Una tormenta de ráfagas rápidas de radio detectada a 3.000 años luz

Un equipo de astrónomos ha detectado 15 ráfagas de ondas de radio procedentes de un objeto misterioso en el espacio profundo.

Por Nadia Drake
Publicado 9 nov 2017, 4:27 CET
Telescopio de Green Bank
Un autobús aparcado da un sentido de la escala del Telescopio de Green Bank, un observatorio de radio altamente sensible en Virginia Occidental.
Fotografía de Nrao, Aui, Reuters

Algo ha insuflado vida en una lejana y misteriosa maquinaria cósmica que ha provocado que empiece a expulsar al vacío cantidades gigantescas de energía.

No está totalmente claro qué tipo de objeto es, pero los científicos se refieren al fenómeno que han observado como ráfagas rápidas de radio: una explosión de ondas de radio, fugaz pero increíblemente llena de energía. En este caso, los astrónomos observaron un flujo de ráfagas rápidas de radio procedentes de una galaxia a unos 3.000 millones de años luz de distancia.

Los científicos del proyecto Breakthrough Listen realizaron este descubrimiento porque, afortunadamente, sabían dónde tenían que buscar. El equipo había programado al gigantesco Telescopio de Green Bank en Virginia Occidental para que mirase a un punto celestial donde se había observado con anterioridad una ráfaga rápida de radio denominada FRB 121102.

El Observatorio de Green Bank en Virginia Occidental alberga el telescopio dirigible más grande del mundo. Empleando datos del Green Bank, los científicos pueden estudiar las señales de radio más débiles del universo.

De las casi dos docenas de ráfagas descubiertas hasta ahora, la FRB 121102 es la única que se ha repetido. Por esta razón, es la única ráfaga con una galaxia conocida, identificada a finales de 2016 después de que los científicos emplearan varios telescopios para identificar su origen.

Después de ese descubrimiento, la FRB 121102 se quedó en silencio durante gran parte del 2017. Aunque había presentado antes periodos de quietud y actividad, su silencio resultó alarmante.

«Teníamos miedo de que nuestra oportunidad de estudio se hubiera desvanecido», afirma Casey Law, de la Universidad de Berkeley. «Esta nueva detección sugiere que la FRB 121102 ha vuelto a un estado activo y será más fácil estudiar cómo y qué está produciendo estas poderosas ráfagas».

Las ráfagas rápidas de radio, identificadas por primera vez en 2007, son todavía enigmáticas. Los científicos no saben lo que las impulsa, aunque sí saben que las ráfagas proceden de lugares muy lejanos y, de vez en cuando, de lugares con campos magnéticos muy fuertes.

El equipo del Breakthrough Listen, proyecto diseñado para buscar señales de transmisiones de radio inteligentes en los cielos, apuntó a FRB 121102 para probar el instrumental para dicha búsqueda. También querían entender, entre otras cosas, cómo se modifican estas pulsaciones a medida que viajan a través del plasma interestelar y otra basura intergaláctica.

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    Al fin y al cabo, esos tipos de señales son unas de las principales emisiones que el equipo podría esperar recibir de una civilización extraterrestre, según Andrew Siemion, director del Centro de Investigación SETI, de Berkeley.

    Sin embargo, durante un tiempo, la FRB 121102 parecía haberse quedado sin fuerzas. Pero cuando el equipo del Breakthrough echó un vistazo el 26 de agosto, vieron 15 ráfagas en una hora de observación, el mayor número que ha producido la FRB 121102 desde el año pasado. También observaron ráfagas con las frecuencias más altas registradas hasta ahora, lo que podría sugerir una gran cantidad de variabilidad en esta emisión.

    Nadie sabe por qué la FRB 121102 se ha vuelto a activar, o si esta nueva ronda de ráfagas es una pista que conduce al motor astrofísico que potencia este fenómeno. Algunos científicos sospechan que no tiene mucho que ver con lo que da energía al fenómeno, sino que en su lugar depende de varias lentes cósmicas que magnifican sus emisiones periódicamente.

    Con la FRB 121102, «hemos visto "tormentas de ráfagas" antes, incluyendo el pasado agosto y durante septiembre, cuando las observaciones del Very Large Array estaban vacías y de repente, ¡pum!, ahí estaban», afirma Shami Chatterjee, de la Universidad Cornell.

    «La coincidencia en el mes también nos ha sorprendido», afirma él. «¿Tenemos más probabilidades de ver ráfagas durante alguna estación en particular, cuando todo se alinea de alguna forma? Esta es todavía una gran especulación —y hay gente que se disculpa por hablar del tema siquiera—, pero quién sabe».

    Incluso hay mayores especulaciones en torno a la fuente de las ráfagas de radio, que se niega a revelarse. Las primeras teorías incluyen agujeros negros primitivos, colisiones de estrellas de neutrones e incluso se han dado conversaciones banales acerca de civilizaciones extraterrestres, aunque los alienígenas no son una explicación que se suela tomar muy en serio.

    «Estamos de acuerdo con la mayor parte de la comunidad astronómica en que la probabilidad de que ET sea la fuente de estas ráfagas es ínfima, pero la fuente sigue siendo misteriosa», afirma Siemion. «Sabemos sin lugar a dudas que el universo es capaz de producir vida tecnológicamente capaz. Como científicos, seríamos negligentes si exluyéramos a priori esta posibilidad».

    Ahora, las investigaciones más serias se centran en las magnetoestrellas, cuerpos increíblemente densos y extremadamente magnéticos de estrellas que han explotado. Estas estrellas de neutrones en rotación lanzan fulguraciones gigantescas hacia el cosmos, pero si esas explosiones están o no vinculadas a este aluvión de ondas de radio es todavía un misterio.

    También resultaría posible que la FRB 121102 estuviera tan activa que hubiera agotado toda la energía magnética de una magnetoestrella, según Law. «Esa es una emisión de una cantidad de energía enorme».

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