Descubre los secretos de los tesoros arquitectónicos de Segovia

Los emblemas históricos de la ciudad de Segovia nos invitan a hacer un recorrido por nuestra geografía para descubrir cómo arte e historia se fusionan en nuestra arquitectura.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 25 oct 2021, 19:22 CEST, Actualizado 27 oct 2021, 11:25 CEST
La ciudad de Segovia cuenta con más de una veintena de iglesias románicas de los siglos ...

La ciudad de Segovia cuenta con más de una veintena de iglesias románicas de los siglos XII y XIII, la ciudad española con más edificios de este estilo tan solo por detrás de Zamora.

Fotografía de Cristina Crespo Garay, National Geographic

Tras cruzar las puertas de una de las ciudades más bellas de España, los 16 kilómetros del emblemático Acueducto de Segovia, con sus imponentes 167 arcos, dan la bienvenida a un enorme abanico de valiosos monumentos históricos. Paseando por las calles de Segovia viajamos ágilmente a lo largo de los siglos y las obras más imponentes de nuestros antepasados.   

“En la visión que el viajero se forma de Segovia, rebullen en caos magnífico todos los monumentos de la ciudad. La mente se llena de palacios, capillas, arcos, capiteles, rejas, ventanas, torres, retablos… La imaginación,  deslumbrada, en horas de recuerdo va de una maravilla a otra. No podemos poner pronto orden y sosiego en la admiración”, afirmó el escritor español Azorín.

Ya en 1884, una Real Orden declaraba al Acueducto Monumento Histórico Artístico, un título que más tarde otorgarían a la Torre de San Esteban, el Monasterio del Parral, la Iglesia de la Vera Cruz y el Alcázar. En 1941, la etiqueta se extendió a toda la parte antigua de la ciudad y, en 1947, las huertas y arboledas que la rodean fueron protegidas como Paraje Pintoresco de las Alamedas y Arbolado. Ya en 1985, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) culminó el proceso incluyendo a esta ciudad en su listado de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, de las cuales 15 ciudades y 44 bienes pertenecen a España.

Cada monumento, calle y edificio de Segovia narra la historia de la época y la cultura que enmarcó su construcción. A lo largo de los años, Segovia ha conocido conquistas, guerras y conflictos de diversas magnitudes entre pueblos y religiones, y sus invasores han dejado en ella grandes tesoros históricos y arquitectónicos. Desde los Neandertales hasta los romanos, pasando por los celtíberos, Segovia ha albergado cientos de historias en un único lugar que se ha ido transformando a lo largo del tiempo.

Con el dominio del pueblo Visigodo, la ciudad fue sede episcopal ligada a Toledo, aunque tras la invasión musulmana perdió mucha población. No fue hasta el siglo XIII, gracias a las ovejas, cuando la ruta de la trashumancia revivió sus calles y la llevó a una época de esplendor en la Edad Media.

Un acueducto romano

Las huellas que dejaron los romanos en las ciudades de nuestra península son muy numerosas, pero entre ellas destaca el Acueducto, que sin apellido todo el mundo entiende que se habla de Segovia. Construido para abastecer de agua la ciudad, es la construcción de ingeniería civil más importante de la Hispania Romana. 20 000 pilares de granito constituyen los 167 arcos que dan la bienvenida a esta gran ciudad.

Su nombre surgió de la fusión de dos palabras latinas: aqua (agua) y ducere (conducir), ya que en su día llevaba las aguas del manantial de la Fuenfría, situado a 17 kilómetros de la ciudad en un paraje denominado La Acebeda, y cruzaba  la plaza del Azoguejo hasta la el desarenador que se encontraba entre la Casa de la Química y el Alcázar.

Acueducto de Segovia y ciudad antigua. El acueducto romano de Segovia llevaba aguas a la ciudad que le otorga el nombre, Segovia. Su construcción data de principios del siglo II d. C. La parte más famosa y más visitada es la arquería que cruza la plaza del Azoguejo.

Fotografía de David Corral Gadea, Wikimédia Commons

Por su complejidad, existen varias leyendas alrededor de la construcción de este hito arquitectónico. La más conocida cuenta que una niña subía cada día hasta lo alto de la montaña a por agua, hasta que un día pidió al demonio dejar de hacer aquella tarea. Según cuenta la leyenda, aquella noche, el demonio se le apareció y le concedió el deseo a cambio de que la niña entregara su alma si el demonio lograba terminar antes de que saliera el sol. Justo a punto de colocar la última piedra, el gallo cantó y la niña se salvó, por lo que en ese hueco, cuentan, se ubica hoy la estatua de la Virgen de Nuestra Señora de la Fuencisla.

