Por qué Alemania se rindió dos veces en la Segunda Guerra Mundial

Atormentados por los fantasmas de la Primera Guerra Mundial y un futuro comunista incierto, los aliados decidieron cubrir todas las posibilidades.

Por Erin Blakemore
Publicado 7 may 2020, 14:48 CEST
Soldados estadounidenses celebrando la rendición

Los soldados estadounidenses celebran la primera rendición incondicional de Alemania, que entró en vigor el 8 de mayo de 1945. Para evitar la posibilidad de una rendición ilegítima, el líder de la URSS Joseph Stalin organizaría una segunda rendición al día siguiente.

Fotografía de Hulton-Deutsch Collection, Corbis, Getty
Descubre más a través de un especial de documentales sobre la Segunda Guerra Mundial en National Geographic, todos los domingos a partir de las 16.00 h.

El 7 de mayo de 1945, Alemania se rindió incondicionalmente ante los aliados en Reims, Francia, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial y el Tercer Reich.

¿O fue el 9 de mayo en Berlín?

Ambas respuestas son válidas. Debido a las ideologías bélicas, las trifulcas entre la Unión Soviética y sus aliados y el legado de la Primera Guerra Mundial, Alemania se rindió dos veces.

Conforme la victoria aliada parecía más segura en 1944 y 1945, Estados Unidos, la URSS, Francia y el Reino Unido dieron tumbos en lo que respectaba a las ideas de los términos de la rendición alemana. Sin embargo, el 30 de abril de 1945, cuando Adolf Hitler se suicidó en un búnker de Berlín y su dictadura finalizó de forma sangrienta, aún no estaba claro cómo se organizaría la firma de la capitulación política o militar.

Hitler había nombrado a Karl Dönitz, un almirante naval y un nazi ferviente, como sucesor en caso de muerte. Dönitz estaba condenado no a gobernar una Alemania nueva, sino a orquestar su disolución. Enseguida delegó en Alfred Jodl, jefe del mando de operaciones de las Wehrmacht, para que negociara la rendición de todas las fuerzas alemanas con el general Dwight D. Eisenhower.

Alfred Jodl, jefe del mando de operaciones de las Wehrmacht, firma un acta de capitulación militar incondicional y alto el fuego el 7 de mayo de 1945.

Fotografía de Universal History Archive, Universal Images Group, Getty

Dönitz esperaba ganar tiempo con las negociaciones para sacar a todos los soldados y civiles alemanes posibles de la trayectoria de avance de los rusos. También esperaba convencer a Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que desconfiaban de la URSS, de que se volvieran en contra de la Unión Soviética para que Alemania pudiera continuar la guerra en ese frente. En cambio, Eisenhower previó el engaño e insistió en que Jodl firmara un acta de capitulación sin negociaciones.

El 7 de mayo, Jodl firmó un «acta de capitulación militar» incondicional y un alto el fuego que entrarían en vigor a las 23:01 CET (hora central europea) del 8 de mayo. Cuando Joseph Stalin supo que Alemania había firmado la capitulación incondicional de todos sus soldados en Reims, se enfureció. Según él, como la URSS había sacrificado más soldados y civiles durante la guerra, su comandante militar más importante debería aceptar la rendición de Alemania, no el oficial soviético que había sido testigo de la firma en Reims. Stalin también se opuso a la localización de la firma: sostuvo que, como Berlín había sido la capital del Tercer Reich, ese debería ser el emplazamiento de su rendición.

La tercera objeción de Stalin (que Jodl no era el oficial militar de mayor rango de Alemania) sería la más convincente para el resto de los aliados, que recordaban cómo la firma del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial contribuyó a plantar las semillas de la siguiente guerra mundial.

más popular

    ver más

    Pat Burgess agita un periódico que proclama la victoria de los aliados con la esperanza de que su marido regrese pronto del frente en Alemania.

    Fotografía de Reg Speller, Fox Photos/Hulton Archive/Getty

    Los londinenses celebran la capitulación de Alemania el 8 de mayo de 1945, un día antes de la segunda (y última) rendición de Alemania en Berlín.

    Fotografía de Picture Post, Hulton Archive/Getty

    En 1918, cuando el Imperio alemán se tambaleaba al borde de la derrota, se derrumbó y fue remplazado por una república parlamentaria. Matthias Erzberger, el nuevo secretario de Estado, había firmado el armisticio de Compiègne, en el que Alemania se rendía incondicionalmente.

    La capitulación fue una sorpresa para casi todos los civiles alemanes, a quienes habían contado que su ejército estaba a las puertas de la victoria. Por consiguiente, empezaron a circular rumores de que el nuevo gobierno civil de Alemania (y otros chivos expiatorios populares como los marxistas y los judíos) habían apuñalado por la espalda al ejército. Finalmente, Erzberger fue asesinado por ese mito, que se convirtió en un refrán común entre los miembros del nuevo partido nazi conforme se consolidaban para hacerse con el poder.

    Stalin argumentó que permitir que Jodl se rindiera en nombre de Alemania en la Segunda Guerra Mundial podría abrir la puerta a otro mito de puñalada por la espalda, ya que Dönitz, un jefe de estado civil, había delegado en él. Preocupados por que Alemania pudiera volver a insistir en que su rendición era ilegítima si alguien que no fuera el mariscal de campo Wilhelm Keitel, comandante supremo de las fuerzas alemanas, firmaba personalmente el documento, los aliados decidieron reorganizar la capitulación.

    El 8 de mayo, Keitel acudió a Karlshorst, un suburbio de Berlín, para firmar el documento frente al mariscal soviético Georgy Zhukov y una pequeña delegación aliada. Pero Keitel defendió una cuestión menor: quería añadir una cláusula que proporcionara a sus soldados un periodo de gracia de al menos 12 horas para asegurarse de que recibieran las órdenes de alto el fuego antes de enfrentarse a posibles sanciones por seguir luchando. Finalmente, Zhukov ofreció a Keitel una promesa verbal, pero no le concedió su solicitud de añadir la cláusula. Debido al retraso, el documento no se ejecutó hasta después de la supuesta hora de comienzo del alto el fuego y el 9 de mayo ya había llegado.

    Los rusos aún celebran el Día de la Victoria cada 9 de mayo. La prensa soviética ni siquiera informó de la rendición de Reims hasta un día después, lo que según algunos observadores era una prueba de que la segunda capitulación fue un movimiento propagandístico orquestado para que Stalin pudiera atribuirse más mérito por poner fin a la guerra. Con todo, en el resto del mundo se conmemora el Día de la Victoria en Europa cada 8 de mayo, el día en que se suponía que empezaría oficialmente el alto el fuego.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

    más popular

      ver más
      loading

      Descubre Nat Geo

      • Animales
      • Medio ambiente
      • Historia
      • Ciencia
      • Viajes y aventuras
      • Fotografía
      • Espacio

      Sobre nosotros

      Suscripción

      • Revista NatGeo
      • Revista NatGeo Kids
      • Disney+

      Síguenos

      Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved