Un voluntario militar griego con una réplica de la armadura Dendra, de la Edad de Bronce

Soldados modernos ponen a prueba las armaduras de la Edad de Bronce: ¿resistieron?

Puede que la armadura de Dendra, de 3500 años de antigüedad, no parezca muy convincente, pero una nueva investigación demuestra lo digna de batalla que era en realidad.

Un voluntario militar griego lleva una réplica de la armadura Dendra, de 3500 años de antigüedad, y porta una réplica de una espada de la Edad de Bronce. El casco está hecho de colmillos de jabalí y representa la valentía y la destreza cazadora de los soldados micénicos.

Fotografía de Andreas Flouris and Marija Marković
Por Tom Metcalfe
Publicado 23 may 2024, 10:51 CEST, Actualizado 24 may 2024, 13:32 CEST

Por primera vez, unos investigadores han aplicado las modernas ciencias del deporte para responder a una pregunta centenaria: ¿Daban sus armaduras a los griegos de la Edad de Bronce una ventaja desmesurada en el campo de batalla?

Los estudiosos llevan mucho tiempo observando que algunas escenas de la Ilíada, el relato épico de Homero sobre la guerra de Troya, contienen anacronismos, como los carros y las técnicas de guerra de los hoplitas, que eran comunes cuando se escribió, en la Grecia Arcaica (siglos VIII-VI a.C.), pero no en la Edad de Bronce, en la que probablemente transcurre la historia.

En 1960, unos arqueólogos que trabajaban cerca de Micenas, la legendaria capital del rey Agamenón, descubrieron una extraordinaria armadura de aleación de cobre con un casco fabricado con colmillos de jabalí.

Conocida como la armadura de Dendra o la panoplia de Dendra, data del siglo XV a.C., unos siglos antes de que probablemente tuviera lugar la guerra de Troya que inspiró a Homero.

Un voluntario de la 32ª Brigada de Infantería de Marina del Ejército Helénico asesta un golpe a un blanco de madera. Aunque la armadura de la Edad de Bronce puede parecer poco manejable, ofrecía mejor protección que el otro tipo de armadura que se utilizaba típicamente en la época, que consistía en pequeñas escamas de bronce sobre un soporte de lino.

Fotografía de Andreas Flouris and Marija Marković

La armadura de Dendra no es elegante ni gallarda, sino un traje enorme y difícil de manejar que se asemeja a un horno móvil; sin embargo, su falta de daños en combate ha llevado a algunos investigadores a creer que podría haber sido sólo para uso ceremonial.

Sin embargo, investigaciones anteriores indicaban que la armadura de Dendra sí era apta para la batalla; y este último estudio, publicado en la revista PLOS ONE, revela con precisión cómo los antiguos guerreros debieron de soportar su peso y calor durante un día de batallas cuerpo a cuerpo a finales de la Edad de Bronce.

Y lo que han encontrado también sugiere que el estilo de armadura Dendra era un "arma secreta" que dio a los micénicos una poderosa ventaja en conflictos como la guerra de Troya.

Para el estudio, los investigadores reclutaron a 13 voluntarios de la 32ª Brigada de Infantería de Marina del Ejército Helénico para que vistieran réplicas de la armadura durante una simulación de 11 horas de una batalla de finales de la Edad de Bronce.

Los investigadores también estudiaron la Ilíada, conocida por ser un palimpsesto de estilos de lucha y artefactos de guerra antiguos, incluidas tácticas de guerra de finales de la Edad del Bronce que Homero, que supuestamente compuso la epopeya unos 500 años más tarde, desconocía.

Compararon las descripciones de las batallas de Homero con las pruebas arqueológicas para determinar qué aspectos podían aceptarse como históricamente probables y cuáles debían descartarse como licencias poéticas.

La Ilíada "describe aspectos de la batalla que sabemos que se daban en el mundo micénico", afirma el coautor y arqueólogo Ken Wardle, de la Universidad Birmingham (Reino Unido); y su protocolo de simulación de combate tenía en cuenta otros aspectos de las condiciones de un guerrero hace unos 3300 años.

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    Este breve vídeo muestra a los voluntarios del estudio aprendiendo distintas combinaciones de las técnicas de combate de la Edad de Bronce tardía, basadas, en parte, en las descripciones de la 'Ilidad' de Homero. También se les puso en una dieta de la Edad de Bronce que incluía ternera, queso de cabra, cebolla y vino tinto.

    Protocolo de simulación de combate

    El protocolo de simulación de combate fue puesto en acción por los 13 voluntarios, que habían sido seleccionados según la estatura, el peso y la edad adecuados de los guerreros de finales de la Edad del Bronce.

