Un nuevo brote de Ébola se extiende en la República Democrática del Congo

La epidemia se declaró el pasado 1 de junio y es la undécima que afecta al país desde que se llevan a cabo registros.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 9 sept 2020, 16:25 CEST
Enmarcada en el contexto de milicias armadas y pobreza extrema que vive este país centroafricano, la ...

Enmarcada en el contexto de milicias armadas y pobreza extrema que vive este país centroafricano, la provincia de Ecuador nunca se había enfrentado al virus, por lo que entre su población reina el desconocimiento sobre la enfermedad, el miedo a sus consecuencias y la desconfianza hacia la asistencia médica, dirigida en su mayoría por extranjeros.

Fotografía de Franck Ngonga

Mientras el mundo entero se pregunta cómo afrontar el escenario de absoluta incertidumbre que dibuja la pandemia del COVID-19, la República Democrática del Congo suma un desafío más a la primera línea de su frente: cuando parecía que la décima epidemia del ébola llegaba a su fin, un nuevo brote se ha extendido hasta alcanzar 12 zonas sanitarias de la provincia de Ecuador, al oeste del país.

Hasta el pasado día 6 de septiembre ya se habían registrado un total de 112 nuevos casos en la provincia, incluidas 48 muertes. Aunque afortunadamente la región no se enfrenta a los mismos problemas de seguridad y violencia que afectan a la región del noreste, víctima del último brote, los desafíos logísticos que presenta el brote en esta provincia son enormes.

Hasta el pasado día 6 de septiembre ya se habían registrado un total de 112 nuevos casos en la provincia, incluidas 48 muertes.

Fotografía de Franck Ngonga

El continente sufrió la epidemia más fuerte de la historia entre 2014 y 2016 y provocó la muerte de más de 11.000 personas. Cuando el virus llegó a la República Democrática del Congo, en 2018, los médicos ya tenían más conocimiento sobre la enfermedad, pero desde entonces los esfuerzos por erradicar el virus en el país se han enfrentado a once epidemias diferentes.

El Ébola alcanza las aldeas más remotas

El virus “se está trasladando con la población, por tierra y río, a áreas remotas en una provincia donde la infraestructura es escasa y las aldeas están lejos unas de otras", explica María Mashako, coordinadora médica de Médicos Sin Fronteras (MSF). Desde el inicio de la vacunación el pasado 5 de junio, la vacuna -rVSV-ZEBOV-GP, que ya fue utilizada en el este del país durante la décima epidemia, se ha administrado a unas 26.500 personas, según los datos oficiales.

Sin embargo, lograr que la atención médica llegue a los lugares más recónditos que ha alcanzado el ébola es uno de los principales desafíos para frenar el brote. “Nos encontramos con todo tipo de retos. Para llegar a la zona de salud de Bolomba, por ejemplo, tuvimos que remontar en canoa el río Likelemba con todos los materiales, medicamentos y personal”, afirma Mathias Dembo, coordinador logístico de la organización.

Lograr que la atención médica llegue a los lugares más recónditos que ha alcanzado el ébola es uno de los principales desafíos para frenar el brote.

Fotografía de Franck Ngonga

Entre las derruidas paredes de un edificio en medio de la selva, un niño de apenas dos años espera los cuidados de los médicos que han de recorrer en moto la espesura que separa esas poblaciones de cualquier centro de salud disponible para tratar el ébola.

“Hay pueblos a los que solo se puede llegar a través de vías fluviales”, afirma la organización. “Para llegar a algunas localidades, hay que caminar horas y horas a través de bosques, mientras que para acceder a las zonas más aisladas solo hay un helicóptero cuyo uso tienen que compartir todas las organizaciones humanitarias presentes en la zona”.

Miedo e ignorancia

Enmarcada en el contexto de milicias armadas y pobreza extrema que vive este país centroafricano de más de 80 millones de habitantes, la provincia de Ecuador nunca se había enfrentado al virus, por lo que entre su población reina el desconocimiento sobre la enfermedad, el miedo a sus consecuencias y la desconfianza hacia la asistencia médica, dirigida en su mayoría por extranjeros.

Desde el inicio de la campaña el pasado 5 de junio, la vacuna -rVSV-ZEBOV-GP, que ya fue utilizada en el este del país durante la décima epidemia, se ha administrado a unas 26.500 personas.

Fotografía de Franck Ngonga

A la dificultad logística se suma por tanto una fuerte carencia educacional que lacra la lucha contra la epidemia, factores que han determinado que las organizaciones humanitarias traten de llevar a cabo un plan de contención descentralizado y basado en la implicación de las comunidades.

Este enfoque, sumado a los esfuerzos de la campaña de vacunación, permite que sean las propias comunidades las que detecten los síntomas y puedan dar la voz de alarma de manera rápida.

"Mi hija contrajo el ébola y dos días después de su muerte yo también fui hospitalizado. Tuve más suerte que ella, ya que estoy aquí para contarlo”. Samwengi Bokuma relata su testimonio para lograr la implicación de todas las comunidades que aún se enfrentan al desconocimiento de la enfermedad. “Desde hace semanas comparto mi caso con las comunidades que visitamos y les explico cuáles son los síntomas de la enfermedad. De esta forma, al menos puedo honrar la memoria de mi hija".

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