Restos óseos descubiertos en 1940 podrían pertenecer a Amelia Earhart

Un nuevo análisis forense sugiere que los restos óseos descubiertos en una remota isla del Pacífico pertenecían a la famosa piloto.

Por Rachel Hartigan
Publicado 13 mar 2018, 13:38 CET
Amelia Earhart
Amelia Earhart esperaba culminar su carrera en 1937 convirtiéndose en la primera mujer en volar alrededor del mundo. Murió en el intento y sus restos jamás se encontraron. O quizá sí.
Fotografía de Bettman, Getty
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El explorador de National Geographic, el Dr. Robert Ballard, famoso por haber encontrado el Titanic en 1985, se dispone a resolver el misterio de la desaparición de Amelia Earhart. De estreno en octubre en National Geographic, el documental Expedición Amelia Earhart profundizará sobre cómo se convirtió en una de las figuras más intrigantes e inspiradoras de la historia.

Un nuevo análisis forense sugiere que los huesos descubiertos —y posteriormente perdidos— en 1940 en la isla de Nikumaroro, en el Pacífico, podrían pertenecer a Amelia Earhart.

El 2 de julio de 1937, en la antepenúltima etapa de su intento de circunnavegar el planeta, Earhart y su copiloto, Fred Noonan, se dirigían a la isla Howland, al norte del ecuador. Tras despegar de Lae, Nueva Guinea, no consiguieron encontrar Howland y desaparecieron.

Tres años después y a 350 millas náuticas de Howland, un oficial británico en Nikumaroro descubrió 13 fragmentos óseos enterrados cerca de los restos de una hoguera. Los huesos se trasladaron a Fiji, donde dos médicos los examinaron. Uno pensaba que pertenecían a un anciano polinesio; el otro, David Hoodless, postuló que pertenecían a un varón europeo.

Los huesos han desaparecido, pero las siete mediciones de Hoodless han sobrevivido, cuatro del cráneo y tres de las longitudes del húmero, el radio y la tibia.

Recientemente, Richard Jantz, antropólogo forense de la Universidad de Tennessee, Knoxville, analizó dichas medidas, así como las dimensiones del cuerpo de Earhart deducidas a partir de fotografías y prendas de vestir. Las pruebas, según él, «respaldan la conclusión de que los huesos de Nikumaroro pertenecían a Amelia Earhart».

Jantz argumenta que, como mínimo, no puede descartarse esa posibilidad. Las medidas coincidían con su altura, el cráneo podría pertenecer a una mujer y la longitud del resto de los huesos se acerca a las estimaciones de los suyos. «Si los huesos no pertenecían a Amelia Earhart, entonces eran de alguien muy parecida a ella», escribe en Forensic Anthropology.

Estos huesos no son las únicas pruebas que sitúan a Earhart en la isla de Nikumaroro. El Grupo Internacional para la Recuperación de Aeronaves Históricas (TIGHAR, por sus siglas en inglés) lleva mucho tiempo investigando la hipótesis de que Earhart y Noonan aterrizaron con su Lockheed Electra 10E al no poder encontrar Howland.

Los investigadores basan sus hipótesis en las últimas transmisiones por radio de Earhart. A las 8:43 a.m. del 2 de julio, Earhart llamó por radio a la Itasca, un buque patrullero de los guardacostas estadounidenses que la aguardaba en Howland: «KHAQQ [las letras de llamada de la Electra, su aeronave] a Itasca. Estamos en la línea 157 337». La Itasca recibió la transmisión, pero no logró conectar con la señal de radio.

La «línea 157 337» indica que el avión estaba volando en la línea de navegación del noroeste al sureste que atravesaba la isla Howland. Si Earhart y Noonan pasaron sobre Howland, habrían volado o bien al noroeste o bien al sureste de la línea para encontrar la isla. Al noroeste de Howland solo hay océano abierto durante miles de kilómetros; pero al suroeste se encuentra Nikumaroro.

Posteriormente en ese mismo año de 1937, una partida británica exploró la isla con el intento de colonizarla. Eric Bevington, un oficial colonial, se dio cuenta de que parecía un «campamento de noche». También sacó una fotografía de la costa, que incluye un objeto no identificado que, según TIGHAR, podría tratarse del tren de aterrizaje del avión.

Para 1938, la isla había sido colonizada como parte del plan de asentamiento en las islas Fénix, una de las últimas expansiones del imperio británico. Los colonizadores informaron de que habían encontrado partes de aeronaves, algunas de las cuales podrían haber pertenecido a la Electra.

TIGHAR ha realizado 12 expediciones a Nikumaroro desde 1989. Durante dichas expediciones han identificado un lugar que coincide con la descripción de Gallagher del emplazamiento en el que se encontraron los huesos.

En el «Seven Site» —nombre que le han dado por la forma del claro que le rodea— hay restos de varias hogueras, así como restos de aves, peces, tortugas y almejas, lo que indicaría que alguien habría comido allí. Basándose en la forma en la que abrieron las almejas y consumieron el pescado (no se habían comido las cabezas), probablemente no eran isleños del Pacífico.

En este lugar también se han encontrado varios botes de cristal de la década de 1930. Uno de ellos podría haber contenido una crema para ocultar las pecas, un cosmético que es posible que Earhart hubiera utilizado.

El verano pasado, cuatro perros olfateadores de restos humanos que el Instituto Forense Canino llevó a la isla se pusieron alerta sobre el Seven Site, señalando que alguien había muerto allí. Durante una excavación posterior, no se descubrieron más huesos, pero actualmente están realizando análisis de ADN en muestras de tierra del lugar.

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