    Los voluntarios se prepararon para el protocolo comiendo sólo alimentos cuidadosamente pesados, según un plan de nutrición que consistía en pan seco, carne de vaca, aceitunas, queso de cabra, cebollas, vino tinto y agua, una dieta que los investigadores consideraron típica para un ejército micénico en movimiento.

    Después se les despertaba antes del amanecer y se les daba un desayuno medido; en ese momento se les tomaban muestras de orina y sangre y se les colocaban sensores para medir su temperatura corporal y sus constantes vitales durante el experimento.

    A todos los marines se les equipó con una réplica exacta de la armadura Dendra, hecha de aleación de cobre y con un peso aproximado de 18 kilos; una réplica del famoso casco con forma de colmillo de jabalí; y réplicas de lanzas y espadas de la Edad de Bronce, que blandieron durante las siguientes 11 horas de combate simulado, con ejercicios de intervalo de alta intensidad como carreras de velocidad y golpes, con breves pausas cronometradas para descansar o comer.

    Todos los voluntarios completaron con éxito el simulacro de combate y sólo uno mostró signos de bajada de azúcar en sangre tras la "batalla", lo que indica que la estimación del estudio de unas 4400 calorías de comida por guerrero micénico es correcta.  

    Muchos de los voluntarios también declararon sufrir altos niveles de fatiga, dolor en la parte superior del cuerpo por el peso de la armadura y dolor en los pies por caminar, correr y luchar descalzos.

    Tras el simulacro de combate de 11 horas, un voluntario del estudio muestra hematomas relacionados con el blindaje y sensores que miden la temperatura de la piel.

    Fotografía de Andreas Flouris

    Ventajas de la armadura

    Según Wardle, la investigación demuestra que la armadura Dendra ofrecía mejor protección que el otro tipo de armadura utilizado habitualmente a finales de la Edad de Bronce, que consistía en pequeñas escamas de bronce sobre un soporte de lino, pero a costa de la movilidad, que se valoró más en épocas posteriores.

    Los rasgos reveladores de que la armadura de Dendra estaba diseñada para el combate son las placas triangulares fijadas en el interior de las hombreras, que sólo tienen sentido para proteger la axila cuando se levanta un brazo; y las extensiones de la armadura sobre la parte superior de los brazos para proporcionar flexibilidad y protección durante el combate cuerpo a cuerpo, explica Yiannis Koutedaki, coautor del estudio y profesor emérito de fisiología aplicada en la Universidad de Tesalia.

    El autor principal del estudio, Andreas Flouris, catedrático de fisiología de la Universidad de Tesalia, señala que el blindaje Dendra proporcionaba importantes ventajas en los combates a media distancia, entre 1,80 y 1,80 metros: "A esa distancia, la armadura protegía al portador de la mayoría de los peligros".

    El peso de la armadura era un inconveniente, pero propició el desarrollo de armas y tácticas que dieron a los guerreros micénicos una ventaja decisiva. "Los líderes llevaban armaduras completas, bien hechas y funcionales, y solían ser guerreros de élite con amplia experiencia en batalla", afirma Flouris. Pero "la mayoría de los seguidores llevaban armadura ligera o ninguna, y su tarea consistía en proteger a su líder en los encuentros cuerpo a cuerpo".

    El equipo de investigación también creó un programa informático gratuito, conocido como Modelo del Guerrero de la Edad de Bronce Tardía, que utiliza los datos recogidos durante su estudio para predecir con exactitud los resultados de los combates con distintas variables, como los ambientes cálidos o fríos, el ángulo del sol o la frecuencia de los combates. 

    Un voluntario moderno con una réplica de armadura antigua hace una pausa en el combate para ponerse un analizador de gases que controla el gasto energético. "Una armadura como ésta habría transformado el campo de batalla", afirma el arqueólogo Barry Molloy, que no participó en el estudio.

    Fotografía de Andreas Flouris and Marija Marković

    Transformación del campo de batalla

    Las armaduras también desempeñan un importante papel temático en la Ilíada, más allá de la protección puramente física: "En la Ilíada, la armadura simboliza a menudo la identidad y el estatus del guerrero y se asocia a menudo con el código heroico", explica Flouris; "es un marcador visible del honor y el valor de un héroe".

    El arqueólogo Barry Molloy, del University College de Dublín (Irlanda), no participó en el último estudio, pero ha evaluado la idoneidad de la armadura Dendra para el combate.

    "El corsé de Dendra es uno de los hallazgos más interesantes de armaduras de la Europa prehistórica, y no se puede subestimar su importancia para comprender la larga historia del desarrollo de las armas y la guerra", afirma.

    Este tipo de armadura era tecnología militar de vanguardia en la época, y copias más sencillas de ella aparecieron en otras partes de Europa unos 100 años después, afirma Molloy: "Trajes de armadura como éste habrían transformado el campo de batalla."

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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