los hornos cósmicos de las supernovas, pero en nuestro planeta sólo se encuentra en pequeñas cantidades unido a otros elementos. La primera libra de escandio puro no se produjo hasta 1960. Una de las pocas minas de escandio del mundo se encuentra en Rusia, donde el metal de baja densidad se combinó con aluminio para crear una aleación para aviones militares.

El escandio es mucho más caro de producir que el aluminio, por lo que su uso no está muy extendido. Sin embargo, aparece en cuadros de bicicleta ligeros y palos de lacrosse. Y los bates de béisbol de aleación de escandio crean un "efecto trampolín" elástico que ayuda a los bates a propulsar las pelotas con mayor eficacia. El metal también se utiliza en componentes de productos aeroespaciales.

El yoduro de escandio se utiliza en lámparas de vapor de mercurio para fabricar las luces diurnas de los estudios de Hollywood y los estadios deportivos.

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5) Papel de aluminio: de sobras a obras de arte intemporales

Hemos utilizado el papel de aluminio durante tanto tiempo para envolver las sobras que algunos lo llaman así.

Aunque el estaño no ocupó un lugar tan destacado como el bronce a la hora de dar nombre a las épocas, contribuyó al nacimiento de la Edad de Bronce, cuando las herramientas de bronce empezaron a aparecer en los registros históricos en torno al año 3000 a.C. Los primeros fabricantes de herramientas descubrieron, quizá accidentalmente, que si se añadía estaño al cobre se reducía el punto de fusión y el resultado era más resistente: el bronce. Desde Egipto hasta el Machu Picchu peruano, fue el estaño lo que permitió a los antiguos fundir formas en moldes cerrados, produciendo no sólo herramientas y armas complejas, sino también obras de arte intemporales que los arqueólogos han descubierto. Los antiguos griegos viajaban por mar para abastecerse de estaño, recogiéndolo en las minas de España y las Islas Británicas y comerciando con él por todo el mundo antiguo.

El estaño se ha aleado con muchos otros metales, como el acero, el antimonio y la plata. Incluso ha prestado su nombre a algunas de las cosas que ayudó a crear. Las latas de acero recubiertas de estaño para conservar alimentos se patentaron en Inglaterra en 1810. En Australia, las latas de cerveza siguen llamándose tinnies. El silbato de hojalata se llama así porque originalmente se fabricaba en serie con acero estañado. El estaño es funcional, pero también puede ser decorativo. El estaño artísticamente perforado era una forma popular de permitir que el aire circulara dentro de las cajas de comida, y todavía se puede encontrar decorando las mesas de mucha gente hoy en día.

Este material se ha extraído y adaptado de 'An Uncommon History of Common Things Volume 2' (La historia poco común de las cosas comunes, volumen 2). El libro de National Geographic explora los orígenes de cientos de cosas que usamos y en las que pensamos todos los días y las historias de cómo llegaron a ser tan importantes para nuestras vidas.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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