Robert Ballard encontró el Titanic. ¿Podrá encontrar el avión de Amelia Earhart?

El explorador marino Robert Ballard dirigirá una expedición en una región remota del Pacífico con la esperanza de descubrir qué le ocurrió a la famosa aviadora.

Por Rachel Hartigan
Publicado 24 jul 2019, 10:05 CEST
Robert Ballard
Robert Ballard, célebre por haber encontrado el Titanic en 1985, aplicará su estrategia probada de búsqueda submarina y su buque de investigación de alta tecnología, el E/V Nautilus, en la búsqueda de Amelia Earhart.
Fotografía de Emily Shur, National Geographic
No te pierdas el estreno de Expedición Amelia Earhart el domingo a las 22:00, en National Geographic.
El explorador de National Geographic, el Dr. Robert Ballard, famoso por haber encontrado el Titanic en 1985, se dispone a resolver el misterio de la desaparición de Amelia Earhart. De estreno en octubre en National Geographic, el documental Expedición Amelia Earhart profundizará sobre cómo se convirtió en una de las figuras más intrigantes e inspiradoras de la historia.

Amelia Earhart y su copiloto Fred Noonan desaparecieron hace más de 80 años, el 2 de julio de 1937, durante la penúltima etapa de su vuelo alrededor del mundo. Tras despegar de Lae, en Nueva Guinea, en el Lockheed Electra 10E de Earhart, ambos se dirigieron hacia la diminuta isla Howland, justo al norte del Ecuador. Pero no pudieron encontrarla y, pese a los muchos intentos, nadie ha sido capaz de encontrarlos a ellos.

Ahora, Robert Ballard, el hombre que encontró el Titanic, planea buscar pistas de los aviadores desaparecidos. El 7 de agosto, saldrá de Samoa en dirección a Nikumaroro, una isla deshabitada que forma parte del país micronesio de Kiribati. National Geographic filmará la expedición y la convertirá en un documental de dos horas que se estrenará en otoño de 2019.

El explorador de National Geographic contará con su buque de investigación de última generación, el E/V Nautilus, y su amplia experiencia submarina en esta búsqueda histórica. Además de localizar el Titanic, Ballard descubrió los restos del patrullero de la Segunda Guerra Mundial de John F. Kennedy en el mar de Salomón, el acorazado alemán Bismarck en el Atlántico y muchos barcos antiguos en el mar Negro, así como fuentes hidrotermales en las Galápagos.

Mucha gente lleva buscando a Amelia Earhart desde que desapareció. Los Guardacostas y la Marina estadounidense escudriñaron la zona en barco y avión durante dos semanas. George Putnam, marido de Earhart, contrató a marineros civiles para proseguir con la búsqueda. Finalmente, el gobierno estadounidense declaró que lo más probable era que el avión se hubiera estrellado y hundido en el Pacífico.

Earhart quería encumbrar su carrera en 1937 convirtiéndose en la primera mujer que volaría alrededor del mundo. Desapareció en algún lugar del Pacífico, lo que dio pie a numerosas teorías sobre su paradero.
Fotografía de Bettman, Getty

Sin embargo, las teorías sobre lo que le ocurrió a Earhart abundan, como la de que fue capturada y ejecutada por los japoneses o incluso que sobrevivió como ama de casa anónima en Nueva Jersey. Durante años, muchos aficionados han buscado pistas de Earhart o su avión en las islas Marshall, en Saipán y en las profundidades del mar.

Una de las principales teorías, propuesta por el Grupo Internacional para la Recuperación de Aeronaves Históricas (TIGHAR, por sus siglas en inglés), es que Earhart y Noonan aterrizaron en Nikumaroro. Este atolón coralino se encuentra a 350 millas náuticas al sudoeste de Howland, cerca de la línea de vuelo (157 NW 337 SE) que identificó Earhart en su último mensaje de radio confirmado. La isla posee un arrecife plano en el que Earhart podría haber aterrizado con el Electra con marea baja.

TIGHAR ha enviado 13 expediciones a la isla, entre ellas una con National Geographic que llevó perros forenses para buscar los restos de Earhart. Los perros localizaron un aparente campamento donde un humano podría haberse muerto y descompuesto hace tiempo. No hallaron huesos, pero se tomaron muestras del suelo y todavía se está analizando el ADN.

«Espero con ganas que la expedición prospere», afirma Ric Gillespie, director ejecutivo de TIGHAR. Cree que, desde entonces, la hipótesis de Nikumaroro ha quedado demostrada. Pero, según él, «el público quiere un trozo del avión».

Dos elementos de prueba recogidos por TIGHAR convencieron a Ballard de que Nikumaroro es el lugar más prometedor para la búsqueda. En una fotografía de la isla de octubre de 1937 aparece una forma borrosa que podría haber sido una parte del tren de aterrizaje del Electra. Y los mensajes de radio registrados los días posteriores a la desaparición de Earhart sugieren que acabó como náufraga en Nikumaroro.

Ninguno de los intentos anteriores de hallar pruebas del paradero de Earhart ha sido concluyente, pero Ballard no se inmuta.

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    «Soy cazador, tienes que convertirte en la presa que cazas», afirma el geólogo marino y exmarine, que se ha imaginado enfrentado a las opciones de Earhart. «Me coloqué en aquella cabina y empecé a convertirme en Amelia».

    La caza del próximo mes tendrá lugar en mar y en tierra. Un equipo dirigido por Fredrik Hiebert, arqueólogo de la National Geographic Society, peinará ubicaciones específicas de la isla, mientras que Ballard y Allison Fundis, directora de operaciones del Ocean Exploration Trust, supervisarán la búsqueda submarina. La estrategia de búsqueda de Ballard, perfeccionada en más de 150 expediciones marinas, insta al uso del sónar para cartografiar el fondo del mar y desplegar una serie de vehículos remotos, entre ellos uno que puede alcanzar los 4000 metros de profundidad.

    «Es de lejos la tecnología submarina más sofisticada que hemos tenido jamás», afirma Tom King, arqueólogo que ha participado en muchas expediciones en Nikumaroro. «Será muy interesante aplicar la tecnología de Ballard».

    Con todo, las probabilidades de hallar pruebas concluyentes son escasas. El propio Ballard describe la zona que estudiará como «un encuentro de altas energías del océano con un arrecife vivo», un lugar donde un avión habría quedado pulverizado enseguida.

    En el transcurso de su larga carrera llena de distinciones —en la que figura un reciente nombramiento para dirigir el Ocean Exploration Cooperative Institute de la NOAA—, Ballard ha dicho muchas veces que está en el negocio de encontrar cosas. Pero el explorador de 77 años parece adoptar un enfoque algo más filosófico sobre la próxima expedición, que podría ser una de sus últimas.

    «Quizá haya cosas que no deberían encontrarse», afirma. «Veremos si Amelia es una de ellas».

    Expedición Amelia Earhart, estreno en otoño en National Geographic.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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