El Alcázar de Segovia

Sobre el lugar donde confluyen los ríos Eresma y Clamores se erige imponente la fortaleza del Alcázar de Segovia. Los estilos románico, gótico, mudéjar y renacentista se aúnan en este palacio fortificado, levantado en el siglo XII como vivienda del rey Alfonso VIII, pero hasta la dinastía de los Trastámara no adquirió el aspecto con el que ha llegado hasta nuestros días.

Frente a su portón se encuentran actualmente los jardines que albergan un monumento erigido en honor a los héroes de la Guerra de la Independencia Daoiz y Velarde. Construido en un principio como una fortaleza por el rey Bereber Alí ibn Yúsuf, sus muros han albergado después un palacio real, una prisión estatal, un centro de artillería y una academia militar. A fecha de hoy, se utiliza como museo de archivos militares.

Pegado al Alcázar se encentra otro de los tesoros de la ciudad: la famosa Muralla de Segovia que rodea la ciudad entera. Construida con lápidas de la antigua necrópolis romana y utilizada por árabes, romanos y cristianos, sus muros fueron ampliados por Alfonso VI y albergaba cinco puertas y 80 torres. Con sus más de tres kilómetros, esta hilera defensiva de roca comienza y termina en el Alcázar.

La Catedral de Segovia

Construida en el siglo XVI, una de las curiosidades que enmarca la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos, conocida como la Dama de las Catedrales, es que el campanero habitaba su alta torre hasta mediados del siglo XX. De estilo gótico y renacentista, es una de las catedrales góticas más tardías de España y Europa, ya que en la mayor parte del continente se utilizaba ya la arquitectura renacentista.

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    En su interior posee una estructura en tres altas naves y girola, destacando sus hermosas ventanas y los numerosos vitrales. Sus bóvedas góticas se elevan hasta 30 metros de altura y el crucero está cubierto con una cúpula que terminó el arquitecto español Pedro de Brizuela en el siglo XVII. Su torre alcanza casi los 90 metros y su chapitel original –tuvo que ser reconstruido posteriormente por un incendio - fue construido de madera de caoba americana, de estructura piramidal alcanzaba la mayor altura de España.

    Monasterio de San Antonio el Real

    Construido durante el mandato de Enrique IV, en 1445, el Monasterio de San Antonio el Real, de estilo gótico, es uno de los edificios religiosos más relevantes de Segovia. En su interior se guardan numerosas obras de arte. Ha sido convertido en museo en el que destacan un relicario de plata de San Antonio de Padua y varios trípticos flamencos de la escuela de Utrecht.

    La portada de la iglesia es de estilo gótico isabelino y en ella destacan los escudos del rey Enrique IV, que lo mandó construir. En su capilla mayor predomina sobre todo el estilo mudéjar y su bóveda está recubierta por un curioso artesonado de este estilo ibérico. Su decoración, basada en estrellas, lazos y racimos de piñas mozárabes es muy característica del estilo de este monasterio.

    La Casa de los Picos, el Torreón de Lozoya y más

    Además, durante la Baja Edad Media, muchas casas se construían como pequeñas fortalezas, como la llamada Casa de los Picos, conocida por los lugareños la Casa del Judío,  y que, pese a que se construyó en el siglo XV, tiene el mismo estilo defensivo que otras casas de la urbe castellana. Esta típica casa segoviana fue construida con una singular fachada repleta de sillares tallados en punta de diamante, dándole su carácter rudo de la época medieval.


    También en pleno centro de Segovia, ubicado en la Plaza de San Martín, se alza otro ejemplo de este tipo de arquitectura, el Torreón de Lozoya, construido en piedra berroqueña y considerado uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura civil de esta ciudad. Aunque algunos restos arqueológicos podrían determinar su origen en la época romana, la estética de esta casa-fortaleza lleva el sello del estilo gótico, mudéjar y del Renacimiento. Con su alta torre, el patio y una torre más baja, este castillo a pequeña escala es otro de los reflejos de los fuertes conflictos que vivió Segovia en su Baja Edad Media. 

     

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