¿Cómo fue la vida de los supervivientes de Pompeya tras la erupción del Vesubio?

Los estudiosos modernos siguen las huellas de los supervivientes, que conducen a pueblos y ciudades de toda Campania.

Por Parissa DJangi
Publicado 26 feb 2024, 10:26 CET, Actualizado 28 feb 2024, 9:47 CET
Más de mil habitantes de Pompeya murieron en la erupción del Vesubio

Los arqueólogos han encontrado los restos de más de mil habitantes de Pompeya que murieron en la erupción del Vesubio, y estos moldes de yeso de sus cuerpos conservados en ceniza se han convertido desde entonces en imágenes icónicas de la antigua catástrofe.

Fotografía de David Hiser, Nat Geo Image Collection

Podría decirse que es la erupción volcánica más famosa de la historia: el Vesubio sepultó la ciudad de Pompeya bajo una avalancha de escombros volcánicos en el año 79 d.C. Aunque los historiadores siguen discutiendo sobre la fecha exacta de la erupción, tradicionalmente se ha identificado como el 24 de agosto.

Se ha hablado mucho de las víctimas del Vesubio, cuyos últimos estertores se conservaron primero en cenizas y luego en moldes de yeso creados en el siglo XIX.

Pero aunque Pompeya sea recordada como una ciudad congelada en el tiempo, no todos murieron en la catástrofe. De hecho, los estudiosos han hallado pruebas de que los supervivientes lograron salir de Pompeya y reconstruir sus vidas en las comunidades vecinas.

Una ciudad en vísperas de la destrucción

Puede que Pompeya no fuera el centro del mundo romano antiguo, pero era un núcleo importante en Campania, una región que bordea el golfo de Nápoles. La población de Pompeya oscilaba entre las 6400 y las 30 000 personas. También atrajo a las élites antiguas, que compraron propiedades en los alrededores.

Los terremotos formaban parte de la vida en Campania. De hecho, en el año 79 d.C., Pompeya aún estaba reconstruyéndose tras un fuerte terremoto que había sacudido la ciudad 17 años antes, dañando o destruyendo muchos edificios.

Así que cuando la tierra retumbó con una serie de temblores a finales de agosto, no fue una causa inmediata de alarma para la mayoría de la gente.

Sin embargo, el 24 de agosto se hizo evidente que el Vesubio se estaba agitando.

Plinio el Joven registra sus observaciones mientras el Vesubio entra en erupción a través de la bahía de Nápoles en esta ilustración de un cuadro de la artista suiza Angelica Kauffman. Los escritos de Plinio han aportado a los historiadores importantes datos sobre lo ocurrido en Pompeya.

Fotografía de Bettmann, Contributor, Getty Images

Escapando del desastre

Plinio el Joven, cuyos escritos son una ventana a la vida en el antiguo mundo romano, tenía unos 18 años en el momento de la catástrofe. Estaba con su madre en la villa de su tío en Misenum, una ciudad al otro lado del golfo de Nápoles y a 29 kilómetros al oeste del Vesubio.

Cuando comenzó la erupción, el 24 de agosto, Plinio recuerda haber visto una nube de gas y escombros que salía del Vesubio. Comparó el curioso penacho con "un pino".

Los habitantes de Pompeya, a unos 10 kilómetros del volcán, habrían visto la misma nube extraña e inquietante. Si los temblores de los días anteriores habían sido ignorados en gran medida, no podían pasar por alto el penacho. Los que huyeron inmediatamente de Pompeya en ese momento aún tenían posibilidades de sobrevivir; los que dudaron o se quedaron atrás, no.

Por la tarde, empezaron a llover piedras pómez sobre Pompeya. Destruyeron edificios y golpearon a cualquiera que intentara escapar en el último minuto. Cenizas, gases tóxicos y escombros sepultaron Pompeya a primera hora del día siguiente.

Plinio y su madre fueron algunos de los que huyeron de la bahía de Nápoles. Recuerda que, cuando la oscuridad y la ceniza se apoderaron de los supervivientes, reinó el caos.

"Se oían los chillidos de las mujeres, los gritos de los niños y los alaridos de los hombres; unos llamando a sus hijos, otros a sus padres, otros a sus maridos, tratando de reconocerse por las voces que respondían".

La escena fue probablemente similar a la que vivieron las gentes que corrían desde Pompeya.

Cuando el volcán se calmó, Plinio y su madre regresaron a Misenum. Tuvieron suerte. Para los supervivientes de Pompeya, no habría ningún hogar al que pudieran regresar.

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      El Monte Vesubio diezmó Pompeya (incluida la sección central que aparece en la foto) con ceniza, piedra, gas tóxico y escombros. Incluso los que sobrevivieron no encontraron nada de sus hogares.

      Fotografía de David Hiser, Nat Geo Image Collection

      Tras el rastro de los supervivientes

      Se calcula que unas 2000 personas murieron en Pompeya durante la erupción. Eso significa que miles más pueden haber sobrevivido. ¿Adónde fueron?

      El destino obvio de los supervivientes de Pompeya incluía pueblos y ciudades de Campania, donde amigos y familiares podrían haberles ofrecido refugio.

      Neapolis, o la actual Nápoles, fue probablemente una de ellas. Una prueba de ello es un antiguo altar conmemorativo en la actual Rumanía que honra a los soldados caídos. En él figura un oficial militar, cuyo nombre se ha perdido, y se le identifica como residente en Pompeya y Neápolis, lo que sugiere que se trasladó a la ciudad tras la catástrofe.

      En los últimos años, el especialista en Historia Clásica Steven L. Tuck descubrió que al menos cinco familias pompeyanas se trasladaron a Neápolis tras la erupción. Tuck rastreó minuciosamente la migración de los posibles supervivientes a través de sus apellidos, que eran exclusivos de Pompeya. Localizó estos nombres en inscripciones de tumbas en lugares de la Campania posterior al año 79 d.C. Otras comunidades que acogieron a supervivientes de Pompeya fueron Cumas y Puteoli.

      Tuck también halló pruebas de que familias de Pompeya no emparentadas entre sí se casaron después de la erupción. Las familias Licinii y Lucretii, por ejemplo, parecen haberse unido en matrimonio en Cumas, lo que sugiere que podrían haber formado parte de una comunidad pompeyana allí.

      Ruinas del antiguo templo romano de la diosa Isis en Pompeya. Los historiadores siguen encontrando pruebas de que quienes sobrevivieron a la catástrofe se asentaron en ciudades cercanas y reconstruyeron sus vidas.

      Fotografía de Avsinn, Getty Images

      Ayuda en caso de catástrofe

      El Gobierno romano también parece haber intervenido para ayudar a los supervivientes de Pompeya.

      Tito, emperador entre los años 79 y 81 d.C., se puso en marcha cuando Roma recibió la noticia de la erupción del Vesubio. Según el antiguo biógrafo Suetonio, Tito "mostró no sólo la preocupación de un emperador, sino también el profundo amor de un padre, ya fuera ofreciendo mensajes de simpatía o prestando toda la ayuda económica que pudo".

      Tuck también argumentó que Tito apoyó proyectos de construcción para acomodar la afluencia de supervivientes de Pompeya por toda Campania. Entre los proyectos: la construcción de templos dedicados a los dioses que muchos en Pompeya preferían adorar, como Vulcano e Isis.

      Puede que el fuego del Vesubio acabara con la vida que conocían, pero los supervivientes de Pompeya encontraron formas de reconstruir tras el desastre.

      La antigua Roma 101

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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