Estos primeros humanos vivieron hace 300.000 años pero tenían facciones de rostros modernos

Los fósiles hallados en un yacimiento de Marruecos podrían haber pertenecido a los primeros Homo sapiens

Por Michael Greshko
Publicado 9 nov 2017, 4:18 CET

En una sabana salpicada de árboles dentro de lo que es hoy Marruecos, un grupo de humanos primigenios se cobijaron junto al fuego con sus herramientas de piedra dispersas sobre el suelo del campamento.

El análisis de las herramientas calentadas al fuego y encontradas en este yacimiento sugiere que estos individuos antiguos vivieron hace más de 300.000 años, es decir, el doble de edad de lo que se pensaba previamente.

Los hallazgos, publicados en la revista Nature, vienen a ocupar un vacío crucial en el registro fósil humano. Esto se debe a que estos individuos presentan similitudes impresionantes con los humanos modernos, pese a haber vivido mucho antes de los que probablemente sean los restos más antiguos de Homo sapiens, descubiertos en un yacimiento de Etiopía y que han sido datados con 195.000 años de antigüedad.

Los residentes del yacimiento marroquí no eran exactamente como los Homo sapiens actuales. Sus cráneos eran menos redondeados y más alargados que los nuestros, lo que podría señalar diferencias entre nuestros cerebros y los suyos. Sin embargo, sus dientes se parecen en gran medida a los que encontramos en las bocas de los humanos modernos, y sus rostros se parecían mucho a los nuestros.

«La cara es la de alguien con quien te podrías cruzar en el metro», explica Jean-Jacques Hublin, paleoantropólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva que dirigió estas investigaciones. «Es bastante impresionante».

Es más, el yacimiento de Marruecos se encuentra en el noroeste de África, lejos de los yacimientos del este y del sur que contenían gran parte de los fósiles de homínidos de África.

Para los paleoantropólogos, la combinación de la localización y la antigüedad de este yacimiento sirve como poderoso recordatorio de que la evolución de los humanos modernos podría haber sido más antigua y dispersa a lo largo de África frente a lo que sugerían los descubrimientos previos.

«Creo que fue inevitable descubrir evidencias de humanos modernos en otras partes de África, y también es inevitable que las fechas puedan remontarse a tiempos anteriores», afirma el paleoantropólogo de la Universidad George Washington Bernard Wood, que no participó en este estudio.

Por lo tanto, los fósiles y las herramientas halladas en Marruecos suponen un importante recordatorio sobre nuestro entendimiento del periplo humano, afirma Wood: «La ausencia de pruebas no es prueba de una ausencia».

El yacimiento marroquí, conocido como Jebel Irhoud, era una mina de barita activa cuando empezó a causar sensación entre los científicos en la década de 1960. Las excavaciones desvelaron herramientas de piedra y algunos fragmentos de cráneos enigmáticos que los científicos inicialmente vincularon a un antiguo pariente de los humanos modernos.

Sin embargo, para entender cuál era el lugar adecuado de los fósiles en la historia humana se necesitaba una datación fiable del yacimiento, lo que suponía una tarea complicada, ya que para una datación precisa se necesita saber qué capa de roca ha sepultado a un fósil específico. Esta fue una información que no se registró durante las excavaciones de la década de 1960 en Jebel Irhoud.

Pese a todo, Hublin siempre había anhelado reabrir el yacimiento para la excavación desde que escuchó hablar de Jebel Irhoud cuando entró en este campo de investigación. En 2004, finalmente convenció a las autoridades locales marroquíes para hacerlo, para lo que tuvieron que reconstruir la carretera hasta la zona y retirar cuidadosamente 198 metros cúbicos de desechos rocosos.

Para alegría de los investigadores, una parte del yacimiento arqueológico había sobrevivido bajo los escombros mineros y contenía más herramientas de piedra, varias pruebas del uso del fuego por parte de los humanos y algunos restos de esqueleto, incluyendo una mandíbula inferior y parte de un cráneo.  

Lo más importante es que haber encontrado las herramientas de piedra y los restos óseos en la misma capa de roca significó que el equipo de Hublin pudo usar las herramientas para datar de forma más precisa los fósiles de Jebel Irhoud.

El equipo se aprovechó del hecho de que las herramientas de piedra habían estado dispersas por el suelo y se habían calentado involuntariamente en las fogatas de los humanos de Jebel Irhoud. El hecho de calentar las herramientas de piedra hizo que la carga eléctrica de estas se redujera a cero. Esto quiere decir que cualquier carga que se encuentre actualmente en estas herramientas habría sido generada después de haber sido sepultadas, a medida que los sedimentos circundantes bombardearon la piedra con radiactividad natural.

El equipo de Hublin pasó un año midiendo la radiactividad del yacimiento de Jebel Irhoud. Comparando esta dosis anual de radiación con la carga eléctrica actual de las herramientas, el equipo pudo determinar que las fogatas de Jebel Irhoud cocieron los objetos entre hace 315.000 y 34.000 años atrás, más o menos.

Esta edad sería dos veces mayor a la edad de Jebel Irhoud establecida en un estudio de 2007 del que Hublin fue coautor, una discrepancia provocada por el modelo de radiactividad menos riguroso del primer estudio. Sin embargo, si se evalúan los datos previos con el nuevo modelo, se obtiene una edad de aproximadamente 286.000 años, en línea con los resultados del nuevo estudio.

Los hallazgos colocan a Jebel Irhoud en una reducida lista de yacimientos fósiles africanos bien datados que contienen restos de humanos modernos y de sus precursores.

Además, las fechas de Jebel Irhoud se superpone a las fechas atribuidas recientemente al Homo naledi, una especie de homínido extinta —e inusual anatómicamente— descubierta en Sudáfrica. El descubrimiento aporta más pruebas de que al menos dos especies totalmente diferentes de homínidos vivieron en África al mismo tiempo.

Para saber más sobre el Homo naledi: ¿Convivió este misterioso hombre-simio con nuestros antepasados?

El mosaico de la humanidad

Teniendo en cuenta los rostros modernos y los cráneos primitivos de los fósiles de Jebel Irhoud, Hublin y su equipo sugieren que las características asociadas a los humanos modernos probablemente no evolucionaron al mismo tiempo. En su lugar, los diversos rasgos que asociamos a los humanos anatómicamente modernos habrían aparecido mediante un tipo de «evolución en mosaico», que aparentemente también presentaban los neandertales.

La humanidad moderna «no era como un nuevo modelo de automóvil que aparecía en una sala de exposiciones con todos los extras incluidos», explica Wood. «Las diferentes partes de la morfología y el comportamiento humanos probablemente aparecieron de forma gradual».

El descubrimiento también muestra cómo los precursores de los humanos modernos se podrían haber dispersado por África, según afirma el equipo de Hublin. Por ejemplo, quizá se extendieron al norte de África durante el periodo Neolítico subpluvial, cuando el desierto del Sáhara en ocasiones albergaba praderas más acogedoras.

Sin embargo, Hublin y su coautor Shannon McPherron ponen énfasis en que todavía no pueden señalar con precisión los lugares del continente en los que evolucionaron los humanos modernos.

Además, los hallazgos plantean un dilema intrigante: ¿deberían los paleoantropólogos tratar los restos de Jebel Irhoud como parte de la especie Homo sapiens?

«El material de Jebel Irhoud se suma al debate sobre dónde deberían los antropólogos trazar la línea divisoria entre lo que llamaríamos un ‘humano moderno’ y lo que no», explica Tanya Smith, paleoantropóloga en la Universidad de Harvard y en la Universidad Griffith de Australia, que no participó en el nuevo estudio.

Por ejemplo, a John Hawks, paleoantropólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison, le preocupan las declaraciones de los autores del estudio que afirman que los fósiles marroquíes pertenecen al clado del Homo sapiens.

«Este estudio va demasiado lejos, en mi opinión», afirma. «Redefinen el concepto de Homo sapiens creando esta categoría de ‘humanos modernos primigenios’, algo que nunca antes había visto».

Aunque Hawks aplaude a los investigadores por sus cuidadosas reexcavaciones, también advierte sobre el riesgo que supone exagerar la importancia del estudio.

«Muchos científicos han señalado los rasgos arcaicos del cráneo [de Jebel Irhoud], y otras similitudes con los humanos modernos en el rostro», añade en un email. Hublin y sus colegas «no están aportando nada nuevo salvo la datación».

Sin embargo, para Wood, el uso de Hublin de la expresión «humanos modernos primigenios» tiene sentido. Y más allá de la precisión de esta etiqueta, añade que los fósiles de Jebel Irhoud tienen su lugar en el tejido de la humanidad.

«Existen pruebas fósiles de que hace 300.000 años había una población que se parecía en varias formas a los humanos modernos, y a partir de ahí puedes entender lo que tú prefieras», afirma Wood.

«O bien expandes la definición de Homo sapiens para incluir a los de [Jebel Irhoud], o bien estas criaturas estaban a medio camino de [convertirse] en humanos modernos».

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